❥︎Parte 31.3

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Despertar acompañado de su pareja destinada con la supieras enredadas y pegados al punto de que ni un mísero alfiler podía pasar entre ellos, causaba una explosión de sentimientos inexplicables en su pecho.

Su vista se corrió a la mesita de noche justo al lado de su cama y vio ahí la cajita que contenía la llave que Yoongi le dio, una propuesta silenciosa que no necesitó de palabras para ser entendida. Lo había puesto en una situación un tanto incómoda, pero igualmente conmovedora; casi se deja llevar por el cúmulo de sensaciones que se concentraron en el su estómago al verlo allí, avergonzado y atrevido, buscando crear un vínculo más estrecho entre ellos.

Y estuvo a punto de aceptar, lo pensó, la sola imagen de ambos despertando a diario juntos así como estaban ahora, todo enredados, comer juntos siempre que pudieran, trasnochar viendo películas o discutir por quién lava los platos, no sonaba tan mal. De hecho, lo hacía sonreír sin querer, lo hacía querer correr en busca de ese sueño, pero no estaba bien, no todavía.

Deseaba que Yoongi viviera aquellos años como un verdadero universitario, sin preocuparse por tener que llegar pronto por él o ese tipo de cosas, aún así, veía a Yoongi durmiendo a su lado, luciendo como todo un ángel en su sueño y se le debilitaban las piernas.

—¿Por qué sonríes?—Yoongi lo sacó de su ensoñación, sonriendo suavemente sin poder abrir los ojos completamente.

Se removió un poco, sin dejar de abrazarlo, solo que ahora movía su mano por toda su espalda, tranmitiéndole una tranquilidad adormecedora por todo su cuerpo.

Jimin negó, acercándose lentamente para juntar sus labios en un beso calmado y profundo, dándose los buenos días como era debido después de la noche tan perfecta e intensa que pasaron. Los dedos del mayor se colaron entre los cabellos negros de Yoongi con la intención de relajarlo contra sus labios y darse el placer de tocarlo tanto como le gustaba.

—Estaba pensando en ti—Soltó en medio del beso. Un Yoongi sonriente lamió su mentón, luego sus labios antes de tomar su belfo y mordisquearlo hasta hacerlo quejarse.—hmm... en lo lindo que luces durmiendo.

—Pensé que tenías otra cosa en mente.—Metió la mano debajo de su cuerpo, siguiendo la línea central de su espalda hasta toparse con sus glúteos desnudos. Tomó uno de ellos en sus manos y lo apretó, sacándole un siseo al omega.—¿Te duele?

—Arde un poco, nunca había tenido tanta... actividad.—Ambos rieron en la cara del otro, con sus respiraciones coordinadas.—Pero me encanta, aún te siento dentro, muy profundo.

—¿Ah sí?—Volvió a apretujar la nalga de Jimin entre sus manos y el otro soltó un carcajada, feliz.—¿A qué hora tienes que ir al hospital?

Jimin bufó y metió su rostro en el cuello de su alfa, restregando la nariz contra aquel punto en concreto donde se concentraba más aquel aroma de los dioses que lo hacía no querer separarse de él.

—A las doce, ya debemos levantarnos a comer algo.—Besó varias veces el cuello pálido de su chico.—Pero no quiero.—Lloriqueó.

—Yo tampoco, no quiero pararme de aquí. Pide el día libre.—Jimin negó aún metido en su cuello y restregando su pierna con la de Yoongi.

—No puedo, tengo citas que atender y estaré en la sala de emergencias a partir de las ocho.—Yoongi asintió con la cabeza, besando su cabello sin dejar de abrazarlo.

Su mano seguía amasando las nalgas de Jimin, como todo un adicto que era.

Había tenido su primera vez el día anterior pero ya podía declararse todo un ninfómano. Siendo Jimin su pareja, no tenía la capacidad para dejar de pensar en su cuerpo insuperable, sus gemidos, sus gritos de placer. Soñaría con ellos por semanas y tendría que calmar su líbido él mismo, porque ni el ni Jimin tenían tiempo para verse a diario.

Be My Omega| ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ| OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora