Capítulo 38

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Daniela

Estaba en el gimnasio entrenando mientras escuchaba las órdenes que me daba Jay. Después de haber estado un rato golpeando el saco de boxeo, descansé y me hidraté porque tenía que seguir entrenando y ahora me tocaba subirme al ring. Me puse los guantes y empecé a combatir contra un chico, nos lanzamos golpes, los esquivábamos y así fue hasta que terminó mi entrenamiento.

Odiaba tanto combatir contra alguien y que siempre me acordará de cuando hacía esos combates con Thiago. No me gustaba que se me aparecieran esos recuerdos porque me sentía vulnerable y no quería sentirme así. Era muy frustrante. 

Cuando el entrenamiento terminó, mi entrenador me recomendó que me fuera a casa a descansar y eso fue lo que hice. Llegué a mi casa y saludé a mis padres y a mi hermano, les conté como me fue el entrenamiento, comí algo y subí a mi habitación para ducharme y descansar un rato, ya que estaba agotada.

 Estaba tumbada en mi cama mientras miraba una película y mis ojos se fueron cerrando por el agotamiento hasta que me dormí profundamente. Un rato más tarde, abrí los ojos y me fui despertando mientras me quedaba unos minutos tumbada en mi cama. Escuché unas voces en el piso de abajo y me incorporé para ver quién era.

Me quedé pasmada cuando vi a Grace, Jessica, Lucas y Gabriel discutiendo. Aunque más bien parecía que estuvieran tratando de ocultar algo y así fue, porque cuando me vieron se callaron y trataron de cambiar de tema intentando disimular su comportamiento anterior.  

—No hagáis eso—les dije a mis amigos

—¿El qué?—me preguntó Lucas

—Cambiar de tema cuando aparezco. Si queréis hablar de cómo le va la vida a Thiago en Francia, podéis hacerlo

Al fin y al cabo cada uno estaba haciendo con su vida lo que quería y supongo que aunque costará tenía que pasar página y empezar una nueva historia. 

—No estábamos hablando de Thiago—me confesó Grace y todos la miraron alarmados—merece saber la verdad

—¿Qué me estáis ocultando?

—Se filtraron las fotos del beso que te robó Santiago

La noticia no me afectó tanto porque por suerte tuve la valentía de ser sincera y contárselo a Thiago antes de que se enterará de esta manera.

—¿Por qué no te molesta la noticia?

—Porque ya perdí lo que realmente me importaba y ya no me queda nada más por perder

Mi teléfono empezó a vibrar y a inundarse de llamadas y mensajes. Entré a los mensajes y eran muy desagradables, me estaban poniendo etiquetas, sacaban conclusiones sin saber la historia completa. Apagué mi teléfono porque al final iba a acabar colapsando y no me apetecía leer mensajes desagradables, que lo único que conseguirían sería hacerme sentir mal y hundirme en la miseria.

—Por eso no queríamos contártelo, porque los mensajes no son para nada agradables—me dijo mi amigo

—Lucas, no importa. No voy a dejar que unos mensajes me hagan sentir mal cuando yo sé como es la verdadera historia

—¿Entonces, no quieres saber quién ha sido el culpable?

—Sé que ha sido Ryan 

Iba a seguir hablando, pero entonces vi como todas las miradas de mis amigos bajaron hacia el suelo. Si no había sido Ryan, el último que quedaba en la lista era Santiago, pero ese idiota ni siquiera sería capaz de hacer eso porque su reputación se arruinaría en segundos.

Corazones en llamas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora