Capítulo 12 (Parte I)

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12.- La muggle a la que amo

Parte I

El teletransportarse cada vez se me hacía más común y ameno. Ya no necesitaba agarrarme fuerte, dejar de respirar o cerrar los ojos. Es por eso que, en los segundos que pasabamos en la nada, o así me gustaba llamarlo a mi, pude decirle a Draco:

-Siento lo de anoche -me disculpé-. No debí gritarte.

Draco me escrutó la cara y, justo ante de aparecer en nuestro destino, dijo:

-Y yo siento que hayas tenido que hacerlo.

Aparecimos en el amplio jardín de una mansión, cuidadosamente diseñado, lleno de exóticas flores y arbustos podados en formas caprichosas.

Un grito proveniente a nuestra espalda nos hizo separarnos de golpe. Segundos después, un chico de cabello cobrizo estaba sobre Draco.

-¡Oh, por Merlín! ¡No lo puedo creer! El pequeño hurón se hace mayor. -El chico abrazaba fuerte a Draco.

¿Hurón?

-No me llames así -se quejó este.

Definitivamente voy a preguntarle sobre el tema en cuanto pueda.

Un chico y una chica se acercaban tranquilamente por el camino de piedra hasta llegar a nosotros.

-Malfoy, cuanto tiempo -saludó el chico moreno con un apretón de manos.

-Zabini.

Por último, cuando Draco se giró hacia la chica de cabello largo, esta no lo pensó dos veces y saltó sobre él, abrazándolo de una forma... sorprendentemente cálida.

El abrazo se prolongó dos, tres, cuatro segundos. Entonces Draco quiso apartarse, pero la chica parecía no querer soltarlo.

Aparté la mirada, incómoda. Fue entonces que noté la mirada de aquel chico de pelo cobrizo. Me miraba con curiosidad y una sonrisa divertida en el rostro.

Alzó una mano hacia mi.

-Me llamo Theodore Nott.

Se la estreché.

-Diora Douglas.

Entonces, su sonrisa decayó, y en su rostro se mostró una mueca de extrañeza.

-¿Douglas?

-Sí -confirmé, sin entender.

-No perteneces a los sagrados veintiocho.

-¿A los qué?

El chico abrió la boca de nuevo, con la intención de volver a hablar, pero Draco apareció en acción, que por lo visto había conseguido salir de ese abrazo tan... cariñoso.

Pero no estaba celosa, ¿sí? Para estar celosa debía estar enamorada o atraída por Draco, y yo no lo estaba, ¿vale?

Se puso a mi lado, rodeando mi cintura con una mano.

-No pertenece a los sagrados veintiocho porque no es sangre pura.

Sus tres amigos quedaron congelados. Callados, mirándome fijamente, luego a Draco, y de nuevo a mi, como si quisiesen comprobar que todo esto era una broma.

-¿No es... no es sangre pura? -tartamudeó Theodore.

-No -confirmó Draco.

-¿Te vas a casar con una sangre sucia? -Fue la primera vez que escuché la voz de la chica. Y no me gustó nada el tono que usó.

Entre promesas y mentiras | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora