EPÍLOGO

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Llevamos aproximadamente un hora estando así. Él con su cabeza en mi pecho, escuchando mis latidos calmados y pausados y yo acariciando su cabello oscuro.
A crecido desde la última vez que lo acaricie. No me a dejado detallarlo pues en cuanto pronuncié su nombre les dijo a todos que se fueran y me rodeó con sus brazos y se adueñó de mi pecho sin llegar a algo indecente.

— Creí que no volverías — Levanta su cabeza y veo el cansancio a través de sus ojos y como le a afectado todo esto. Las ojeras decoran sus ojos y su barba está más larga que antes. Se inclina y me llena la cara de besos que me provocan cosquillas en la cara.

— ¡Derek! — chillo y él me da un suave beso en mis labios y me dejó llevar. Los extrañaba y no pensé que fuera así. Su boca saborea la mía con anhelo y me siento feliz al sentirme deseada y querida.

— Te extrañe — sus ojos se cristalizan y sé que a estado llorando — acaricio sus mejillas y cierra los ojos

— Yo también te extrañe — confieso y sus latidos se aceleran. Mi estómago se llena de maripositas y siento mis mejillas arder un poco.

— Te amo, Kate — confiesa al abrir sus ojos plomizos y mi corazón se detiene para latir con fuerza contra mi pecho. Sonrío.

— Yo también te amo — sonrío y nuevamente nuestros labios se entrelazan.

[... ]

— Es una estupidez — espeto sin medir mis palabras. Tengo tan sólo dos semanas de recuperación y ya estamos en una junta con todos los alphas importantes. En total son seis.

— Las reglas dictan eso — El mayor me muestra unos viejos manuscritos.

— Tengo dos semanas que desperté de la coma — Me levanto ignorando la mano de Derek sobre mi brazo. — ¿Porqué voy a pensar en tener un hijo? — espeto perpleja. — Apenas comienzo a tener actividad física leve — Niego con la cabeza.

— La manada necesita tener en camino a su próximo alpha — exclama de nuevo el mayor.

Y yo necesito tiempo para estar con mi esposo y con mi familia — Pronuncio firme me he dado cuenta que he usado mi voz de Luna — Lo que quiero decir es que... — trato de remediarlo pero él levanta su dedo índice, deteniendome.

— Entiendo que quieres pasar tiempo con tu familia y que ahora no piensas engendrar un heredero pero...

— Sé que tendremos hijos — interrumpo — Pero no ahora — afirmo. Y el señor mayor suspira.

— Tienen cinco años para tener un heredero — Anuncia como dando punto final a la reunión.

— Para ese entonces ya tendremos bebés — Derek posa su mano en mi cintura y lo veo con cara de pocos amigos a lo que él frunce el ceño.

— Doy por terminada la reunión — finaliza el alpha mayor y todos desaparecen por la puerta. Suelto un suspiro y me giro a Derek, que sigue con el ceño fruncido.

— ¿Porqué esa cara? — no puedo evitar sentir ternura ante su confusión a pesar de tener un sabor amargo en la lengua por la estupidez que hay en las reglas que rigen a los licántropos.

— No quiero tener hijos, Derek.

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