Yeonjun andaba de aquí para allá en toda la cocina, buscando lo necesario para hacer la comida. Las piernas me temblaban y mi garganta me palpitaba, obligándome a tomar respiros suaves y hondos, para no terminar perdiendo la cabeza. Ahora ni siquiera podía perder mis pensamientos en mis propias manos porque éstas me provocaban más ansiedad.
El acuerdo entre los hermanos y yo era simple: comenzaríamos el ritual siempre y cuando me separe definitivamente de Yeonjun y hoy era el día en que debía hacerlo.
—Jun.
—Mmmh.
—Deja eso, por favor, tenemos que hablar y estoy segura que ninguno de los dos querrá comer luego.
Apagó la estufa y se giró con la ceja alzada. Se sentó enfrente mío y se cruzó de brazos, esperando a que empiece a hablar. Los nervios comenzaron a hacerse más notorios en mi cuerpo, revolviéndome el estómago, tragué la saliva acumulada en mi boca y luego me decidí.
—Debemos terminar.
—¿Qué?
—Escucha, estos últimos días han sido horribles, en todos los sentidos posibles... Tú me ignoras, luego me tratas bien, luego quieres utilizarme... Estamos volviendo a ser los de antes y honestamente, ya no quiero estar aquí, es momento de que me olvides y olvides tu fantasía conmigo porque de ninguna manera se podrá.
—_____ ¿Por qué dices eso, de repente? Yo te amo, te he tratado como la reina que eres yo... No puedes irte sólo porque sí... Oye, he estado investigando sobre tratamientos que permiten la restauración de la matriz para que se pueda permitir el proceso de un embarazo, vamos a intenta...
—¡Soy estéril! ¡Nada ni nadie lo va a cambiar! —me sobresalté, golpeando la mesa—. Yeonjun, hazle caso a tu madre y busca a otra mujer que sí pueda darte la familia que tanto anhelas, yo ya no te quiero, ya no quiero vivir así, atrapada en una burbuja —suspiré, aflojando mi estado defensivo—. Seamos honestos con nosotros mismos, tú tampoco me quieres, dejaste de hacerlo el día que supiste que no te iba a dar un hijo y ahora..., ahora sólo no queremos estar solos y si seguimos así, vamos a terminar hechos mierda.
La respiración de Yeonjun se desestabilizó, sus ojos temblaron y luego se aguaron. Lo vi morderse la mejilla interna y tragar saliva. Pero en ningún momento pareció que me iba a responder.
—¿Cuál es tu sueño, _____? —me preguntó en un tono tranquilo.
Respiré y volví a sentarme. Con la mirada al frente y sin intenciones de percibirme como un objetivo frágil para él.
—Mi sueño sigue siendo trabajar para la base militar del comandante en jefe; Namjoon —le respondí con la misma suavidad en mis palabras, sintiéndome orgullosa de poder estar llevando la fiesta en paz—. ¿El tuyo cambió? —le cuestioné está vez.
—No —sonrió de manera desastrosa—. Yo también sigo soñando con trabajar en mis propios estudios.
—Y poco a poco lo estás consiguiendo, Junnie —le sonreí—. ¿Pero ahora puedes ver que tu sueño y el mío no están ni cerca de relacionarse? Ni siquiera podríamos darle una buena vida a un hijo.
—Sí, lo tengo muy claro —musitó—. ¿Qué harás ahora?
—Iré a mi hogar con Minnie y volveré a mi trabajo en el parque, pasado mañana vuelvo a integrarme... ¿Estarás bien?
—Tengo muchos sentimientos encontrados, para ser honesto, je, pero ni siquiera puedo sentirme molesto contigo —se sinceró—. Con el equipo hemos encontrado más avances así que, supongo que tendré con qué entretenerme... Va a ser difícil superarte después de tanto.
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MR. SUNSHINE || LEE FELIX
Fiksi PenggemarLa Luna ha caído en una maldición y si no hacen algo, terminará muriendo junto a su brillo y magia. El Sol no puede permitirse perder al amor de su vida. La descendiente de ambos sigue en la tierra, así que el Sol envía a sus hijos para que estos...