Capítulo 1

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1.- Tres meses

Tres meses después.

El invierno había llegado a su fin, y la primavera despertaba con la promesa de un nuevo comienzo.

Tres meses habían pasado desde el día de la boda. Tres meses que pasé en casa de mis padres, alejada del mundo mágico y todo lo relacionado con ello, incluidas las personas que pertenecían a ese mundo.

Durante todo este tiempo, me había reincorporado a los estudios. Estudiaba periodismo en la universidad de Glasgow, que quedaba a 20 minutos en metro de casa. El sumergirme de nuevo en esa rutina de estudios y deberes en un principio me abrumó, pero ahora lo agradecía, pues me ocupaba la mente la mayor parte del tiempo.

Las tardes libres solía ocuparlas yendo al gimnasio, una rutina que me hacía desahogar el estrés acumulado. Otras veces decidía salir con mis antiguas amistades, pero estas ya no eran lo que solían ser. Ahora eran más distantes. Todo ese tiempo que estuve sin verlos había pasado factura y creado un abismo invisible entre nosotros. No sabía cómo explicarles mi ausencia y, simplemente, sentía que ese ya no era mi lugar. Por lo que llegó un punto en el que mis únicas salidas eran con Vianca a tomar algo o cualquier plan que se nos ocurriera.

Intentaba mantener todos los recuerdos mágicos fuera de mi mente y, aunque era difícil mantenerlos a raya, aún era más complicado no pensar en Draco.

Sin embargo, las noches ya eran otro desafío. Visiones de Voldemort me perseguían como sombras que se aferraban a mi mente incluso cuando cerraba los ojos. Despertaba con el eco de gritos y el sabor metálico del miedo en mi boca. A veces incluso parecía verlo despierta. En clase, la cocina, el gimnasio, el metro, por la calle... Con sus ojos rojos fijos en mí y esa sonrisa como si tramase algo que conseguía que escalofríos me recorrieran todo el cuerpo. A veces, me preguntaba si lo ocurrido en la boda había dejado una marca imborrable en mi ser, o si estas visiones eran simplemente el reflejo de mis propios temores. Cada vez que lo veía, mi corazón se aceleraba, sintiendo una presión en el pecho como si la oscuridad aún se aferrara a mí. Cada vez que aparecía, sentía algo fluir por mis venas, como si volviese al momento en que estuve frente a frente con aquel mago tenebroso y este volviera a apuntarme con la varita. Cuando tenía esas pesadillas encendía rápidamente la luz de la habitación, para asegurarme de que no hubiera vuelto a aquel plano intermedio.

Lo único que aún conservaba del mundo mágico era el anillo azulado en mi dedo con la inscripción "sin riesgo no hay historia". Incluso el collar de Narcissa lo había guardado en un cajón que no abría para evitar verlo, pero el anillo me había sido imposible quitarlo, y no por ningún hechizo, sino por mí misma, me traía demasiados recuerdos. Cada vez que aparecían esas visiones de Voldemort, me acariciaba con el pulgar el anillo hasta que este desaparecía y mi respiración se volvía a regular.

Aquella mañana, mis ojos se habían perdido por unos segundos en la ventana de mi habitación, mientras la primavera florecía fuera. Deseaba que, habiendo dejado atrás el frío invierno, mis recuerdos también lo hicieran, aunque una parte de mi se aferraban a ellos para no olvidar a aquel chico de ojos grises y sonrisa ladeada que, muy dentro de mí, esperaba algún día volver a ver.

Pero, aunque quisiera verlo de nuevo, no había manera. Yo era una simple muggle viviendo en un lugar no mágico, donde, a menos que por arte de magia apareciera una lechuza volando por mi ventana y se posase en ella, era imposible comunicarse con ellos.

Alcé los ojos al cielo despejado antes de suspirar y apartarme de la ventana. Agarré la mochila y salí de la habitación.



—...y me preguntó si quería ir y yo me quedé pasmada pensando si...

Entre promesas y mentiras | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora