Capítulo 27

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𝗣𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 𝗱𝗶𝗮 𝘆 𝗽𝗿𝗼𝗯𝗹𝗲𝗺𝗮𝘀
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— No sé si estoy lista para esto — Murmuro al tener en mi mano lo que probablemente necesitaré en el Instituto.

— Vaya niña que todo pinta muy bien — me anima mi abuela y hago una mueca.

— ¿Vendrá ese chico por ti? ¿O te llevo yo? — pregunta mi hermano con las llaves del coche que Derek compró y está en nuestro garaje a nuestra disposición.

— Dijo Isabella que él vendrá por mí por ahora — y el timbre suena. Voy a la puerta con mis cosas y ahí me encuentro al chico rubio con sus ojos grisáceos — Hola — él sonríe de lado — ¿Quieres tomar algo? — pregunto para no sonar descortés.

— Mi madre nunca me dejaría salir sin algo en el estómago — agita las llaves en sus manos — Vámonos — Me despido con la mano a mi familia, cierro la puerta y veo el gran coche que hay frente mío.

— ¿Es tuyo? — es una belleza

— Quisiera — hace una mueca — Es de mi padre. Me lo presta — se introduce dentro de él y yo hago lo mismo.

— ¿Tú ya puedes conducir? — Él enciende el coche y se tira para mirarme.

— Aquí nada es normal, Kate. — Dice como si mi pregunta fuera estúpida — Aquí podemos conducir teniendo dieciséis años. — arranca — Yo conduzco desde los quince — veo al rededor. El paisaje es tan bonito a pesar de que el camino no está asfaltado. Árboles gigantes, el cielo de un tono gris, hay un poco de neblina pero no le quita lo mágico al lugar.

— ¿Porqué? — mi curiosidad aumenta.

— Soy hijo del alpha — responde obvio — Puedo hacer lo que yo quiera — Y entonces veo una carretera y toma camino derecho.

— Me imagino que no haces lo que tú quieras siempre — murmuro al no tener nada más que decir.

— Si quiero que vean que soy un buen futuro alpha tengo que demostrar como ejerzo mi poder. Con límites y responsabilidad. — Vaya.

— Si lo dices así ya pareces un líder — Él con la mirada fija en el camino, sonríe.

— Mi padre cometió muchos errores en su adolescencia — Me giro a mirarlo — Él me a enseñado eso para que yo no corra por el mismo camino. — Parece orgulloso del cambio de su padre y siento cierta melancolía al recordar el mío. Tengo meses sin verlo. — Sé que no debo preguntar pero yo te he respondido antes... — tomo aire — ¿Dónde están tus padres?

— Mi madre está en el otro lado del mundo y mi padre lo está también pero en otra parte. No los he visto durante un buen tiempo. Están separados y mi padre tiene un nuevo compromiso. Mi madre está trabajando para darnos una buena vida a mis hermanos, a mi abuela y a mí. — suspiro — No los extraño ya que nunca fueron tan apegados a mí como tus padres a ti — me giro a verlo y él hace lo mismo por unos segundos para después volver la vista al camino que ya tiene casas como decoración en sus extremos. El pueblo está comenzando a verse y es tan bonito. Casas bonitas con diversos estilos, jardines en sus entradas al igual que coches y personas salen despreocupadamente recorrer la calle. Tanta calma. — Yo no los quiero aquí — confieso — Querrán que me vaya con ellos al saber lo que es Derek. Lo que son ustedes — respiro hondo — Quedarán locos.

— Deben entenderlo — y veo que a bajado velocidad en el coche y supongo que ya estamos por llegar.

— ¿Y si no? ¿Y si llegan y todo se arruina más? Creo que tengo suficientes problemas como para que se me sumen ellos también. — suspiro y respiro hondo al divisar la escuela. Es grande y se ve mágica. Es raro, si, pero parece sacada de un cuento pero con plantas a su alrededor.

