Capitulo 14

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14.- ¿Pensabas que te dejaría ir sin más?

—¿Seguro que quieres hacerlo? —me preguntó Draco al día siguiente, antes de teletransportarnos.

—Claro, simplemente tengo que hacerme su amiga, ¿cierto? No puede ser tan complicado. —No sabía si lo estaba autoconvenciendo a él o a mí. Quizás un poco a ambos.

Él asintió, no muy persuadido por lo que le dije, y terminó por teletransportarnos.

Al llegar, nos encontramos en un callejón repleto de tiendas mágicas y magos haciendo compras de un lado a otro. Frente nuestra, una tienda llamada Sortilegios Weasley para hacer Travesuras Traviesas. Era un lugar vibrante y lleno de color.

—¿De verdad que...? —intentó convencerme una última vez.

—Draco —lo corté. He vivido dieciocho años sin ti perfectamente, creo que puedo pasar una tarde y no morir en tu ausencia, gracias por la preocupación.

¿En un mundo que no conoces lleno de magia? No lo creo.

Pero ya estaba alejándome, directa a la puerta de aquella tienda. Moví los dedos tras de mí, sin girarme, a modo de despedida.

Una campanita sonó al entrar por la puerta.

Estanterías repletas de artículos extraños que no había visto en mi vida. Artículos los cuales me recordaron a los de aquella tienda llamada Zonko a la que fui con Draco en Hogsmeade.

La tienda estaba decorada con fotografías y carteles de un chico joven y pelirrojo, de sonrisa traviesa y ojos brillantes.

Era una tienda sorprendentemente grande para lo que parecía desde el exterior y, aunque había varias docenas de personas en ella, estaban muy esparcidas por todos los rincones de la tienda.

Comencé a explorar entre las estanterías de la tienda, encontrándome desde gomas elásticas que se expandían infinitamente hasta pociones de amor.

—Vaya, ¿interesada en enamorar a alguien?

Aquella voz que apareció a mi lado de forma repentina hizo que uno de esos frasquitos de poción de amor que observaba se me resbalara de las manos. Por suerte, aquel chico lo atrapó al vuelo, extendiéndome la mano con él para que lo recogiese de nuevo.

Era un chico pelirrojo, exactamente igual que aquel que salía en todas las fotografías de la tienda. Hermano de Ron Weasley, uno de los mejores amigos de Harry Potter, me había explicado Draco. Mi principal objetivo.

Agarré el frasco, dedicándole una sonrisa a modo de agradecimiento.

—No, solo estaba observando —contesté a su anterior pregunta.

—Hay cosas más interesantes en la tienda. ¿Es tu primera vez aquí? Vamos, te enseñaré el lugar.

—¿Eres el encargado de la tienda? —pregunté mientras lo seguía por los pasillos como él me había dicho que hiciera, haciéndome la tonta como si no supiese quien era.

—Dueño, mejor dicho. George Weasley a su servicio, damisela —dijo, mientras pulsaba una especie de bomba en miniatura que una chica observaba. Dicha bomba explotó, creando nubes de humo de muchos colores. El chico que estaba junto a aquella chica, al ver cómo había quedado su cara, llena de colores, comenzó a reír.

La forma de hablar y actuar del pelirrojo, tan despreocupada y divertida, me hacía sentir cómoda.

—Oh, no lo sabía. Yo me llamo Diora, Diora Douglas —me presenté.

Entonces el chico se dió la vuelta para observarme con el ceño fruncido mientras caminaba hacia atrás, sin parar de andar.

—¿Eres la novia de Draco?

Entre promesas y mentiras | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora