Maratón 2/5.Narrador omnisciente;
Sieglinde fue la primera en salir del trance al romper el contacto visual con el duque, dándose cuenta de que no había soltado su mano en ningún momento, ni tenía intenciones de hacerlo, al parecer. Pronto, Max también dejó de mirarle tan fijamente y desvió su mirada, intentando formular en su cabeza las palabras que pretendía decirle antes a la rubia. Por su parte, la fémina comenzaba a ponerse nerviosa por el prolongado silencio, pretendía decirle algo viendo que él continuaba en silencio, pero al notar como le acariciaba la mano herida con suavidad al pasar su pulgar sobre sus nudillos, enmudeció nuevamente. Maximilian miraba con cierta tristeza aquellos vendajes, le provocaba cierta culpabilidad, aunque él no hubiese sido el culpable. Los nobles eran totalmente ciegos, solo porque la rubia fuese una doncella de su residencia no le daban la menor importancia al daño que le habían causado. Finalmente se dignó a decirle algo, aunque pareció dudar bastante si hablar o no.
-Sieglinde, deberías controlar esa maldad tuya. Por mucho que a veces no lo puedas evitar, estamos hablando de la princesa. No puedes simplemente esperar que pase como broma algo de esa magnitud. _le reprendió, a lo que la rubia le miró con una mueca de molestia_
-¿Te crees que todo lo que hago es por maldad? ¿Es decir que un simple error que pudo cometer cualquiera es algo innato en mí, tanto como para creerme una soberana de mala virtud? Y que sepas que vi claramente como contenías la risa, tanto que me replicas y al final te estabas pudriendo de la risa en tu sitio _le reprochó, el duque contuvo la risa nuevamente al recordar la escena, aunque mucho no pudo hacer al respecto_ “Respeta a la princesa” decía…
-Sieglinde, es la futura soberana suprema del reino, una afrenta como esa fácilmente merece la muerte _dijo, esta vez más serio_ Que te haya consentido recibir solo un castigo como represalia es algo de por sí increíble.
-Para toda la humillación que pasé, es lo mínimo que merezco. _se quejó la rubia. Maximilian solamente le miró, viendo su expresión de molestia. Se le enrojecían las mejillas cuando se irritaba y resoplaba levemente los cabellos rebeldes que caían frente a su rostro_
-En cualquier caso, es obvio que mi madre será quien escoja el castigo para ti y… _se interrumpió a sí mismo al escuchar pasos en el exterior de su habitación. La voz de la princesa resonó por el pasillo y Maximilian entró en pánico al escucharla_ Escóndete en alguna parte _le dijo mientras corría a esconder el pequeño botiquín del cual había hecho uso para curar la herida de la mano de la fémina. Sieglinde miró a todos lados, optando por esconderse en el armario sin pensarlo dos veces. Lizzabetta abrió la puerta_
-Ah, duque, aquí estás. _dijo una vez tuvo al susodicho en la mira. Había reemlazado su vestido y parecía algo irritada. Probablemente el caos de la sala por causa de un ratón que nunca existió le había alterado los nervios, aunque pareció relajarse en demasía al verle_ Le he buscado por todos lados. Se suponía que me mostrarías la residencia, y me abandonaste así… _dijo en un tono fingido, aunque imperceptible, de tristeza. Sieglinde escuchaba todo desde el interior del armario. Pudo captar los pasos de la princesa y el cómo esta había cerrado la puerta nada más ingresar en la habitación del todo. Entreabrió la puerta levemente para observar sus acciones, viendo que Lizzabetta no pensaba detener sus pasos hasta estar MUY cerca de Maximilian, quien se dignó a retroceder varios pasos ante la repentina cercanía, nuevamente parecía demasiado nervioso_
-Mis disculpas, alteza. Pensaba ir a por la servidumbre con tal de que se hicieran cargo del roedor. _se excusó. Lizzabetta entrecerró los ojos levemente, casi queriendo hallar el rastro de la mentira dicha por el duque, pero dejó de analizarle con la mirada para luego acercarse en demasía, con demasiado descaro al parecer de la rubia_ De todos modos, no importa. Ya se están haciendo cargo de ello. ¿Por qué en lugar del recorrido no hablamos un poco… a solas?
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Redención✅
Novela JuvenilZoe Lewis es la chica más presumida, autosuficiente y egoísta que la humanidad ha podido conocer. Pasa del 90% de su día autohalagándose mientras hace sentir inferiores a los demás, en especial a una chica llamada Lizy, humillándole día sí y día tam...