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AUTOR OMNISCIENTE

Luna era una plebeya joven y hermosa. Era la representación de la pureza. Siempre se le veía feliz, canturreando por las calles, regalando sonrisas y amor a todo aquel que se encontraba en su camino. A pesar de su posición en la baja sociedad, el nombre de Luna siempre llegaba a salir de las bocas ajenas por su gran corazón. Ella era la curandera del barrio, la que siempre se aventuró a los bosques encantados, en busca de las plantas mágicas con las que aliviaba los dolores de su gente.

Sol era un joven fuerte y carismático que se ganaba todas las miradas con su andar. También era plebeyo y aquello mismo siempre le orilló a pasear por las calles. El de cabellos dorados nunca dudaba en ayudar al primer individuo en apuros que se le cruzara en el camino. Con un corazón enorme y humilde, Sol siempre supo cómo ganarse las grandes sonrisas que todos le regalaban. Él era el cazador de los demonios mágicos, el que cumplía su deber como vigilante de su comunidad, en los alrededores del mismo bosque, para permitir que todos los habitantes pudieran laborar sin miedo.

Fue a primera hora de un tiempo en especial, luego de su descanso largo de rutina. Los cielos púrpuras, brillantes y hermosos les saludaron como de costumbre.

Luna, escapaba de una sirena. Corría como nunca, buscando escapar del bosque encantado, pero desgraciadamente se torció el tobillo y sólo se aguantó las ganas de ponerse a llorar, mostrando valentía incluso en sus aparentes últimos momentos de vida. Ella se quedó estática en el momento que un chorro de sangre azul le cayó en el vestido como consecuencia del degollado de la criatura. El cadáver azotó contra el suelo, desprendiendo magia en el proceso, entonces dos pares de ojos se miraron por primera vez.

Unos mieles que conocieron a unos oceanicos. Eran dos perfectos desconocidos, que se encontraron como dos perfectas piezas de un mismo rompecabezas.

-¿Cuál es tu nombre? -inquirió el caballero cuando su mano tuvo contacto con la más frágil.

-Luna, mi nombre es Luna, ¿Cuál es el suyo, mi salvador?

-Solacio, pero puedes llamarme Sol.

Para Sol, la vida se le detuvo cuando fue testigo de la hermosa sonrisa de la joven frente a él. Así pues, ese día automáticamente se prometió ser el único que pueda ver ese rostro en todo momento. Por otro lado, Luna se quedó encantada con aquellos hechizantes orbes dorados que la miraban fijamente. Nunca, en toda su existencia, se había sentido tan dichosa por tener la atención de alguien, hasta ese momento.

Sol y Luna no necesitaron más de dos descansos largos para saber que eran almas gemelas. Sus corazones latían al mismo son y sus pensamientos eran mínimamente diferentes. Los dos alcanzaban la cúspide de la felicidad con tan sólo mirarse, y en su primer beso, sus mundos colapsaron entre ellos, convirtiéndose en una preciosa galaxia, incluso más bella y maravillosa que la de su mundo real.

Momentos después, los amantes finalmente formalizaron su romance en un casamiento celebrado en la laguna de aguas mágicas y termales. Su matrimonio se hizo famoso con el paso del tiempo entre los pueblerinos gracias a la humildad de ambos. Y debido a su armoniosa unión, se volvió mucho más llevadero para los plebeyos el vivir en esos desgraciados barrios bajos...

 Y debido a su armoniosa unión, se volvió mucho más llevadero para los plebeyos el vivir en esos desgraciados barrios bajos

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MR. SUNSHINE || LEE FELIX Donde viven las historias. Descúbrelo ahora