La primera vez que lo vio, fue en una habitación cerrada, pequeña pero bien organizada en en hospital de su ciudad.
Siempre había sido un chico revoltoso y mal portado, al menos eso decía su madre, pero él mismo se consideraba solo alguien decidido y con ganas de vivir la vida.
Sería un alfa fuerte de mayor y simplemente quería ganar experiencias y fuerza para cuando llegara el día.
Aún así, su madre no logra entender por qué intentó bajar de la planta segunda de un edificio, en el que estaba su departamento, por la parte de fuera.
Sí, saltando de balcón en balcón.
—¡No lo entenderías!—Gritó de nuevo, miró hacia el frente con una muy mala cara mientras su madre, quien conducía casi desesperada al hospital, le exigía explicaciones de su comportamiento.
—¡Pues hazme entenderlo!—Respondió de la misma manera, roja del enojo. Todo el auto estaba inundado del aroma tan desesperante que resultaba ser el de una omega molesta.—¿Es que eres suicida? Porque si no, no me explico porqué haces estas cosas siempre, Min Yoongi.
Su hijo suspiró harto de la charla, harto de los gritos y deseó que alguien lo viera ya, la inflamación en su pie solo iba en aumento.
—No, no soy suicida, mamá.—Contestó cansado.—Solo fue un reto.
—¿De tus amigos? Ya te decía yo que ese muchacho de los Kim no me gustaba, es un niñato maleducado igual que tú.—Estaba a punto de echar humo por las orejas.
—No, mamá, fui yo quien quiso hacerlo. Era un reto personal para probar algo.—Aún sabiendo que su madre no lo comprendería, seguía hablando, si se quedaba callado y la mujer hablaba sola, sería peor.
—¿Probar si es verdad que te puedes romper una pierna si caes de una primera planta? Por dios, Yoongi, eso es básico.—El menor rodó los ojos.—Hablaremos en casa, verás cuando tu padre se entere de esto.
La conversación terminó porque habían llegado por fin la hospital y Yoongi agradeció a todos los dioses habidos y por existir que no la tendría que escuchar por un rato cuestionando sus decisiones.
Era su madre y todo eso, pero empezaba a hartarlo tantas preguntas y tantas ganas de guardarlo en su casa. Él era un alfa, uno fuerte y debía comportarse como tal.
—Hola, buenas tardes, soy Min Daejin y traigo a mi hijo, se ha caído de una primera planta.—Dijo casi desesperada, dándole la tarea médica a la recepcionista que rápidamente escribía cosas en su computadora.
—¿Min Yoongi?—Preguntó en seguida y el menor asintió.—Bien, tienen que ir a la sala tres, está en la segunda planta, y tomar un ticket.
—¿No podría ser... más rápido? La caída fue ago fuerte y su tobillo se está inflamando muchísimo.—Volvió a preguntar, jugando con sus dedos nerviosa y la chica frunció los labios viendo al chico.
Yoongi se había acercado al mostrador curioso de si podía percibir el aroma de la muchacha. Su madre decía que él aún era un cachorro y no podía hacerlo hasta presentarse como un alfa por fin, pero el de vez en cuando lograba hacerlo.
Sabía cómo olía Namjoon, su mejor amigo, quien había tenido la suerte de presentarse con trece años, hace menso de un año. Era un aroma extraño y algo fuerte, el aroma de un alfa.
Sin embargo, no pasaba de ahí. Por supuesto que tenía grabados en su memoria los aromas de sus padres, fueron los primeros que pudo percibir, pero quería más. No se sentía como un alfa si no podía identificar a una omega guiándose por su esencia.
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Be My Omega| ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ| OMEGAVERSE
FanfictionYoongi nunca había considerado la edad como un impedimento para mantener una relación con alguien, pensaba que ocho años de diferencia no era algo que debía de separar a una pareja. Y no porque se lo hayan enseñado sus padres o lo haya visto toda s...