MINE

Capítulo 45

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𝗦𝗼𝗹𝗶𝘁𝗼
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Despierto y lo primero que veo es el brazo de Derek rodeando mi cintura. Trato de zafarme pero el maldito me aprieta más contra él mientras murmura algo entre sueños. Me rindo después de unos intentos más y me acurruco con él.

- Mejor - susurra contra mi oído y un escalofrío recorre mi columna. - ¿Cómo está mi Luna? - besa mi cuello y algo palpita en mi vientre.

- No muy bien - finjo tristeza y suspira horrorizado - No me gusta mucho mi pareja - me doy la vuelta para encararlo. Tiene el aire divertido y está de buen humor.

- ¿No te complace como debe? - dice cerca de mis labios.

- No me besa como debe - susurro contra sus labios sintiendo las ansias por sentir los suyos. Él ronronea.

- Yo te puedo besar como lo mereces - se acerca más a mí y succiono su labio inferior y él lleva su mano a mi trasero, apretando. Gimo contra su boca y él lame mi lengua. Atraigo su cabeza más a mí profundizando más el beso. Nuestros labios se rozan con necesidad, el calor de nuestros cuerpos aumenta y no me contengo con mis ruidos. Me siento completa a su lado. Seguimos besándonos y unos toques se escuchan en la puerta. Él gruñe contra mis labios y un pequeño dolor me palpita en mi entre pierna.

- ¡Derek! ¿Puedo desayunar aquí? Me siento solito - pronuncia Liam con voz de niño pequeño y sonrío en cambio Derek parece ser poseído por el mismísimo demonio. Su mirada es asesina y lo detengo cuando se levanta con toda la intención de golpear a Liam.
Lo atraigo a mí besandolo pero aunque me corresponde eso no le quita por completo el enojo. - ¿Hola? - entonces trata de abrir la puerta - Cualquier cosa no escucho - y se va. Derek parece contar en su mente hasta mil y se pone de pie.

- Derek - detiene su andar - No enojes tanto con él ¿sí? - él bufa y se adentra en el baño. Ahora detallo con atención la lujosa habitación clara e iluminada. La mayor parte de la habitación es blanca y tonos beige. Sillones acolchonados blancos y caros. Una gran alfombra elegante. Una televisión gigante que contrarresta todo, los grandes ventanales cubiertos por unas gruesas cortinas del color que predomina la habitación y la cama... Está desecha. Me levanto y un ardor me recorre la entrepierna. Lo ignoro y busco mi ropa.

Está rota.

Me envuelvo en las sábanas y espero a que Derek salga de bañarse.

- Hay ropa en el clóset - Derek se pasa la mano por el cabello mojado, tensando los músculos de sus brazos y va directo al clóset. Busca entre la ropa negra y me tiende una playera negra y calzoncillos nuevos - Puedo enviar a Liam a comprar algo - La toalla le cuelga desde la cintura y ríe - ¿Quieres ver? - levanto la vista sientiendome expuesta aunque no me arrepiento.

- Tendremos mucho tiempo para eso - me levanto bajo su atenta mirada en mi cuerpo desnudo. Tomo las prendas y me pongo de puntillas para darle un casto beso. Entonces me jala hacia él de mi cuello y gimo. Atrapa mi labio inferior entre sus dientes y succiona fuerte y siento mis piernas temblar. Sus manos toman mi culo y lo aprietan sin ningún tipo de pudor.

- Ya puedes irte - me da una nalgada sonora y aprieto mis labios y le muestro mi dedo de en medio haciéndolo reír. Hago mis necesidades y pongo el agua en la temperatura que me gusta. Templada. El agua corre por mi cuerpo y enseguida se relaja. Mi cabello se humedece y me relajo completamente.

Después de una ducha relajante me seco y me pongo las prendas que me dió Derek. La playera apenas y me cubre mi trasero. Los calzoncillos me quedan más largos que la playera y así está un poco mejor.

Seco bien mi cabello cuando salgo del baño y no hay nadie en la habitación. Tiendo la cama desecha y veo las manchas en ella. Hago una mueca y retiro las sábanas. Las hago bolita y las pongo en el cesto.

- ¿Qué haces? - Derek me sobresalta y frunce el ceño.

- Acomodaba la cama - Veo la taza en sus manos y se la quito dándole un sorbo. Café muy fuerte. - Tiene manchas - Le paso por un lado y mi feminidad duele un poco. Le devuelvo su taza cuando lo tengo por un lado. Lo. Primero que veo al llegar a la iluminada sala es a Liam comer como si nunca lo hubiera hecho

- ¡Buenos días, Kate! - saluda alegremente y sonrío - Dile a Derek que me hable - hace un puchero y voy hacia él. Tiene toda la mesita llena de cosas. Desde pancakes hasta pequeños pastelillos. - Está con la ley del hielo - Me siento frente a Liam y Derek se posa en medio de los dos.
Veo a Derek alzando la ceja y él se hace tontito

- Hablaré con él, no te preocupes - digo tomando un pastelillo y siento la mirada pesada de mi mate.

- Gracias - murmura y nadie dice nada por unos cincos minutos - ¿No hice ningún ridículo verdad? - rompe el silencio.

- Que yo sepa nada - Derek murmura sin verlo y Liam le hace ojitos y río.

- ¿No dije nada extraño? - Ahora Derek lo mira

- Sería raro si no lo hicieras - Liam sonríe ante la cara de matón de Derek.

- Es más que reconciliante - y sigue como si nada mientras desayuna. Después de terminar todos de desayunar Derek lo envía por algo a la camioneta y yo enciendo el televisor acomodandome sobre el cuerpo de Derek. - Aquí está - Lanza una pequeña mochila y Derek me da unas palmadas en mi pierna, levanto la cabeza y me hace un ademán de que vaya. Voy hacia la mochila y veo que es ropa de mi clóset que no me e puesto.

- Que precavido - lo veo de reojo y sonrie de lado. Paso por su lado con la pequeña mochila y me acompaña una mirada que me ve hasta el alma.

Me pongo la ropa interior y después la camiseta y el pantalón para después ponerme mis Converse.

- Es hora de irnos - Derek aparece en el marco de la puerta. Veo por última vez la lujosa y luminosa habitación antes de pasar por un lado a Derek y que él cierre la puerta. - ¿Te gustó? - pregunta mientras toma mi mochila por mí

- El lugar es muy lindo y lujoso - entonces sonríe negando con la cabeza.

- No hablo de eso - frunzo el ceño y después mi mente ata cabos. Le doy un golpe en el pecho que lo hace reír.

- Eres un imbécil - mascullo con las mejillas acaloradas. No quiero mal pensar todo.

- Ya - rodea mi cuerpo con sus grandes brazos - Hablo de todo - recarga su quijada en mi hombro enviando miles de maripositas a volar en mi estómago - ¿Te gustó? - su olor me embriaga y asiento con la mente nublada. Me doy la vuelta, encarandolo y rodeo su cuello con mis brazos y los suyos rodean mi cintura atrayendome a él. Me pongo de puntitas y uno nuestros labios. El beso es suave y aunque no sea del tipo que me haga humedecer me gusta. Demuestra los sentimientos que ambos sentimos por el otro. Un simple roce que me hace enloquecer. - Vámonos antes de que Liam venga a estropear el momento - sonrío y él abre la puerta para mí.

Entonces recuerdo que faltan dos semanas para la coronación.