Corazones en llamas ©

Capítulo 4

Daniela

Me desperté por la luz que entraba por las cortinas y me senté en la cama. Aparté las sábanas y me puse una sudadera para no congelarme de frío. Después bajé a la cocina y cogí cereales para desayunar.

—¿Dani, en qué piensas?—me preguntó mi hermano

—Sabes que en unos días va a ser el cumpleaños de Mar ¿verdad?

—Sí

—Pues me dijo que no quería celebrar su cumple con ninguna amiga, pero que quería celebrarlo con su hermano, Grace, conmigo y contigo

—¿Y cuál es el problema?

—Que quiere hacer una fiesta de pijamas con nosotros cuatro y no sé cómo Thiago y yo vamos a aguantar una noche sin pelearnos

—Entonces podrías solucionar vuestras diferencias de una vez por todas

—Como si fuera tan fácil

—Lo sería si los dos pusierais de vuestra parte

—Ya, pues dudo que eso pasé

Me levanté de la silla y subí hacia arriba para cambiarme de ropa y boxear un rato. Me puse mis auriculares y me posicioné enfrente del saco. Justamente cuando la lista de la música empezó a reproducirse lancé un golpe detrás de otro.

Cuando acabé de estar boxeando me fui a ducharme y después me vestí para salir con mi mejor amiga, mi hermano y con mi novio.

Mi hermano y yo salimos de casa juntos y fuimos al centro comercial que había en la ciudad donde habíamos quedado con ellos. Cuando llegamos al lugar le di un abrazo a mi mejor amiga y un beso a mi novio. Después entramos al centro comercial y fuimos al cine para ver una película y cuando salimos de la sala nos recorrimos bastantes tiendas.

—Dani, hoy hago fiesta en mi casa—me avisó mi novio

—Lo sé

—Y seguramente venga Thiago—enseguida cambié mi cara de felicidad por una de fastidio

—Mat, ¿por qué tiene que venir?

—Es mi amigo

—Mateo, iré, pero no te voy a prometer que nos vamos a llevar bien porque lo dudo

—Está bien—me pasó un brazo por los hombros

Cuando salimos del centro comercial volví a mi casa y estuve un rato leyendo hasta que me empecé a arreglar para la fiesta de esta noche.

Me miré en el espejo, me alisé un poco el vestido negro que hacía que mi cabello rubio resaltará y cogí mi bolso. Después bajé las escaleras para ir al piso de abajo y nos fuimos a la casa de mi novio.

Cuando llegamos saludé a mi novio que estaba con unos amigos y después fui a saludar a mi mejor amiga. Más tarde fui a la cocina para escoger la bebida y me encontré con ese chico de cabello oscuro que tanto odiaba y que me resultaba insoportable.

Justamente me tenía que encontrar con Thiago, la última persona que deseaba ver, que no me agradaba y que era muy idiota.

—Princesa, yo también te quiero. Descansa.

—Qué romántico, Thiago

Era una persona tan reservada que nunca me hubiera imaginado que dijera esas cursilerías. Se giró para verme y enseguida puso una cara de disgusto.

—¿Por qué siempre tienes que aparecer en mi camino?

—Lo último que me apetecía era verte, pero por si se te ha olvidado esta es la casa de mi novio