Capítulo XLII

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La ira está presente en los ojos azules del rey Archer y hasta ese momento no me había puesto a pensar en el enorme parecido que tengo con él. ¿Cómo es que las personas que se encuentran a nuestro alrededor no han notado esto? Más importante que eso, ¿por qué yo no me había dado cuenta? Arrugo el entrecejo y por primera vez en mi vida desconozco que debo hacer o decir. Frente a mí está el rey que se ha comportado demasiado bien conmigo desde que nos conocimos, a mi derecha se encuentra el hombre que hizo pedazos mi corazón y el padre de mi bebé. Jamás imaginé que tendría un bebé tan joven, mucho menos en un momento de mi vida donde todo se encuentra hecho un caos. Maximilian decide romper el silencio después de largos e incómodos minutos:

-Lo que acabo de decir, su alteza, es que estoy irremediablemente enamorado de Sieglinde.

Abro los ojos exageradamente, ¿él se ha vuelto loco? Definitivamente quiere que nos lleven a la horca por haber estado juntos cuando sostenía una relación con la futura reina de Inglaterra. El miedo surge inevitablemente, a pesar de lo que he descubrido recientemente, estoy completamente convencida de que Archer ama profundamente a Lizzabetta; después de todo la vio crecer y convertirse en la mujer que ahora es.

-¡Su descaro ha sobrepasado los límites! ¡¿Cómo osa decirme en mi cara que ama a otra mujer después de embarazar a mi hija?! _Espeta con el enojo a flor de piel, me sobresalto ante tal grito. Todo la ira del rey va dirigida a Maximilian, y no sé de qué sea capaz; por lo que decido intervenir_

-¿Está usted seguro de que tiene moral para decirle algo así al duque, su alteza? _agrego, obteniendo la atención de los dos. Maximlian me observa desconcertado, el rey por su parte sabe que tengo toda la razón. La hija que tan celosamente defiende y yo tenemos más o menos la misma edad; así que tengo la ligera sospecha de que mi madre vivió en carne propia lo que yo estoy experimentando_

-Puede que carezca de moral, Sieglinde; pero no pienso permitir que el duque incumpla la promesa que me hizo. Se casará con mi hija y responderá por mi nieto. _Masculla, Maximlian es ahora la persona que destila odio, ira e impotencia en la mirada. Aunque ya no pueda creer en sus palabras es más que evidente que no le emociona la idea de pasar su vida al lado de Lizzabetta; sin embargo, debe responderle porque ese bebé que ella espera no se hizo solo_

Lo curioso aquí es yo también llevo a su hijo en las entrañas. La idea de irme de la vida del rey Archer y alejarme por completo de la familia Fleminguer es muy tentadora; ya que dentro de unos meses me resultará imposible ocultar mi estado. Detesto mucho estar pasando por esto, y lo peor de todo es que no tengo escapatoria. Debo enfrentarlo, soy Zoe Lewis y nada puede derrumbarme.

-¿En algún momento de esta conversación se ha preguntado que es importante para mí, alteza? _inquiero y él baja un poco la cabeza, la confusión del duque es muy evidente. No pienso decirle nada sobre lo que descubrí recientemente frente al duque, aun así, es más que evidente que para él solo existe una hija y no soy yo_

-Sieglinde...

-No, su alteza, es bonito ver lo mucho que se preocupa por el bienestar de su hija. Es ella muy afortunada, ojalá yo hubiese tenido un padre que me protegiera de la misma manera. _inquiero, y sí, lo hago con un poco de rabia. En parte fue culpa de mi mamá por marcharse sin decirle nada, pero él es el rey de Inglaterra, ¿por qué no la buscó?

-Maximilian cumplirá su deber con su hija, porque jamás podría estar con él sabiendo que dejó embarazada a otra mujer. Así que por favor, marchense de mi habitación. _pido en un hilo de voz. Estoy realmente cansada de todo esto. No quiero estar relacionada con duques, ni reyes, lo único que pido es estar tranquila y sé que para eso debo alejarme de todos. No pienso permitir que mi bebé sufra el rechazo de su padre y abuelo_

Ambos salen de mi habitación y a pesar de mis múltiples intentos, no consigo conciliar el sueño. Me incorporo en la cama y comienzo a recoger todas mis cosas; una vez tengo la maleta lista salgo en busca de mi mamá. La hallo durmiendo plácidamente, le doy leves toques en el hombro, ella abre los ojos y me observa confundida.

-¿Cariño? ¿Qué sucede? ¿Te sientes mal? _cuestiona preocupada y niego. Me siento al borde su cama e intento hacer el menor ruido posible por el temor que surge en mi interior de lo que pudiera llegar a pasar si alguien más que mi progenitora y yo, conociéramos esta información_

-Estoy embarazada del duque, mamá y no quiero que mi bebé crezca aquí. Odio las mentiras, pero no soportaría que alguien le hiciera algo por el simple hecho de ser un hijo bastardo del duque. _musita, ella suspira con resignación. No va a juzgarme, lo tengo claro_

En silencio la ayudo a recoger sus cosas, salimos del palacio a las cuatro de la mañana. Un carruaje a las afueras de este nos llevó a un pueblo bastante perdido, tanto así que ni siquiera sale en los mapas. Es mucho mejor así, llevo las manos a mi vientre y mi madre hace lo mismo.

-Le daremos muchísimo amor, y trabajaré sin parar para que no les falte nada. Te crié sola y no me hubiera gustado que pasaras lo mismo, pero sé que este angelito solo nos dará felicidad. _asegura y asiento completamente convencida. Este pequeñito llegó en mal momento, sin embargo, después de asimilar la situación el amor más grande que he sentido en mi vida, surgió_

-Yo pienso esforzarme mucho para ser una madre increíble, ojalá pueda ser siquiera la mitad de la mamá que eres tú. _digo y sus ojos brillan ante mis palabras. A pesar de sus errores sé que no pude haber tenido mejor madre que ella_

-Serás mucho mejor madre que yo, pequeña mía, te lo puedo asegurar.

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