— Derek no te dejará ir tan fácil — baja del auto cuando estamos en el estacionamiento. Captando muchas miradas sobre él. Abre mi puerta y me invita a salir

— Ya lo hizo. — Y todos los ojos que estaban sobre él pasan a mí.

Aquí vamos

Derek

El vacío es insoportable. La extraño tanto que hasta duele. Espero que ella no lo sienta así. Es una mierda. Y no quiero que sufra.
Me inundo en mi oficina, en los entrenamientos para los chicos y problemas que surgen en mis construcciones.

— Derek — Liam aparece en la puerta de mi oficina con los brazos cruzados. Dejo las hojas a un lado — Ve a dormir. Yo me encargo — No han pasado ni cuatro días y el insomnio está nuevamente presente. Desde que encontré a Kate yo había vuelto a tener paz mental y ahora que se fue las preguntas internas constantes me dejan sin sueño.

— Ni siquiera puedo dormir — suspiro — Mi mente ahora es mi peor enemigo.

— Deberás tomar una pastilla para dormir aunque sea una vez por semana. Necesitas descansar — Sonrío irónicamente. Parece preocupado.

— No tomaré esas mierdas — espeto — No quiero hacerme adicto a nada — él hace un sonido con su garganta y señala lo que tengo en mi mano. Ni siquiera había puesto atención. Tengo en mis manos una botella de vino junto a mi vaso de cristal. — Lo que faltaba — pongo las cosas dentro del cajón, de nuevo, y lo cierro con más fuerza de la que necesitaba — Hacerme como mi padre — me frustra esto y no llevo un año.

— Debes de buscar la forma de relajarte — Parece psicólogo — Ve a correr un poco y ve a dormir. — Me levanto y sin ninguna razón lo hago. Me convierto en mi forma lobina y recorro los extremos de la manada hasta que siento el cuerpo relajado. Llego nuevamente a la casa, tomo un baño y después de ponerme mi pijama caigo dormido en mi cama.

Kate...

(...)

Despierto al sentir unos agarrones en mis pies.

— ¡Derek! — otro jalón y gruño sin abrir los ojos. Tenía el sueño profundo — ¡Tú papá está aquí! — vuelvo a gruñir apretando la almohada bajo mi cara. Lo que faltaba

— ¿Qué quiere? — pregunto con la garganta seca y me siento en mi cama. Liam parece preocupado. Frunzo el ceño. — ¿Qué pasa?

— Evan mató a una chica y Ollie lo vió todo.

— ¿Qué? — me levanto enseguida a mi clóset y busco ropa decente. Me pongo unos pantalones y una camiseta negra enseguida de unos zapatos. Tomo mi chaqueta y bajo las escaleras en busca de la abuela — ¿Qué hizo? ¿Cómo fue? — le  pregunto al verla recargada en la encimera. Parece triste.

— Era su "novia" — hace comillas con sus dedos — Jugó con él y él la mató. Estaba en su casa y Ollie estaba ahí y...

— Lo vió todo — asiente tristemente y busco rápidamente la forma de cambiar eso.

— Está en shock — Liam aparece atrás mío y suspiro. — No a hablado desde entonces

— ¿Hace cuanto? — tomo el vaso de agua que la abuela me extendió.

— Un día. Quería saber si era grave como para despertarte. — entonces entra en mi una duda.

— ¿Cuánto duré dormido?

— Un día — mierda.

— Te hice el almuerzo, mi niño — la abuela me extiende una bolsa café de papel y sonrío. Algo que no había hecho en días.

— Gracias abuela — ella sonríe y ve a Liam

— También hice uno para ti — le da también una bolsa y él sonríe abiertamente.

— Yo sabía que me quería — a ella se le escapa una carcajada y a mí también — Tenemos que irnos — su sonrisa desaparece y nos despedimos de la abuela con las bolsas en la mano para no perder más tiempo.

Espero y no sea tarde.

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