24.- Aunque ya no signifique nada
Las siguientes dos semanas nos la pasamos entrenando. Un día tras otro, sin descanso. No era mucho tiempo del que disponíamos, sin embargo, debía servir. Draco estaba seguro de que, una vez llegase el día de la boda, yo sabría defenderme a la perfección.
Era una mañana fría y húmeda, apenas faltaban unos días para la boda y se notaba. Más elfos domésticos de los habituales se pasaban los días en el jardín, podando las plantas y plantando nuevas flores, arreglando piedras salidas del suelo y colgando farolillos de árbol en árbol.
Draco y yo trotábamos uno al lado del otro, por los bordes del jardín. Llevábamos corriendo 32 minutos sin parar, y mi respiración ya era entrecortada y desigualada. En cambio, Draco estaba como si de un paseo se tratase.
Idiota.
—No puedo más —le dije atropelladamente.
Draco sonrió y, adelantándose un poco, comenzó a correr de espaldas para mirarme a la cara.
—40 minutos, ¿recuerdas?
Eché la cabeza hacia atrás, aun sin parar de correr.
—Draco, me duele todo.
Nos habíamos pasado la mañana entrenando. 40 minutos corriendo para estirar, luego pasamos un par de horas ensayando distintas tácticas para deshacerme de cualquier agarre posible que pudiesen hacerme, una hora más practicando golpes y, finalmente, unos 40 minutos más corriendo para terminar.
—No seas quejica.
Lo miré con mala cara.
—No soy quejica. —Si que lo era—. ¿De verdad crees que con saber todo esto conseguiré librarme de Voldemort? —Era la pregunta que siempre le hacía. Todas las mañanas, sin falta-. Si él quisiera, podría matarme. Con un solo movimiento de varita.
—¿Pero y si se queda sin varita? ¿Y si se le cae por alguna razón o yo se la arrebato para intentar salvarte? ¿Y si se cree lo suficientemente fuerte para matarte sin necesidad de magia?
Rodé los ojos.
—Draco... —jadeé.
Este suspiró.
—Hemos terminado —dijo abatido. Paré de correr al instante—. Por hoy.
Le hice una gesto cansado con la mano antes de apoyarlas en mis rodillas, intentando recuperar el aliento.
Cuando pude respirar medianamente normal de nuevo, me senté en el banco que había a un lado del sendero. Draco se me acercó, tan fresco que cualquiera pensaría que no había entrenado durante toda la mañana, y se sentó a mi lado.
Frente nuestra, un elfo pasó a la carrera con un nuevo montón de farolillos. Lo seguí con la mirada hasta que este desapareció en un cruce de setos.
—Me gustaría decirte que...
—Hay algo que... —dejé de hablar al instante en que lo escuché a él. Draco hizo lo mismo.
Nos quedamos callados un segundo, mirándonos, y reímos.
—Tu primero —me dijo.
—Está bien. —Comencé a juguetear con mis dedos sobre mi regazo, sin saber cómo empezar—. ¿Recuerdas el día en que hiciste tu patronus?
Draco sonrió, recordando aquel día.
—Cómo olvidarlo.
—Bien... así que también recordarás que nos peleamos porque... querías proteger a tu familia y preferías que Harry muriera antes que ponerlos en peligro.
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Entre promesas y mentiras | Draco Malfoy
FanfictionEn un mundo donde la magia y la realidad se entrelazan, Diora Douglas, una joven muggle sin conocimiento alguno del mundo mágico, se embarca en una sorprendente aventura. Todo comienza cuando sus amigos le plantean un desafío en un bar: hablar con e...