Epílogo

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30.- Epílogo

—¿Estás segura de esto?

Narcissa me hablaba entre susurros, como si fuera un secreto mi marcha, o como si aun se pudieran cambiar las decisiones tomadas.

—Sí —me costó pronunciar.

Estábamos en el salón de la mansión Malfoy, con mis maletas a un lado. Abhay esperaba a un lado, dispuesto a acatar cualquier orden dada por Narcissa.

El señor Malfoy no había venido a despedirse, aunque eso no me importaba, lo que sí me dolía era que Draco tampoco lo había hecho.

—¿Y volverás? —me preguntó esta, esperanzada.

Yo bajé la cabeza, sin saber qué contestar. Ni siquiera yo sabía la respuesta a esa pregunta.

Narcissa se acercó a mí y me agarró una mano, colocándola entre las suyas.

—Narcissa yo... Tengo que irme. —Si no me iba ya comenzaría a llorar o, peor aún, a replantearme mi decisión.

—Solo recuerda que aquí te estaremos esperando.

Asentí.

Y fue justo en el momento en que Abhay me dio la mano para teletransportarse que lo vi. Como una sombra tras Narcissa. Al principio pensé que se trataba de Draco, que había decidido venir a despedirse, pero al instante reconocí esa piel pálida, ojos rojos y dos orificios como rendijas en lugar de nariz.

—Voldemort —dije entrecortadamente al instante en que Abhay me teletransportó de vuelta a casa.

Entre promesas y mentiras | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora