13.- El vestido perfecto para mi
Cuando nuestras narices se rozaron, cerré los ojos automáticamente. Pero no ocurrió nada más. No lo noté acercarse, simplemente el suave roce de su aliento olor menta sobre mis labios.
Abrí los ojos lentamente, encontrándome con un brillo depredador en sus grisáceos ojos escondidos entre largas pestañas.
Y entonces se separó, volviendo a recostarse en la cama. Me giré hacia él, extrañada por su repentino comportamiento.
—Buenas noches, Diora —dijo a la vez que todas las luces de las velas se apagaban.
Me quedé unos segundos ahí, en la oscuridad, intentando ordenar mis pensamientos.
Idiota. Fue la conclusión a la que llegué, recostando mi cabeza sobre la almohada y con la intención de dormir. No lo conseguí.
No pude pegar ojo en toda la noche. No sabía si era por los nervios de la prueba de vestidos o por... bueno, por lo de anoche.
Me sentía defraudada conmigo misma. Sí, defraudada, y mucho. ¿Cómo había llegado a esto? ¿Cómo había estado a punto de besarme con el que me raptó de casa y me obligó a casarme con él? ¿Dónde quedaban mis principios y valores morales? ¿Acaso tenía el síndrome de Estocolmo o algo por el estilo?
Me reí solo de pensarlo. No, claro que no lo tenía, solo... bueno, me había pillado con las defensas bajas. Pero a mí no me gustaba Draco, nada. A ver, sí, era atractivo, pero ese no era el único requisito para que me gustase una persona. Draco tenía una actitud altiva y despectiva y era arrogante, muy arrogante. Ambicioso y para él sus objetivos estaban por encima de todo y todos. No le importaba destruir la vida de una persona con tal de beneficiarse él, aunque eso significase obligar a dicha persona a casarse con él.
Vale que, cuando se lo proponía, era dulce, caballeroso, divertido, gracioso... pero las cosas malas superaban las buenas. Sí, las superaban, eso.
Aunque, por lo que había visto en este medio mes que llevaba con él, en el fondo era algo inseguro, aunque no lo demostrase, siempre intentaba mantener las expectativas de su familia y me daba la sensación de que le tenía miedo al fracaso.
Pero todo eso no importaba, porque estaba haciendo las cosas contra mi voluntad. Yo debería estar en casa, con mi familia, divirtiéndome con amigos y tan solo preocupándome por sacarme el carnet del coche y no en escobas voladoras.
Esa mañana siquiera me había preocupado en observar qué libro había traído Draco. Como siempre, al despertar ya no se encontraba ni en la cama ni en la habitación siquiera. Mejor, no quería pensar en él, al menos no demasiado, teniendo en cuenta que me dirigía hacia una tienda de vestidos de novia para casarme con él.
Mamá ya se encontraba dentro de la tienda cuando Narcissa y yo llegamos, y junto a ellas se encontraba Vianca, mi prima un año menor que yo.
—¡Qué guapa estás, Diora! —dijo está, entusiasmada, envolviéndome en un abrazo alegre y cariñoso.
Y así comprobé que la misión de tapar mis ojeras con corrector había sido todo un éxito.
—Hace unos días —me habló Narcissa una vez Vianca y yo nos separamos del abrazo—, tu madre y yo llamamos a la tienda para que tuviesen preparados unos vestidos de tu talla. Así que...
—¡Que empiece el día de compras! —completó Vianca por ella, tan feliz como si fuese ella la que se casaba.
Nos pasamos la mañana en aquella tienda. Vestido tras vestido, yo no muy convencida por ninguno, hasta que me probé...
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Entre promesas y mentiras | Draco Malfoy
FanfictionEn un mundo donde la magia y la realidad se entrelazan, Diora Douglas, una joven muggle sin conocimiento alguno del mundo mágico, se embarca en una sorprendente aventura. Todo comienza cuando sus amigos le plantean un desafío en un bar: hablar con e...