Tres meses después;Aprieto con fuerza mi vestido debajo de la mesa. Observo al duque con furia y desdén. ¿Pueden creer que han pasado tres meses y él ni siquiera se ha acercado a pedirme una disculpa por su comportamiento? Lizzabetta entra en el enorme comedor con su pequeño hijo en brazos. Debo admitir que el pequeño es bonito, desconozco quién es su progenitor, aun así, no puedo burlarme de la bombillo, ya que supo darle buenos genes a su primogénito. Estoy realmente ansiosa, hoy cumplo nueve meses y no puedo evitar que el miedo comience a invadirme. ¿Qué pasa si no lo consigo? <<<Soy fuerte>>> Me repito a diario e intento creerme semejante mentira. Porque sí, todo los temas relacionados con mi embarazo me hacen sentir extremadamente débil y eso, me asusta terriblemente.
-Es hermoso. _asegura el rey Archer con dulzura. Es evidente que ama profundamente a su nieto. ¿Querrá a mi hijo de la misma manera? Como si quisiera hacerse notar, una fuerte patada proveniente de mi estómago me saca una sonrisa_
-Por supuesto que es hermoso, siendo hijo de un ser de extrema belleza, no podría esperar menos. _secunda Lizzabetta, ¿ser de extrema belleza? Supongo que se refiere al padre del pequeño, porque ella no heredó ni la elegancia, ni atractivo de nuestro padre. ¿Nuestro padre? Suena realmente raro que compartamos algo más que el desprecio que sentimos por la otra._
Llevo el bocado de comida a mi boca sin decir una palabra. Lizzabetta le entrega el bebé a una chica de servicio y esta se lo lleva. Ok, creo que tendré varios problemas; no me molestaría en lo absoluto que alguien me ayude, claro que por alguien me refiero a mi madre. ¿Qué puede decir? No le confiaría a mi hijo a cualquiera, me levanto de la incómoda silla y salgo del lugar. Siento las miradas de todos sobre mí y me decepciona el hecho de que Maximilian no fuera detrás de mí. Distingo a Agatha hablar animadamente con las demás chicas, por obvias razones la ignoro. Camino hasta la vieja casa, la misma en la que me entregué al duque. Es evidente que el rey Archer la mandó a arreglar, puesto que está mucho más grande y cómoda.
-Sabía que ibas a estar aquí. _musita una voz demasiado conocida para mí, sin embargo, no puedo evitar sobresaltarme. Max observa el lugar, igual de maravillado que yo. No logra ocultar la sonrisa de medio lado que se forma involuntariamente en su rostro. Definitivamente está recordando nuestro último encuentro en este sitio_
Me siento en el enorme sofá junto a la chimenea y él imita mi acción; al igual que aquella noche, comienza a llover con fuerza. Muevo las manos con nerviosismo sobre mi regazo, y al final es él el que rompe el incómodo silencio.
‐Al parecer nuestro destino es quedarnos encerrados en esta cabaña por la lluvia. _agrega sin mirarme, concentrándose en el fuego de la chimenea_
-¿Por qué viniste detrás de mí? Y por favor, no evadas la pregunto, ni seas grosero; ya te dejé muy claro la última vez que no iba a soportar tu comportamiento hostil conmigo. _mascullo a la defensiva, estoy realmente cansada y lo único que deseo es terminar con esta contienda entre nosotros_
-Lo siento, me he comportado como un idiota. Pero ¿cómo querías que reaccionara? Estoy tan enamorado de ti que no existe nada en este mundo que me hubiera dado más felicidad que saber que iba a ser padre de un hijo tuyo. Me decepcionó profundamente enterarme meses después y que resultara tan evidente que no tenías pensado contarme. _dice, y sé que todas sus palabras no son más que lo que ha sentido todo este tiempo_
-Yo te amo, Maximilian y no te creas que fue muy fácil para mi marcharme; pero me sentí con el deber de hacerlo porque el amor que siento por nuestro hijo no tiene comparación con nada que sintiera antes. _agrego, su mano se coloca por primera vez en mi estómago y no logro describir la sensación tan agradable que me llena_
Sus labios y los míos entran en contacto después de meses. No logro describir la enorme cantidad de sensaciones que recorren mi cuerpo.—lo extrañaba demasiado— más de lo que voy a admitir en alta voz. Su mano se coloca sobre mi enorme estómago y lo siento sonreír cuando nuestro hijo da una patada. Sí que le gusta hacerse notar, ¿qué puedo decir? De tal madre tal hijo. De encontrarme en mi época ya sabría el sexo a estas alturas, pero aquí debo esperar pacientemente a que nazca para conocer esa información.
-Creo que va a ser una niña igual de hermosa que su madre..._susurra sobre mis labios, tengo el presentimiento de que me va a doler mucho la mandíbula después de esto, ya que gracias a Max, no puedo parar de sonreír_
‐Yo creo...
Me detengo abruptamente y coloco la mano en abdomen, ¿qué me ocurre? Muerdo mi labio inferior y aprieto la mandíbula cuando un dolor indescriptible es la respuesta a mi pregunta. Maximilian me observa con el ceño fruncido, quisiera decirle que seguramente he comenzado con la labor de parto; pero las contracciones van en aumento y yo intento mantener la calma.
‐M-Max, nuestro bebé ya va a nacer. _musito entrecortadamente, me levanto del sofá con algo de dificultad y siento un líquido bajar por mis piernas. Los nervios y el miedo comienzan a invadirme, ni hablar de la cara del futuro padre. Me reiría si los dolores no fueran tan fuertes. ¡Madre mía!
-Tenemos que salir de aquí, Sieglinde, un médico debe atenderte. _agrega con la respiración entrecortada. Asiento, volviendo a doblarme gracias al dolor. ¡Joder! ¡Esto duele muchísimo! La lluvia cesa y en contra de mi voluntad soy llevada en los brazos del duque, porque a pesar de las contracciones, soy perfectamente capaz de caminar; cosa con la que Maximilian no está de acuerdo_
Entramos al palacio y los gritos de Max ponen a todos al corriente de la situación. Mi madre me sonríe todo el tiempo y sé que solo lo hace para que me tranquilice; algo que lastimosamente no logra. Mi mamá me ayuda a ponerme algo más cómodo. Espero pacientemente la llegada del doctor, y al darme cuenta de que ha pasado media hora y este brilla por su ausencia, comienzo a desesperarme.
-¡¿Por qué no llega?! -grito, presa del dolor. Sujeto las sábanas que cubren mi cama, mi progenitora limpia el sudor que baja por mi frente. Las ganas de pujar cada vez se hacen más presentes_
-Por culpa de la tormenta, el médico no puede llegar, majestad. -le dice un guardia al rey y dejo escapar un gruñido. ¿Cómo que no puede llegar? ¡Madre santa! Las voces se distorsionan y mi vista se empaña. Me remuevo en la cama y aprieto la mano de Max con fuerza_
‐No puedo aguantar más, ya viene. -les digo y todos palidecen. Mi mamá observa con determinación a Archer, en estos tres meses, ellos han estado muchísimo tiempo juntos; me atrevería a asegurar que su relación va más allá de ser mis padres_
‐Agua caliente, alcohol y sábanas limpias. -ordena mamá y Archer no duda en salir de la habitación con el guardia, supongo que en busca de lo que había pedido mi progenitora_
-Te ayudaré, cariño, todo va a salir bien.
Las horas transcurren con lentitud, y mi cuerpo pierde fuerzas con cada segundo. Sin lugar a duda, traer una vida al mundo, no podía ser indoloro. Mi mamá intenta darme fuerzas, Max limpia mi sudor, a la vez que deja pequeños besos en mi frente. Por momentos, siento mucha lástima por él; ya que lo he tratado realmente mal, sin embargo, cuando recuerdo que por su culpa estoy pasando por esto, cualquier rastro de culpabilidad desaparece de mi sistema.
-¡Ya veo la cabeza! _exclama mamá y aprieto la sábana, por tanto la mano de Max. Al escuchar el llanto inundar la habitación, sonrío. Mi madre corta el cordón umbilical y me colocan a la bebé en el pecho. Tanto Maximilian como yo, la observamos maravillados_
-Bienevenida al mundo, Zoe. _susurra él, y el nombre que eligió para nuestra hija, resultó ser lo último que escucho antes de perder la consciencia.
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Redención✅
Novela JuvenilZoe Lewis es la chica más presumida, autosuficiente y egoísta que la humanidad ha podido conocer. Pasa del 90% de su día autohalagándose mientras hace sentir inferiores a los demás, en especial a una chica llamada Lizy, humillándole día sí y día tam...