Thiago
Unas gotas empezaron a caer por mi cabello y la lluvia se volvió cada vez más intensa. Agarré a Daniela de la muñeca y le hice correr hacia un porche que nos cubría de la tormenta. Ella iba en vestido y si seguíamos hablando ahí fuera acabaría cogiendo frío y de paso un resfriado.
Estar a solas con ella me daba tiempo para poder hablar de bastantes cosas y además era una buena oportunidad para intentar derribar esa barrera que tenía puesta entre nosotros. Puede ser que ganarme su confianza fuera más difícil de lo que creía, pero nada era imposible.
Le solté la muñeca y me posicioné frente a ella que estaba con la espalda pegada en una pared y me miraba con los brazos cruzados. Antes de que ella pudiera decir una sola palabra me sacudí el pelo mojado y me gané un pequeño empujón por su parte.
—¿Podrías secarte el pelo como un perro en otro lado y no en mi cara?—me dijo molesta y sonreí
—Perdón, señorita
Se quedó mirándome de brazos cruzados esperando una explicación de lo que le insinué antes, pero no me salían las palabras. Temía hacerle recordar malos tiempos, pero necesitaba saber la verdad. Al final, ella tomó la iniciativa de romper el silencio incómodo y todo se me volvió más fácil.
—Antes me dijiste que había otra razón por la que te fuiste, ¿cuál fue esa razón?
—Ese día antes de que nos hiciéramos daño mutuamente, te escuché hablar con Lucas y sabía que me ibas a dejar y no podía soportar que me rompieras el corazón, aunque al final sí que lo hiciste
Cuando escuchó mis palabras supe que recordó ese momento. Al instante, cerró los ojos y se abrazó a ella misma con sus brazos.
—No deberías haber escuchado nada de lo que hablé con Lucas
—Pero lo hice y esas palabras << Él siempre soporta mis lloros y todo lo que me pasa. Y aunque me siento completa cuando estoy junto a él, sé que debe sentirse agotado porque estar conmigo es molesto>> me dejaron bastante claro que ibas a romper conmigo
Alejé mi mirada de ella y me separé para quedarme al otro lado del porche. Ella se pasó las manos por la cara y soltó un bufido. En cambio, yo recordaba ese día como si hubiera sucedido ayer, recordaba esas palabras que se clavaron en el fondo de mi corazón y recordaba sus acciones.
—Entiende que si me fui, si me alejé, si te abandoné, no fue solo por no creerte ni porque me compararas con mis padres, sino porque muy en el fondo sabía que tú me ibas a dejar a mí, que me ibas a abandonar. Sabía que esa noche iba a ser nuestra última, pero no pensé que se fuera a terminar tan rápido
—Thiago...
—Solo... solo no quería que me abandonaras como hicieron mis padres. Mi peor miedo, el que más me aterraba era que me volviera abandonar alguien a quien quería y tú lo hiciste. Me ibas a dejar. Por eso preferí irme y no volver hasta que ese dolor se desvaneció y hasta que sentí que tú habías sanado por completo
Unas cuantas lágrimas cayeron por mi mejilla, pero las retiré al instante. No me gustaba verme tan vulnerable. Ella dio unos cuantos pasos, pero seguí hablando.
—Si hay algo que aprendí en este tiempo es que el amor es un juego sin reglas y a veces puedes ganar y otras veces puedes perder y yo perdí
—Yo aprendí que aunque hayas amado a alguien y te haya hecho feliz, al final tienes que pasar página y seguir con tu vida. No puedes aferrarte a esa persona, tienes que alejarte. No puedes esperar toda una vida a esa persona por si se da la ocasión de volver
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Corazones en llamas ©
Teen Fiction"A veces el amor y la amistad se cruzan y a alguien le toca sufrir" Daniela Miller y Thiago Walker eran mejores amigos desde pequeños, pero todo eso cambió un día y empezaron a convertirse en dos completos desconocidos hasta el punto de detestarse...