Capítulo 29

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Thiago

Después de la pelea de anoche todos los chicos del equipo de fútbol empezaron a halagar a Daniela, ella les devolvió la sonrisa y se quedó a nuestro lado. Nosotros estábamos orgullosos de ella por cómo se enfrentó a Ryan y también nos divertimos al ver la pelea porque la verdad es que él fue tan estúpido que se metió en terreno peligroso.

Aunque, me contó que al volver a casa sus padres le vieron los nudillos rojos y les tuvo que contar que se peleó con Ryan, también les contó la historia de él, de lo que me causó y de que él fue quien le envió las fotos de Nicole y Mateo.

De repente sonó el timbre de mi casa y Grace se ofreció a ir a ver quién era, ya que yo estaba ocupado tratando de que mi hermana no hiciera un desastre en la casa. Mar empezó a correr por el salón con unos cuadros y la perseguí porque me preocupaba más que se hiciera daño a que se rompieran los cuadros. Después de haber corrido por todo el salón, saltado por el sofá y rodeado la mesa, logré llegar hasta ella, le quité los cuadros y se agarró a mi pierna como un mono. Entonces dejé los cuadros en una estantería donde ella no llegará y la cogí en brazos para que no se escapará a hacer otro desastre.

—Princesa, eres muy traviesa—le dije y se río

—¿Dónde está Grace?—me preguntó y me extrañé porque había ido a abrir la puerta y no había vuelto

—En la puerta. Vamos a buscarla

Caminé hacia la puerta y la vi quieta como una estatua, la llamé un par de veces, pero no me escuchó. Llegué a su lado y estaba nerviosa intentando hablar con mi mejor amigo, ninguno de los dos lograba decir una frase sin trabarse. Se me escapó una sonrisa y a Daniela igual, entonces intervine porque necesitaban ayuda.

—¿Grace, por qué no contestas la llamada?—le dije en voz baja para que Gabriel no se enterará

—Cierto

Se apartó de la puerta y subió las escaleras para irse a la planta de arriba a contestar la llamada de ese número desconocido. Mi hermana empezó a saltar y abrazó a Gabriel y Daniela, después les dio la mano y los acompañó hasta el salón.

—Daniela, yo de ti tendría cuidado con ese monstruito porque se tomó una taza de chocolate y está que salta por todos los lados—le advertí

—No te preocupes, yo me encargó de que esta casa siga igual

—¿Dani, quieres que juguemos a hacer volteretas?—le preguntó mi hermana que seguía dando vueltas por el sofá

—Claro

Daniela se quitó los zapatos, se hizo una coleta para recogerse el pelo y se sentó en la alfombra para estar a la altura de mi hermana. Empezaron a hacer acrobacias y me senté al lado de mi mejor amigo que parecía que le estuviera dando vueltas a algo.

—Ey, Gabriel—llamé su atención—¿Qué te pasa?

—Es sobre tu amiga—le presté atención—¿tú sabes si tiene novio?

—Ahora mismo lleva bastante tiempo sin estar con alguien—le confesé

—¿Por qué?

—Porque en todas las relaciones que ha estado le han roto el corazón

Se quedó callado y no podía seguir con este silencio incómodo.

—Gabriel, deberías hablar con ella y confesarle lo que sientes porque sé que la quieres y ella a ti también, solo tenéis que abriros el uno al otro

De repente escuché un grito que provenía de arriba y sabía que era de mi amiga porque era la única que estaba allí. Todos nos asustamos y les pedí a Mar y Daniela que se quedarán abajo, enseguida me levanté y salí corriendo para ver que mi mejor amiga estuviera bien. Llegué a la habitación y la vi contenta con el móvil en la mano.

Corazones en llamas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora