Capitulo 36

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Juancho

Me imagino que vienes a atraerme la paga— escucho decir a Paco mientras el fumaba un cigarro —  y mi amigo Jeyson, ¿dónde está? —  el tono de burla era tan evidente.

— Si te voy a dar tu paga Paco, a ver si terminamos esa deuda  lo más rápido posible— digo buscando el dinero en mis bolsillos, al no encontrar nada, recordé que lo había dejado en mi chaqueta, chaqueta que se la preste a la chica pija que conocí el día de la carrera, sin decir más nada empiezo a caminar hacia mi moto.

— Hey y mi paga — grita Paco y yo le saco el dedo del medio y escucho una carcajada— te espero este viernes y quiero toda mi paga — grita y yo me subo a mi moto.

Han pasado tan solo un día desde la carrera, había dejado a la chica pija en su casa, asi que recordaba la dirección de su apartamento, llegó y bajo de la moto empiezo a caminar hacia el interior del edificio. Y veo un hombre algo mayor en la entrada.

— Disculpe una pregunta — digo llamando su atención — estoy buscando a una chica así toda fresita bien pija, su nombre es mar....

— La jovencita Mariana— dice el hombre interrumpiendome y indicandome la dirección de su piso, así que camino,  y como un completo idiota mis manos empiezan a sudar.

—Dios Juancho ya no eres un adolescente — menciono para  mismo— solo toca la maldita puerta — respiro y toco la puerta un golpe dos golpes y tres golpes ya me iba dar por vencido pero...

— Acaso piensan tumbar la puerta— mis ojos recorren a la chica que se encontraba con un moño mal hecho y con hebras de cabello sueltas, con unos lentes de lectura y un libro en la mano, trae una bata que le llaga más arriba de las rodillas, dandome una buena vista de sus piernas y sus pies descalzo— Te  vas a quedar ahí sin decir nada.

— Vale, que hermosa eres— y sus mejillas se vuelven rosadas, que tierna— digo, vengo por mi chaqueta.

— oh sí la tengo en mi habitación, pase y ya te la busco— dice dejando la puerta abierta para que pueda pasar, y si mejor te quito lo que traes puesto, mierda cállate , estoy reloco hablando conmigo mismo, ella me sonríe y se va a lo que supongo que es hu habitación, no tarda en parecer con la chaqueta y me la estiende con una sonrisa, deseo besarla.

— Muchas gracias, por traerme y por emprestarme tu chaqueta.

— No es nada — pasan un par de minutos dónde solo nos mirábamos como un par de adolescentes hormonales— creo que debo irme— menciono.

— Ya te vas— dice un poco bajito.

Mierda, sin pensarlo mucho tiro la chaqueta al suelo, la sujeto del cuello y la beso, no se cómo explicar el beso, solo que estaba lleno de deseo, de mucho deseo, mis manos recorren su cuerpo hasta  posar en sus caderas, el beso sigues con aquellas ancieda de comernos cada parte de nuestras bocas, no se en que momento llegamos al mueble de su sala, pero ya estaba costada conmigo entre sus piernas besando su cuello y acariciando sus pezones, una de mis manos bajan asta el borde de su bata y la subo hasta retirarla por completo de su cuerpo, dandome una hermosa vista de su perfecto cuerpo, perfecto porque todo en ella lo era, desde su sonrisa hasta sus jadeos.

Ella me ayuda a quitarme mi franela, yo me desasgo de todo lo de más, quedando en bóxer, vuelvo a besarla y hago precion de mi pene en su entrepierna y un gemido hogado sale de su boca, llevo mi boca a sus hermosos pezones y chupo, muerdo y suciono, haciendo que su espalda se arquea, sin esperar termino de retirar la única prenda que me estaba estorbando, asi también retira la mía con su atenta mirada en mi miembro que está listo para entrar en ella, pongo el percervativo y lo llevo a su entrada y de una solo estancada entro haciendo que un gemido ahogado salga de su boca.

El juego de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora