S•E•S•E•N•T•A••Y••C•U•A•T•R•O

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-N. O.-

Desde que habían subido al auto de Raúl, Elyas no había soltado la mano de Herny debido a los nervios, y es que aunque estaba algo emocionado por conocer a los padres de Borja, aún estaba algo nervioso ¿Qué les diría? ¿Les agradaría? Había pasado su vida ocultando quién era, raramente podía darse el lujo de sentirse querido por su familia, pues sus padres no habían sido un ejemplo y sus familiares mucho menos, sabía que si se hubiese atrevido a hablarlo con ellos la cosa hubiese terminado mucho peor de lo que fue. De cualquier forma, aunque sabía que su familia actual no era para nada como sus padres biológicos, no podía evitar sentirse así, estaba tan acostumbrado al desprecio que incluso acostumbrarse a su actual vida a veces le parecía complicado.

Salió de su nube cuando sintió un ligero apretón en su mano, girandose a ver a Herny, quien le sonrió para después dejar un pequeño beso en la misma.
No pudo evitar sonreír, sintiéndose mucho más tranquilo ahora que recordaba que no estaba solo.

Raúl y Borja hablaron un poco con él antes de ingresar al hogar de los mayores, lo tranquilizaron y le dejaron en claro que todo estaría perfectamente bien, que ya les habían hablado de él, e incluso les mencionaron que Herny los acompañaría, así que no tenía nada de que preocuparse.

Todo salió maravillosamente bien, Elyas se sintió afortunado de, finalmente, tener una familia en la que podía ser él mismo sin ningún tipo de filtro, incluso quienes serían ahora sus abuelos estaban encantados con él y su relación con Herny, vamos, que estaba viviendo ahora su vida de ensueño.

Los padres de Borja lo amaron, y Elyas los amó a ellos, eran tan agradables que incluso se sintió aún mas parte de la familia, y le gustaba la sensación.
Aquella tarde la pasaron tan bien que fue uno de los mejores días para Elyas, sin ninguna duda sería un día que recordaría con cariño, y por supuesto, uno de sus favoritos.

Regresaron a casa temprano, dejando a Herny en su propio hogar antes, agradeciéndole el haber aceptado acompañarlos y prometiéndole que lo volverían a llevar cuando se presentara la oportunidad, y Herny aceptó encantado.

Ya en casa, Elyas les deseó buenas noches a ambos adultos y se dirigió a su habitación con una gran sonrisa, llevándose consigo al pequeño gato negro al que le había tomado tanto cariño. Estaba feliz, y era bastante evidente.

 Estaba feliz, y era bastante evidente

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Profesor Shipper [Willgan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora