Capítulo 38

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𝗟𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗳𝗮𝗹𝘁𝗮𝗯𝗮
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Me revuelvo entre las sábanas. Aún me pesa levantarme por la actividad física.

- ¡Andando floja! - Jayden jala mis pies y gruño

- ¡No quiero ir! - chillo y él está frente a mí con una playera blanca y chaqueta de piel. Su aliento choca en mi frente y se me eriza la piel.

- ¡Es la última semana! - veo en sus el entusiasmo y me dejo caer sobre la cama - Será divertido - su sonrisa me anima un poco pero mi flojera es más grande.

- ¡No quiero ir! - entonces mi hermano hace acto de presencia.

- Si no sales en quince minutos cambiada y lista ¡No tendrás permisos para salir! - me giro hacia él.

- Aquí no tengo vida social ¿lo recuerdas? - alzo una ceja

- Pues tu amigo acaba de pedirme permiso para llevarte a una fiesta este sábado y si no vas a la escuela no habrá fiesta - sentencia cruzándose de brazos y sé que está hablando en serio.

No me queda de más que ponerme de pie e ir al baño a arreglarme. Después de ducharme, salgo del baño y estoy sola. Me visto rápidamente y me voy sin desayunar con Jayden pisandome los talones

— ¿Cuando esperabas decirme de tu decisión sobre mi decisión? — pregunto tan sólo tenemos las puertas cerradas del coche. Él arranca haciendo caso omiso. — Te estoy hablando, Jayden. — espeto molesta. Si algo odio es que no me tomen en cuenta.

— Sabia que no ibas a querer ir y...

— Y decidiste por mi — interrumpo y aprieto mis dedos para contenerme.

— Kate yo sólo trato de...

— ¿De qué? — digo al ver que se a quedado claro.

— De estar más tiempo juntos — sus ojos me observan y veo un brillo en ellos. No me dejo persuadir.

— Igual no debes decidir por mi — murmuro molesta girando mi cabeza hacia la ventana y observando el paisaje.

— Éste fin de semana no me respondiste los mensajes y luché con todas mis fuerzas para no venir a buscarte — me giro a él lentamente — Te ves mal, Kate — bajo la cabeza — No eres tú y solo quería que te divirtieras un poco — susurra y odio a este chico y su buen corazón. No digo nada y cuando llegamos al estacionamiento del Instituto me bajo y lo abrazo cuando sale del coche.

— Gracias por darme mi espacio — aspiro su olor y mi cuerpo se relaja — Pero aún así debes consultarme primero — él asiente sonriendo y acariciando mi cabello.

— Anda vamos que llegaremos tarde.

Derek

Mastico las galletas que hizo mi abuela para mí y escucho masticar ruidosamente a Liam.

— Deja de masticar así — espeto entre dientes tras tomar un trago de café. Sé que lo hace a propósito.

— ¿Cuándo llega Axel? — cambia de tema y dejo todo a un lado.

— Debe estar por llegar — Me fijo la hora en mi teléfono. Detecto pasos al agudizar mi oído y su olor se hace presente y posteriormente atraviesa la oficina con una cara que no me gusta para nada.

— Tengo algo que decirte — Se rasca la nuca y observa todo menos mi cara.

— ¿Qué? — no me gusta para nada su actitud justo ahora.

— Kate y futuro alpha tienen una relación — Mi corazón se detiene y Liam escupe el café, comenzando a toser.

—¡¿Qué?! — es el primero en reaccionar en cambio yo me quedo como idiota al ver a Axel.

— ¿Qué acabas de decir? — Susurro con mi pecho comprimido. No puede ser. Entonces comienzo a ver rojo y la ira me sobrepasa. Alec toma el control y atravesamos nuevamente el ventanal. En cuantos mis patas toman el control comienzo una carrera seguido de mis súbditos. Nadie se mete con la mujer del alpha.

[... ]
Llegamos a la amada manada de Jake Evans y mi ira se a ido acumulando y tengo ganas de destrozarlo todo.

Me transformo a humano y mis súbditos se quedan escondidos en el interior del bosque de la manada.

Llego a la mansión Evans y toco desesperadamente la puerta. Minutos después es abierta por una chica rubia parecida a Isabella pero mayor.

— ¿A quién vienes a asesinar? — pregunta alzando una ceja.

— ¿Dónde está Jayden? — espeto.

— ¿No has visto la hora? — señala su reloj, obvia — Está en el Instituto — tan sólo eso necesité para desaparecer de ahí. Les hago unas señas a los míos que iremos a otro sitio y que se mantengan alertas.

El edificio se ve después d e unas cuantas manzanas. Camino tornando mis dedos continuamente para calmarme. Atravieso las puertas de la entrada bajo las miradas de los chicos que están en los pasillos. Paso sin importar sus cuchicheos.

Liam: No vayas a hacer una locura, Derek. Por favor

Dice Liam através del link mental pero yo no estoy para nada feliz al saber que ese imbécil se a estado metiendo con MI Kate.

Soporte que se hicieran amigos pero no más.

Busco el olor de mi mate y me lleva hasta el patio donde están ambos. Genial.

Todo dentro de mi se rompe al ver esa escena. Nunca la había visto así de sonriente, ni con esa chispa en sus ojos. Me duele, me arde y me quema.

Ella quita la vista de él y la fija en mí, poniéndose pálida y aprieta los labios. Se pone de pie y el futuro alpha se da cuenta de mi existencia.

— ¿Qué le hace venir por aquí alp...? — mi puñetazo lo hace callar y caer al piso. Kate me observa sorprendida y se agacha junto a él a querer levantarlo. La boca del chico comienza a sangrar y escupe sangre.

— ¡Qué mierdas Derek! — la tomo del brazo y la alejo de él.

— Tú y yo hablaremos seriamente — abre la boca sin saber que decir — Llevenla a la manada — le ordeno a dos de mis guardias — Y ustedes traigan a su familia. No largamos — ordeno frío y autoritario. Todos se van sin rechistar y al final nos quedamos Kate, los guardias y yo en el patio.

— ¡Yo no me iré! — comienza a forcejear y me acerco a ella para treparla en el lomo del guardia para que se la lleve. Quiero calmar mi enojo antes para hablar con ella seriamente. — ¡Derek! — chilla cuando la subo de una manera para nada gentil

— Perdiste todo el derecho a hacer aquella mierda — su cara se transforma a una indignada que solo hace que me hierva más la sangre.

— ¿Yo? ¿Y tú qué? Crees que no me enteré — se logra escapar del guardia y veo que si a tenido entrenamiento. — ¡Tú estabas con otra de vacaciones! — que mierda. — ¡Mientras yo estaba aquí sola! — sus ojos se vuelven rojos y veo que la poción está perdiendo efecto. — ¡Ya no quiero estar contigo, Derek! — mi pecho comienzo a doler mucho y mis ojos se cristalizan. — ¡Yo no he hecho nada! ¡No quiero irme! Estoy harta de que siempre haga lo que tú dices — y desaparece de mi campo de visión.

— ¡KATE! — grito al no verla por ningún lado. Lo que faltaba

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