Capítulo 23

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Thiago

Unas semanas después...

Desde que pasó el accidente todos me estuvieron visitando y haciendo compañía y eso lo agradecía mucho porque estar solo en un hospital era muy aburrido. También estuve yendo a rehabilitación para recuperarme y aunque todavía no estaba recuperado del todo, justamente hoy el médico me dio el alta.

Me dijo que podía hacer vida normal, pero todavía no podía jugar partidos de fútbol, así que estaba claro que me perdería la liga, pero bueno lo que me preocupaba era cómo pagaría la casa y todo lo que mi hermana necesitaba si mis padres me habían quitado bastante dinero de la cuenta bancaria.

Cuando salí del hospital me sentí como si me hubiera liberado de una celda, volvía a respirar, a sentir el frío y había deseado con todas mis fuerzas salir de ese hospital.

Nadie sabía que ya me habían dado el alta, así que supuse que sería una sorpresa cuando me vieran enfrente suyo. Mientras seguía caminando, vi a Nicole hablando con unas chicas que se fueron unos minutos después.

Sin pensarlo, me dirigí hacia ella, la cogí del brazo y la acorralé en un callejón. Ella soltó un grito de susto y le tapé la boca con mi mano.

—¿Se puede saber que te pasa?—me dijo enfadada

—Escúchame Nicole, por el poco respeto que me queda por ti, te lo voy a decir como una advertencia y no como una amenaza

—¿De qué hablas?—frunció el ceño

—Ni se te ocurra a volver ponerle un dedo encima a mi novia porque entonces me vas a conocer de verdad

—¿Y se puede saber quién coño es tu novia?

—¿A quién le diste una bofetada hace unas semanas?

Lo pensó durante unos segundos y cuando se acordó, pronunció su nombre y puso los ojos como platos. No me extrañará que le sorprendiera porque ella no se había enterado de que nosotros dos estábamos juntos, pero de todas formas eso no cambiaba nada. No debía de haberle pegado.

—Daniela—dijo sorprendida

—Exacto. No me gusta verla llorar por una idiota que le pegó ayer solamente porque ella le dijo las verdades en la cara

—¡No soy idiota!—me gritó enfadada

—¿Ah, no? Pues entonces no te habrías tirado a Mateo sabiendo que ella lo quería

—¿Y a ti qué te importa?

—¡Me importa por qué le hiciste mierda a la persona que amo! ¿Sabes porque le duele tener que decirte esas cosas?—no respondió—Porque ella te quería, eras una hermana para ella, pero lo jodiste todo por un chico

—¿Y tú cómo sabes todo eso?—me preguntó

—Porque acudió a mí esa misma noche porque no podía dormir, porque se sentía como una mierda, porque se preguntó, ¿qué hizo mal? Y para colmo se pasó toda la noche llorando.

—Yo no...—no dejé que terminara de hablar

—Nicole, no me importa lo que me digas, solo te estoy pidiendo que no vuelvas a acercarte a ella porque me duele verla llorar por personas que le hicieron daño

Después me fui alejando de ella y retomé mi camino. Cuando llegué a la casa de mi amigo, escuché unas risas en el jardín y entré silenciosamente sin que me escucharan. Aunque, Lucas, Grace y Gabriel me vieron, pero se quedaron callados y disimularon que no me habían visto, porque Daniela todavía no se había dado cuenta de mi presencia.

Corazones en llamas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora