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Fue extraño ver la concentración de mi madre luego de que supiera que su hija y un "extraño" estaban unidos en mente y alma. Sus ojos acusatorios incluso atacaron a Seungmin, mirándolo con –al parecer– un pequeño toque de resentimiento, pues básicamente, esto había sucedido cuando él se marchó y me dejó sola. Muy al contrario, mi papá aún estaba en un trance, tratando de entender cómo diablos es que esto era posible. Y no lo culpaba, creo que todos a este punto ya nos hemos estado preguntado lo mismo.

—¿Cuál es tu verdadero propósito en este mundo, Felix? —preguntó mi mamá, con seriedad en su voz—. Honestamente no creo en las casualidades y es una muy grande, el hecho de que hayas aparecido en la vida de mi hija como si nada, para ahora estar unida a ella.

—Le prometo que no quiero lastimar a _____ —mencionó, recomponiendo su postura—. Ella y Seungmin han hecho mucho por mí, así que lo que menos deseo es hacerles mal.

Mamá escuchó con atención y únicamente alejó la mirada para colocarla ahora en las piedras de mis collares. Todas opacas y negras que me hacían sentir en un estado depresivo. Tomó la piedra de la abuela entre sus dedos, analizándola con cuidado, ahogándonos en un silencio agobiante.

—Si mi madre viera el estado de su piedra, habría pegado el grito en el cielo —musitó en un tono bajito, como si sus palabras fueran de ella para ella—. Escucha, Felix —le miró—. Nada me asegura que no eres un maldito demonio que solamente está buscando aprovecharse de mi hija y de sus habilidades... Entonces, dime ¿Cómo puedo no pensar mal de ti en este momento?

Las miradas se fueron hacia Felix. Seungmin y yo sabíamos la historia verdadera detrás de su aparición en la tierra y su origen, pero mamá no, ni siquiera la tía Sun. Estábamos poniéndonos nerviosos porque no sabíamos si la identidad de Felix debía quedarse en secreto o si no habían consecuencias graves si alguien más a parte de nosotros lo sabía. Tampoco era como que me gustaría que mintiera dándole la razón a mi madre, sobre todo por el hecho de que no sabíamos cuales eran las capacidades de mi madre como bruja. No podíamos determinar si era curandera o si era protectora o si incluso era invocadora.

—Le prometo que mi magia no es negra, ni mis orígenes están ligados a la maldad del infierno.

«Tengo que decirle».

Felix, piénsalo, podemos hacer algo más.

La mirada de mi madre se dirigió a mí, provocándome tragar saliva. Pude presentir que estaba sabiendo lo que estaba ocurriendo entre Felix y yo. Estaba dispuesta a hablar por parte de Felix y aclararle a mi madre que estaba equivocada, pero me abstuve de hacerlo cuando la cálida mano de Lix tomó la mira abrazándola con un calorcito que me hizo bajar los nervios repentinamente.

—Puedo saber si me mientes, Felix —advirtió.

—¿Y cómo puedes hacer eso, mamá?, ¿Cuál es tu especialidad? —me interesé, tratando de darle tiempo a Felix para que elabore un cuento convincente.

Papá recapacitó y despertó de su trance, mirándome a mí y luego mirando a su mujer. Bebió un poco de la agua frente a él y luego se lamió los labios, dispuesto a responder con el permiso de mi madre.

—La razón por las que tu abuela reprendió tanto a tu madre después de tu nacimiento, se debe a que ella era practicante de magia negra y blanca —confesó.

—Mi madre siempre me reprendió por ello y me obligó a dejarlo luego de enterarnos de tu existencia —continuó mi madre—. Tu abuela solía echarme la culpa de que tuvieras que vivir con esa maldición tuya, nunca pude quitarle su idea terca de que todo esto era simple karma de mis hechizos con energía negra, así que murió pensando que tu habilidad fue mera culpa mía.

MR. SUNSHINE || LEE FELIX Donde viven las historias. Descúbrelo ahora