Capitulo 31

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Hay momentos de la vida que sabes que estás cometiendo un grave error y aún así, sigues cometiendolo, esto era lo que estaba pasando en este preciso momento donde podía sentir los labios de Jey sobre los míos, y una de sus manos escabullirse por de bajo de mi camiseta de una manera lenta, torturadora y sobretodo placentera, quisiera decir que estoy poniendo resistencia por el hecho de saber que esto es un grave error dónde más adelante pagaré mis consecuencias y dónde seguramente no abra vuelta atrás, puedo sentir como el bulto en medio de sus piernas es presionado hacia mi.

—Jey esto no está bien— digo separandome un poco de el para tomar algo de aire, el me sonríe como si lo que acabo de decir fuera lo más gracioso que haya oído en su vida.

— Segura, ¿ quieres que me detenga?— al parecer hoy era el día de que dos personas distintas hicieran la misma pregunta— porque apostaría que estás tan húmeda, y  ansiosa de que pruebe tu collo— quisiera decir que esas palabras no tuvieron algún efecto en mi, pero si lo tuvieron, tanto que podía crecer más el deseo de quemarme con Jey en el infierno.

— Siento que no está bien lo que estamos haciendo— digo sabiendo que solo daño a las personas que están a mi alrededor, y que al cabar con mis planes me iría lejos de aquí.

— Mi Chamita, olvídate de todo solo por hoy déjate llevar por lo que quieres— dice volviendome a besar, no espera que responda, se separa de mi, me sonríe y empieza por quitarme la camiseta y  donde mi piel blanca queda descubierta antes de sus ojos. Sus manos van a mis pantalones donde con agilidad los desbotona y los retira, no podría describir en la forma en que sus ojos recorrían cada parte de mi piel.

— Acuéstate— ordena, y veo como pasa su lengua por sus labios, su voz fue demandante tanto que me hacía desiar sentirlo dentro de mi, sonríe, lo veo abrir uno de los cajones donde saca una cuerda negra, podía ver malicia y exitacion en su rostro, se hacerca a mi y me amarra las dos manos haciendo un perfecto nudo, teniendo mis manos inmóviles las amarra al marco de la cama, sinceramente estos días había conocido muchas facetas de Jey pero no sabía que tan pervertido era hasta que en sus ojos veo lujuria, deseo y malicia, como que si la persona que está al frente de mi no fuera el Jey que conozco, pero todo en el me gusta de una forma que no sabía cómo explicar, la humedad en mi entrepierna era lo suficiente evidente que podía el entrar sin ningún problema.

— Te voy a follar tan duro que mañana te costará caminar — dice bajando su rostro a mis muslos y dónde Siento que me da una mordida algo dolorosa pero placentera, con su mano retira mis bragas, dejándome sin nada que cubrirme, sintió como suelta el aire por la boca y se acerca un poco más hacia mi entrepierna haciendo que quiera cogerle el cabello con mis manos, pero estar amarrada se ha vuelto una tortura por querer tocarlo y no poder,  cuando su lengua pasa por la cara interna del muslos hasta llegar a tocar mi punto sencible me muevo con las intenciones de soltarme, pero el intento fallido lo hace sonreír sobre mi, es como si hubiera despertado un demonio.

Vuelve a pasar su lengua y levanto mis caderas y muerde justo ahí,  antes de comenzar a lamber haciendo que todo vibre dentro de mi, dónde por un corto segundo siento que no podría soportar más y las ganas de tenerlo dentro de mi aumentan, se que me está torturando de una manera placentera, chupa con una agilidad que me derrite. Es respectivo sus movimientos; chupa, muerde, hace movimientos circulares con su lengua, lame y vuelve a chupar con rapidez, no se cuánto tiempo pasa pero siento que voy a explotar con la llegada del orgasmo donde el se traga todo como si fuera lo más delicioso que haya probado, mis muñecas duelen un poco por focegar, el levanta su rostro donde me sonríe y me suelta de la cuerda que sostenía mis manos.

Me quedo inmóvil viendo cómo se saca la  camiseta, dandome una vista de su cuerpo donde puedo apreciar cada unos de sus tatuajes que dibujan en el, se quita los zapatos de un puntapié, se baja los pantalones, el boxer negro marca la hombreia que me hace tragar saliva y cuando  vuelve a la cama me abre de piernas y mi presiona su bulto en mi entrepierna.

El juego de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora