Capítulo 19

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19.- ¡Expecto patronum!

Me desperté por los rayos de luz que se filtraban por la ventana. Aún no tenía la suficiente fuerza como para abrir los ojos, pero estiré el brazo, encontrándome con el lado de la cama de Draco vacío.

¿Es que no dormía ni un solo día hasta más de las ocho de la mañana? ¿Qué narices hacía desde tan temprano?

Abrí los ojos y miré hacia un lado. Como cada mañana, un nuevo libro yacía sobre mi mesita de noche. Sobre él, encontré una nota. Me incorporé, la agarré y desdoblé con cuidado.

Querida Diora,

Solo quería tomarme un momento para agradecerte sinceramente por lo que hiciste anoche. Tu ayuda marcó la diferencia, y estoy realmente agradecido. Sin embargo, preferiría que no volviéramos a hablar sobre el tema. Espero que puedas entenderlo.

Atentamente,
Draco

Bufé. Draco y su inmenso orgullo. ¿Acaso no podía admitir que tuvo un momento de vulnerabilidad y punto?

Recuerdos de la noche anterior volvieron a mi mente. Cómo sonaba su voz rota, cómo me abrazaba fuerte para que no me fuera, cómo me preguntó el ¿lo prometes?...

Me levanté de la cama, dejando la nota a un lado y sin mirar el libro que me había dejado. Me dirigí al vestidor apresuradamente.

¿No quería hablar de lo que le pasó ayer? Muy bien, lo respeto. Pero yo aún tenía muchas preguntas por hacer, y no iba a quedarme sin respuestas. Además, aunque no quisiera admitirlo, sentía curiosidad por saber qué hacía por las mañanas cuando no estaba en la habitación.

Pasé de largo la bandeja que Abhay me había dejado en la baja mesa de café. Cerré la puerta de la habitación tras de mí y crucé el pasillo, bajando las escaleras.

Miré a ambos lados.

¿Dónde estaría?

—Diora.

Me giré, encontrándome con Narcissa a uno de los lados de la escalera.

Sonreí.

—Hola. Estaba buscando a Draco, ¿sabe dónde está?

Narcissa me devolvió la sonrisa y me hizo un gesto con la cabeza, para que la siguiera. Le dimos la vuelta a la escalera. Tras ella, una puerta de madera que daba a unas estrechas escaleras hacia abajo.

No pude evitar sentir un escalofrío.

—Draco está en el sótano —me informó Narcissa.

—Gracias —respondí, despidiéndome de ella y comenzando a bajar las escaleras.

Escuché la puerta rechinar desde arriba cuando Narcisa cerró la puerta de nuevo. No miré hacia atrás, sino que seguí bajando, con mis manos sobre las paredes a mis lados para no caerme y dirigiéndome hasta el final de las escaleras, donde se veía una tenue luz.

¿Acaso no era así como empezaban las películas de terror? Ahora mismo me sentía como la estúpida protagonista de una de esas películas. Solo me faltaba gritar ¿hay alguien ahí!?.

Al llegar al final y girar la esquina, me encontré con una habitación de paredes de piedra, al igual que el suelo y el techo, con una alfombra redonda en el centro y un par de sofás, una mesa en medio y estanterías a los lados. Velas repartidas por la estancia para que se pudiera ver y algún que otro cuadro colgado.

Draco estaba en el centro de la estancia, de espaldas a mí y con su varita en mano, apuntando a la pared.

—¡Expecto Patronum! —gritó a la vez que dibujaba círculos con la varita.

Entre promesas y mentiras | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora