La Mano Mágica

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Por la tarde.

Estaba caminando junto con Gabi en dirección al Raimon, pues el entrenador Seymour había quedado en hacer una concentración, así nos relajamos un poco. Espero que valga la pena, me constó un poco de trabajo convencerlo a él para que me dejara llevar a Gabi conmigo. Ya bastante tengo con dejar solo a mi hijo con ese horrible monstruo durante casi todo el día, como para que la tarde y la noche también esté con él.

Miro a Gabi al ver que está muy callado.

Naomi: ¿Te ocurre algo?

Gabi: Es que los demás niños se ríen de mí y tiran de mi pelo, porque a diferencia de ellos yo no tengo ni mamá ni papá. —Dice decaído. Siento como se me parte el corazón al verlo así—. ¡Pero yo les golpeo y les digo que si tengo mamá, que eres tú!

Naomi: ¡Así se hace hijo! ¡No te dejes pisotear por ninguno de ellos! Sin embargo, asegúrate de dejar antes en claro, lo que le sucederá al soplón.

Gabi: ¡Si!

<<Tremenda enseñanza le estoy dando a mí pequeño>>.

Al llegar, después de organizar mis cosas y las de Gabi, me fui a hablar con Axel. Cuando se hizo de noche Gabi y yo estuvimos ayudando en todo lo que pudimos durante la preparación de la cena.

Las chicas se sorprende al ver como Gabi está quitándole la cáscara a la patata con facilidad, mientras que yo lo observo para que no se valla a cortar.

Silvia: Oye, Naomi —la miro—. Es peligroso que Gabi ande con un cuchillo. Él aún es muy pequeño.

Naomi: No te preocupes por eso, Silvia. El cuchillo no es grande, si se llegara a cortar no le va a suceder nada. Además, a pesar de su corta edad Gabi es mi asistente en la cocina cuando estamos en casa. Incluso le enseñé a hacer galletas. —Sonrío.

Nelly: Me sorprende que pueda hacer eso, un niño de su edad no podría. Y no solo eso, Gabi es capaz de hablar a la perfección.

Naomi: —río nerviosa—. Bueno, es que los García somos... especiales.

Celia: ¿Especiales?

La ignoro y le quito el cuchillo a Gabi. Este me mira.

Naomi: ¿Qué tal si vamos a jugar?

Gabi: ¡Si! —sonríe y le ayudo a bajarse de la silla en la que estaba.

Miro a las chicas.

Naomi: ¿No les molesta que me vaya?

Silvia: No, no te preocupes. Tú tienes que cuidar de Gabi, además, ya tenemos toda la ayuda necesaria.

Asiento y me voy con mi hijo a una zona un poco lejos de los demás. Me agacho a la altura de Gabi y lo tomo por los hombros.

Naomi: Gabi, se que está mal que te diga esto, pero... —suspiro—, ¿puedes tratar de actuar como un niño normal delante de las personas?

Gabi: Por supuesto mami, no quiero causarte más problemas con él.

Naomi: No digas tonterías, tú no causas ningún problema para mí, yo sola me los busco. Así que no me robes el crédito a la hora de buscar problemas, ¿oíste? —Bromeo.

Veo como Gabi se ríe.

Naomi: Oye Gabi, ¿te gustaría ir a comer un poco del algodón de azúcar que traje? —le pregunto con una sonrisa.

El Legado Del Fútbol (Inazuma eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora