Capítulo 27 (parte II)

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27.- No mientras yo viva

Parte II

Un estruendo resonó por todo el cielo. Las nubes comenzaron a amontonarse, de un gris muy oscuro. Y en el cielo apareció una especie de espejismo de un cráneo con una serpiente saliendo de la boca, emitiendo una luz verde intensa. No podría confundir ni olvidar esa imagen nunca. La Marca Tenebrosa. Voldemort ya estaba aquí.

El ambiente festivo se transformó en caos, temor y ansiedad. Los invitados miraban al cielo con expresiones de terror y las luces de los patronus se desvanecieron mientras las varitas caían lentamente a sus lados.

Draco apretó mi mano con fuerza y también su varita, empujándome tras de él, como aquella primera vez que vimos a Voldemort en el callejón.

Intentando mantener la calma, el mago de la ceremonia intentaba darnos instrucciones para no perder los estribos, pero sus palabras se perdían entre el murmullo nervioso de los presentes. Los elfos domésticos, que momentos antes habían creado un camino mágico de pétalos de rosa, se dispersaron en todas direcciones, buscando refugio y protegiendo a los invitados.

Mi familia veía a los magos histéricos sin comprender nada. Era como si ellos no vieran la figura proyectada en el cielo. Algunos elfos se encargaban de agarrarlos de las manos y desaparecer con ellos, supongo que llevándolos a sus casas, a salvo.

Aun con el cielo oscureciéndose cada vez más, puede divisar a Harry junto a Hermione, Ron, Ginny y George en una parte del jardín. A pesar de todo, parecían mantener la calma. Estaban preparados, a pesar de que no era el momento previsto para que apareciera Voldemort.

Y entonces mi cabeza comenzó a atar cabos sueltos.

Todos aquellos descuidos que había tenido no se habían quedado en el olvido. Voldemort no era tonto, es más, era listo, muy inteligente, astuto y manipulador. Había visto cada error, cada brecha en mi seguridad. Me había hecho creer que lo tenía todo bajo control cuando en realidad él sabía todos mis pasos, siempre lo había sabido. Sabía que Harry estaba al tanto, y por eso nos hizo creer a Draco y a mi que pretendía matarlo cuando este diera su discurso, para así coger de sorpresa no solo a él, sino a todos nosotros.

Me había dejado llevar por la ilusión de un día especial, pero él lo convertiría en una pesadilla.

—Draco, él sabía. Sabía que le conté a Harry su plan —le susurré, aún tratando de entender la magnitud de la situación.

Draco apretó los dientes con furia, y con mirada firme y decidida escrutó todo el jardín en busca del mago tenebroso.

—¿Qué cojones está pasando? —preguntó Theodore, encaminandose hacia nosotros junto a Blaise, ambos con varitas en mano.

—Poneros en posición de ataque y proteged a Diora con vuestra vida, cueste lo que cueste —les ordenó Draco.

Draco tuvo la intención de encaminarse hacia delante pero yo lo agarré de la muñeca y tiré de él para girarlo hacia mi.

—Eso ha sonado a despedida.

Intentó sonreír, pero esta flaqueaba. Tenía miedo, lo notaba en su cara, en sus fracciones, en sus ojos.

—Todo va a salir bien -intentó convencerme, aun cuando ni él estaba seguro.

—¿Qué vas a hacer?

Este tragó saliva.

—Lo correcto.

Asentí.

Dudó un segundo hasta decidirse a acercar sus labios a los míos de forma brusca, fundiéndonos en un beso lleno de determinación y amor. Fue como si quisiera grabar en esos segundos todos los sentimientos que compartíamos, y odié ese sabor agridulce a despedida. Luego se apartó, manteniendo sus ojos fijos en los míos.

Entre promesas y mentiras | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora