Capítulo 48

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Daniela

Unos días después del combate, Thiago se volvió distante, se encerró en su burbuja, se volvió más frío que el hielo. No me buscó, no me contestó los mensajes, no vi ni un solo día a Mar y ni siquiera volvió a aparecer por mi casa.

Estaba muy enfadado conmigo y no lo culpaba. Casi siempre hago tonterías que acaban fastidiándolo todo. Pero él jugó conmigo. Me animó para qué intentará ganar y al final se le ocurrió la increíble idea de besarse con otra chica que resultó ser la ex de Samuel. Me jugué mi carrera y él estaba tan tranquilo besándose con otra. Eso me irritó, y quizás puede que estuviera un poco celosa.

Después de lo que pasó esa noche no he podido olvidarlo y aunque quisiera hacer borrón y cuenta nueva no podía. Tan solo necesitaba cerrar los ojos y los recuerdos de la escena se me aparecían en un instante. Estaba mal que pensará en esto estando con Kevin, pero es que Thiago era adictivo y ya se había apoderado de mi corazón. Él había conseguido traspasar la barrera que interpuse entre nosotros.

Mi mejor amigo estaba en mi casa y le conté todo lo que sucedió entre Thiago y yo, pero también me sinceré sobre mis sentimientos que tengo hacia los dos. Lucas me comprendió y aunque él también sabía que lo que hacía estaba mal, tampoco me reprochó nada porque en realidad todos sabían que mi relación con Thiago nunca tuvo un punto final, siempre hubo un punto y aparte, por eso me insistían tanto en que no fuera tan borde y que le diera una oportunidad, por esa razón lo ayudaban. Quizás nuestra historia necesita una segunda parte. Por ahora intentaría no romperle el corazón a Kevin y que Thiago me volviera a hablar.

Me senté en el sofá y me puse hielo en el pie. Al final me hice un esguince en el pie, pero con hielo y con una venda pequeña en unos días estaría como nueva. Me quejé al notar el contacto de mi piel con el frío del hielo.

Después mi mejor amigo se fue junto con mi hermano y mi novio me vino a ver y se quedó conmigo. Sé sentó a mi lado y apoyé mi cabeza en su regazo mientras me ponía el hielo en el pie.

—¿Cómo está tu pie?—me preguntó Kevin

—Mejor. En un par de días estaré bien del todo—le respondí

Nos quedamos un rato en silencio y deduje que me estaba ocultando algo o más bien quería hablar conmigo, pero no se atrevía. Había algo que no le dejaba dar vueltas en la cabeza, así que le facilité las cosas y rompí el silencio que habíamos sembrado entre nosotros.

—¿En qué piensas?—le pregunté y me dejó de acariciar el cabello—Kev, se nota a kilómetros que quieres hablar de algún tema en concreto, pero no te animas

—Es que no sé si quieres hablar sobre esa persona—me dijo mirándome a los ojos

—¿Thiago?—le pregunté sabiendo la respuesta y él asintió—¿Qué pasa con él?

—Que sigues estando enamorada de él

¿Tan obvio era? Al parecer sí. Lo que menos me apetecía era hablar de él porque Kevin saldría lastimado y no sé lo merecía. Es una persona demasiado buena como para tener que cargar con el dolor que puede que le cause yo, sin querer.

—Kev, estoy contigo y te quiero. Sea lo que sea, que siente mi corazón por él, lo voy a dejar a un lado

—¿Sabes que podrías estar con él y no me enfadaría?

—Sí, lo sé. Pero yo elegí estar contigo

—¿Segura que quieres estar conmigo?

—Sí, ¿por qué lo dudas?

—Porque veo lo feliz que eres cuando estás con él. Y me doy cuenta de que nunca dejaste de quererlo. Siempre has estado enamorada de él

—No estoy enamorada de él. Solo quedamos en ser amigos por el bien de los dos.

Corazones en llamas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora