Capítulo XLV

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Los gritos de Lizzabetta se escuchan en mi habitación, lo cual me hará imposible la tarea de conciliar el sueño; como si fuera poco, el bebé no para de moverse, logrando que me encuentre realmente incómoda. Salgo de mi recámara solamente con el camisón puesto, y no me sorprende encontrar a la duquesa esperando junto al rey el nacimiento del futuro monarca supremo de este país. Ambos me observan, la preocupación en el rostro del hombre que resultó ser mi padre, es evidente. ¿Habrá alguna complicación?

-¿Cómo está? _pregunto sintiéndome tonta por hacerlo. ¿Cómo va a estar? Es evidente que debe estar adolorida y desesperada por tener a su hijo en los brazos. En mi época todo le resultaría muchísimo más fácil, ya que la medicina ha avanzado mucho; pero me temo que tendré que hacerme a la idea de que aquí los doctores no disponen del material necesario para disminuir considerablemente el dolor_

-¡Oh... Díos mío! _Espeta con la voz desgarrada, seguramente no está siendo nada fácil. Decido salir a tomar algo de aire, puesto que esta situación solo me asusta; dentro de poco seré yo quien grite de esa manera y espero de corazón que todo termine bien para Lizzabetta y su bebé. El hecho de no ser de mi agrado no significa que le deseo mal_

El aire golpea mi rostro y siento como mis pulmones se llenan de este, no sabía que lo necesitara tanto. Masajeo mis sienes en busca de disminuir el dolor de cabeza que me ocasiona la falta de sueño. El viaje que hice fue muy largo y no he podido dormir ni media hora. Un llanto fuerte se escucha desde el lugar en el que me encuentro y sonrío, al fin terminó su calvario. Considero que el dolor no es nada comparado con la satisfacción de tener a tu bebé en los brazos. ¿Quién lo diría?

-No sé el motivo por el que cual el rey Archer se tomó la molestia de ir por ti, desapruebo totalmente que hayas regresado. Solo eres un impedimento entre Maximlian y yo. _Masculla alguien detrás de mí, me volteo con una ceja enarcada y con los brazos cruzados sobre mi estómago_

-Es una suerte que lo que tú consideres o no, me importe muy poco, Agatha; y respecto a Maximilian, dudo que en algún momento tuvieras oportunidad con él. _aseguro y ella me observa retadora. Le haría saber sobre mi compromiso con el duque, de no ser por los motivos por los que él me aseguró que se casaría conmigo. Max está enojado, lo entiendo y pienso darle el tiempo que necesite para asimilar y perdonarme por ocultarle mi embarazo_

-Al verte en cinta mis esperanzas vuelven, solo Dios sabe de quién es ese bastardo que llevas en tu vientre. Ojalá mueras junto con él y así evito disgustarme con tu presencia. _musita y no puedo evitar reír por lo tonta que es. La risa disminuye y con ella el enojo que siento por llamar a mi hijo bastardo y desearnos la muerte a ambos, aumenta. Sin pensarlo más decido poner las cosas sobre la mesa y dejarle bien claro que conmigo y mi hijo no puede meterse_

-¡Escúchame bien, estúpida! ¡Mi hijo no es ningún bastardo, y te puedo asegurar que su padre y yo sentimos muchísimo amor el uno por el otro; pero que puedo esperar de una ignorante como tú que solo se fija en el título mobiliario y en el dinero! ¡Te exijo que me respetes y que de ser posible no te acerques a mí! ¡No te equivoques conmigo, no negaré que he cambiado; aun así, sigo siendo una verdadera molestia cuando me lo propongo! _Espeto una cosa detrás de la otra, haciéndola retroceder. Ella no merece hablarme, ni siquiera respirar el mismo aire que yo. Algunas personas no merecen que muestre el cambio tan radical que tuvo mi personalidad con ellas_

-Maximilian jamás se fijará en ti en ese estado y eso es algo que no puedes tolerar, razón por la cual desquitas tu enojo conmigo. _responde con una sonrisa, ¿existe alguien más tonta que esta mujer?

-Me temo que por culpa del déficit de neuronas que posees en esa cabeza tuya no pudiste llegar a la conclusión de que este bebé es de Maximilian. _aseguro con burla y una satisfacción que aumenta al ver la expresión de miedo que ahora tiene en rostro. Sabe que si mis palabras son ciertas el 1% de probabilidad que antes tenía, ahora se ha vuelto un 0%; lo cual se reduce a que jamás podrá cumplir con las aspiraciones tontas que tiene. Entiendo que todos deseamos prosperar, pero yo jamás intentaría hacerlo mediante un matrimonio carente de amor_

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