Capítulo XLIV

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Maximilian respira de manera irregular, camina de un lado a otro y despeina su cabello continuamente. Yo por mi parte solo lo miro, ya que no soy capaz de articular palabra. Me permito detallarlo por unos segundos, las ojeras en su rostro son bastante visibles, el cansancio también y ni hablar de lo delgado que está. ¿Qué le sucedió? ¿Tan malos fueron estos cinco meses para él? Cuando estoy a punto de decir algo, la figura del rey Archer se hace visible para mí, mi madre también hace acto de presencia.

-¡Oh... Dios mío! _exclama el monarca al percatarse del crecimiento de mi estómago. ¿Cómo es que nos encontraron? ¿Por qué razón siento que todos mis planes van a cambiar drásticamente? Escucho las voces lejanas, mientras hago un viaje mental tratando de organizar mis ideas_

1)- Maximilian y el rey Archer están frente a mí.

2)- El padre de mi bebé ya sabe de su existencia.

3)- Llevo casi quince minutos observándolos sin inmutar palabra.

-No te preocupes, mamá, puedo resolver esto. _hablo por primera vez al ver la preocupación reflejada en el rostro de mi progenitora. Teme que esta situación me afecte y su temor no está lejos de la verdad. No estoy preparada para enfrentarme a Maximilian, aun así, debo demostrar una vez más quién soy_

-Déjenme a solas con Maximilian. _pido, más bien exijo. No tengo cabeza ahora para lidiar con Archer y el tema que a nosotros nos concierne_

El rey duda a la hora de cumplir mi pedido, sin embargo, mi madre sale con él de la sala en dirección al jardín. Los ojos de Maximilian ni siquiera me observan y eso me molesta. ¿A qué vino? ¿No se suponía que a estas alturas ya estaría casado y a punto de ser padre? Por lo que tengo entendido Lizzabetta debe tener al menos dos meses más que yo, así que solo le falta un mes para traer al hermano de mi hijo al mundo. Suspiro con resignación y decido hablar:

-No me culpes por la decisión que tomé, solo estaba pensando en el bienestar de mi bebé. ¿Qué pretendías que hiciera? Hasta ese momento era una simple criada que se embarazó del duque para el que trabajaba. ¿Qué crees que haría tu madre, Maximilian? Ella no lo pensaría dos veces para eliminar el error que su perfecto hijo cometió y yo no estoy dispuesta a que lastimen a mi hijo.

-Me tendrían que asesinar antes de tocar alguno de tus cabellos, lastimosamente es más que evidente que no confías en mí; créeme que no te culpo, pero tampoco justifico que hayas querido hacer conmigo lo que hizo tu madre con el rey. _dice, ¿él sabe que soy la hija "bastarda" del rey. Ese simple seudónimo me ocasiona náuseas, los hijos, son hijos, sin importar la manera en que fueron concebidos_

-Estás en lo cierto, no confío en ti, ¿pero qué pretendías? No pensaba soportar humillaciones, mucho menos burlas, suficiente sufrí ya al creer en el amor que asegurabas sentir por mí. _mascullo con rabia, mis últimas palabras son la prueba de que todavía continúa doliendo. Intenté ignorar mi dolor y pesar todos estos meses por el bien de lo que yo llevo dentro; sin embargo, ahora todas las emociones que había contenido me golpean brutalmente_

-Bien, he venido aquí para informarte que el rey me ha liberado de la promesa que le hice a su hija menor. Pensaba proponerte matrimonio, incluso traje hasta un anillo. _inquiere con tristeza en la voz. Saca la pequeña caja de terciopelo y la abre. Un hermoso anillo de diamantes queda expuesto ante mí. ¿Lo liberó de su promesa? ¿Por qué el rey Archer haría algo semejante?

-Viendo nuestra nueva situación- señala mi vientre. -Tu padre nos obligará a casarnos, y de nada sirve resistirse, él sigue siendo el rey. _agrega, ¿obligarnos a casarnos? ¿acaso para él sería una obligación casarse conmigo?

-¿Obligación? _cuestiono con ojos cristalinos y culpo a las hormonas por estar tan sensible. Maximilian se acerca a mí, mi piel se eriza al sentir sus manos tocando las mías, sus ojos y los míos conectan_

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