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1995


En un apartado callejón un ladrón está amenazando con una navaja a otro hombre – ¡Dame todo lo que tengas!

El hombre que está siendo asaltando nerviosamente se está quitando el reloj que lleva en la muñeca – Tómalo.

– ¡Y tu maldita cartera! – grita irritado el ladrón en tanto voltea hacia atrás varias veces inquieto.

El hombre le entrega ambas pertenencias – Solo déjame ir.

A unas cuantas cuadras de ese callejón Cillian esta observando quien podría ser su cena de esta noche pero un olor a vino rosado, chocolate amargo y violeta llega hasta su nariz sutilmente.

Comienza a alejarse del lugar para saber de dónde provienen esos exquisitos. Por su velocidad vampírica llega al callejón donde ve a un hombre de cabello castaño oscuro y rizado tirado en el suelo desangrándose por una herida profunda en el abdomen.

Y otro hombre está revisando una cartera y arrojando papeles que no le interesan en tanto Cillian aprovecha esa oportunidad para tomar a ese hombre por el cuello para estrellarlo contra una de las paredes.

– ¡Silencio! – grita Cillian molesto por los gritos de este humano para luego clavar sus colmillos en su garganta y drenar por completo la sangre de su cuerpo.

El vampiro arroja a la persona para luego acercarse al atractivo hombre moribundo en el suelo. Se arrodilla para ver mejor su rostro y le quita el cabello que tiene pegado a la frente por el sudor, el vampiro ha tomado una de decisión que debería consultarla con sus padres pero no quiere que este misterioso hombre muera.

– Disculpa que no te pregunte antes, querido – susurra Cillian en tanto agarra delicadamente el cuello del hombre para luego morderlo. 




[ 🦇 ]




– ¡En qué demonios pensabas, Cillian! – Damien camina en círculos enojado por la sala.

– En que no quería que esa hermosa creatura muriera en un asqueroso callejón lleno de ratas.

– ¡Eso te parece una respuesta sensata! – El vampiro rubio se muerde la lengua para no contestarle a su padre ya que esta discusión puede llevar a más gritos de Damien – Ve con Daisy, ella quiere hablar contigo.

Cillian sale de la habitación para ir en camino a la biblioteca donde se encuentra su madre. Al abrir la puerta la ve sentada en uno de los elegantes sillones de cuero negro que tienen desde los 50s.

– Madre.

– Cierra la puerta y siéntate.

Él hace lo que le ordenan – Sé que fui un estúpido al actuar sin pensar en las demás consecuencias, y sé que rompí una de las reglas principales de nuestro clan en cuanto a la transformación de otro ser humano a este mundo, pero...

– ¿Pero? ¿Cuál pero crees que valga la pena?

– Pero el olor de ese hombre fue lo me atrajo a salvarlo de la muerte.

Daisy levanta una de sus manos para interrumpirlo – ¿Qué olor? Descríbemelo.

– Su olor – Cillian mira confundido a su madre – Él huele a vino rosado, chocolate amargo y violetas, ¿No logras percibirlo?

El rostro de la vampiresa cambia a uno feliz – Mi querido, Cillian – sonríe ella para luego acercarse a su hijo – Has encontrado a tu pareja.

– ¿De que hablas? ¿Pensé que eso era algo de lobos?

– Dios no – ella arruga la nariz disgustada – Los vampiros podemos oler a nuestra pareja o parejas destinadas con un olor especial para cada uno de nosotros.

– Entonces con él parare el resto de mi vida inmortal – sonríe el vampiro rubio.

– Eso depende de que él acepte – Daisy acaricia suavemente la mejilla del otro vampiro – Ya que a diferencia de otras creaturas nosotros no podemos obligar a nuestras parejas a amarnos a la fuerza. 



[ 🦇 ]



Han pasado tres días desde que el misterioso hombre ha estado dormido en una de las habitaciones de la casa. Pero al cuarto día despierta confundido – ¿Quién carajos eres?

– Hola – sonríe Daisy divertida al ver el rostro del misterioso hombre.

– Hola – susurra de vuelta el hombre en tanto se levanta – ¿Quién eres? ¿Dónde estoy? ¿Qué sucedió?

– ¿Recuerdas tú nombre?

– Mi nombre es Jonathan Thompson.

– Bien, Jonathan – sonríe la vampiresa para acercarse al nuevo vampiro – Mi hijo Cillian te rescato de una horrenda muerte, y te trajo a nuestro hogar para que descansaras.

– ¿Tu hijo? Pero no debes tener más de veintidós años.

– Gracias – la vampiresa se ríe – Debes tener una sed de muerte.

Jonathan asiente por lo que Daisy le entrega una copa llena de sangre O positivo, y él la bebe rápidamente – ¿Esto tiene un sabor metálico?

Daisy asiente – Es sangre.

Él deja de beber en ese momento para verla – ¿Dijiste sangre?

– En efecto.

– Pero – la voz de Jonathan suena nerviosa – ¿Por qué me diste sangre?

– Si te doy alimento humano lo vomitaras y no queremos eso.

– ¿Alimento humano? Pero si somos humanos.

Ella niega divertida – Jonathan escúchame atentamente – el nombrado asiente – Mi hijo te encontró al borde de la muerte así que decidió rescatarte.

– ¿Al borde de la muerte?

La vampiresa asiente – Ahora eres uno de nosotros, un vampiro.

– Pero los vampiros no existen.

– Claro que existimos – Daisy arregla delicadamente el cabello de Jonathan.

Ellos son interrumpidos por el ruido de la puerta abriéndose para que luego Cillian entrara a la habitación con una gran sonrisa – Hola.

Daisy se aleja de Jonathan y al voltear a ver a su hijo le susurra – Se amable con él. 

Dark Paradise ━━ TwilightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora