XXI

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La primera vez que Amelie Dupont cosió a alguien fue cuando tenia catorce años. Una pelea se creó en Bob's y una botella rota acabó en el brazo de uno de los clientes más habituales.

Recuerda el llorar ante la sangre y sin saber qué hacer, recuerda a aquel hombre diciéndole que él le enseñaría y que se llama Mike, pero que todos le llamaban Old Mike. Recordó que al contarlo a sus amigos, JJ pidió como había sido y que tanta sangre había, Pope que si podia enseñarle a coser y John B la miraba incrédulo.

Lo que Amelie nunca se había planteado era tener que coser a Ward Cameron, quien tenia una mueca de dolor.

—Ay— se quejó cuando la aguja pasó de nuevo por su piel, Amelie alzó sus ojos.

—Que te duela es buena señal— murmuró Amelie con nervios, Ward abrió sus ojos—. Los tejidos no están muertos.

El hombre se quedó mirándola. Las manos de la joven estaban llenas de sangre y su pelo largo estaba recogido en un moño. A Ward le sorprendió verla tan distraída en su cabeza pero pasando la aguja con una precisión casi ridícula.

—¿Cómo sabes coser así?— preguntó Ward en voz baja, dandole una mirada a los amigos de esta. Pope tenia sus brazos cruzados, dándoles miradas de vez en cuando.

—Me enseñó un amigo— murmuró, su mano fue al vientre del hombre, y hizo algo de fuerza en el hilo. Ward se quejó—. Imagino que es lo que tuve que aprender al dejar Figure Eight, ¿no?

—Nunca es malo saber estas cosas— contestó de vuelta, Amelie no contestó—. Amelie, tu padre...

—No le hables.

Amelie alzó la mirada cuando Pope se colocó delante de ambos, serio. Ward apretó sus labios y la castaña siguió cosiendo.

—¿Cuánto queda para llegar?— preguntó Amelie tras unos minutos.

—Unas cinco horas.

—¿Crees que JJ...?

—Llegará— aseguró Pope, Amelie tragó saliva—. No te preocupes.

Amelie dio una ultima punzada a la herida y cortó el hilo. Sus manos agarraron una gasa, mojando con desinfectante de heridas y sus manos se aplanaron en la gasa.

—Ya está.

—Gracias.

—Deberías descansar, no te morirás.

—Oh.

La castaña se levantó y miró sus manos llenas de sangre. No dijo nada antes de ir al pequeño baño. Sus manos se restregaron entre ellas y el agua se volvió roja.

—Deberías descansar— la voz de Cleo hizo que Amelie alzara la mirada.

—Estoy bien.

—No lo estás.

Amelie no contestó, bajando sus ojos de nuevo. No lo estaba, para nada. Tenia la cabeza llena de pensamientos horribles y dolorosos. El pecho le dolía y tenia la garganta le dolía ante la angustia y las ganas de llorar.

Necesitaba a JJ, pero no estaba con ella. Estaba con Kiara.

—Cleo, nunca estoy bien— Amelie secó sus manos y se encogió de hombros—. Pero la vida no se para por ello— sonrió un poco—, y yo tampoco.

(...)

De los labios de Amelie salió una leve sonrisa ante la música, los colores y algún que otro petardo cayendo. Los niños corrían y los adultos hablaban entre sonrisas.

ᴀɴɢᴇʟ // ᴊᴊ ᴍᴀʏʙᴀɴᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora