Daniela
Por la noche venían Lucas, Nicole, Grace, Mar y Thiago a celebrar mi cumpleaños. Estaba inquieta, pero no era por los nervios sino porque quería solucionar las cosas con Grace, me pasé mucho diciéndole eso y al instante que pronuncié las palabras me arrepentí.
Me puse frente al espejo y me revisé de arriba a abajo, el vestido de color rojo se ajustaba perfectamente a mis curvas. En el instante que sonó el timbre bajé a abrir la puerta y llegaron todos a la vez. Saludé a todos, los abracé y me felicitaron todos menos mi novio.
—¿Por qué te felicitan?
—¡Joder, no puedo creer que me lo preguntes! ¿No te acuerdas de que es mi cumpleaños?
—Felicidades—me felicitó cuando sé lo recordé
—¿Mateo soy tu novia y te olvidas de mi cumpleaños? Eres alucinante
—Por favor no te enfades
—No lo haré porque quiero disfrutar de mi día
Me alejé de él y busqué a Grace, necesitaba hablar con ella y arreglar las cosas. La encontré al lado de mi hermano hablando, me acerqué a ella, pero no notó mi presencia, entonces tuve que interrumpir su charla.
—¿Grace, podemos hablar?—le pregunté
—Sí, vamos a otro lugar—me contestó
—Quería disculparme por echarte en cara el tema de tus padres, no debí hacerlo. De verdad, que me arrepiento mucho por haberte dicho eso
—Daniela, no te preocupes. Yo no debí haber desconfiado de Nicole y no debí decirte lo que tenías que hacer. No te voy a mentir, me dolió lo que dijiste, pero las dos nos equivocamos
—¿Entonces, me perdonas?—le pregunté
—Sí. ¿Tú me perdonas a mí?
—Sí
Después volvimos al salón y hablamos con los demás, jugué con Mar y bailamos. Un rato más tarde nos sentamos en la mesa para cenar. Nos comimos toda la comida, también hablamos y reímos. Más tarde sacaron el pastel y soplé las velas que formaban el número 23. Luego me levanté para ir al lavabo, cuando me lavé las manos me llegó un mensaje anónimo y sin ni siquiera pensarlo abrí el mensaje.
¡Joder! No podía ser verdad, esto debía ser una broma
Amplié la foto y mi corazón se rompió en pedazos, eran mi novio y mi mejor amiga besándose. Esto no me podía estar pasando, debía de estar soñando. Las dos personas en las que más confiaba me apuñalaron por la espalda sin ningún resentimiento.
Entonces recordé la frase del libro que leí ayer y la entendí, pero fui tan ciega que no me di cuenta.
A veces la persona que tú más quieres te puede dañar
Y claro que los quería y por supuesto que me dañaron porque el dolor que sentía en mi corazón era horrible. Me miré al espejo y tenía el maquillaje corrido de haber llorado, entonces me lo retoqué y respiré un par de veces para que no se notara que había llorado, aunque me sintiera muy vulnerable.
Salí del lavabo y fui al salón donde estaban todos, pero claramente no me iba a sentar al lado de ellos. Caminé hacia la mesa y le pregunté a Mar si me dejaba sentarse, entonces la levanté en brazos y después la puse en mi regazo.
—¿Te diste un golpe en la cabeza?—me preguntó Thiago
—Cállate, pesado—le respondí
Desvié la mirada a Lucas que me miraba preocupado y justamente el que se suponía que era mi novio y que me quería, me llamó, pero lo ignoré.
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Corazones en llamas ©
Teen Fiction"A veces el amor y la amistad se cruzan y a alguien le toca sufrir" Daniela Miller y Thiago Walker eran mejores amigos desde pequeños, pero todo eso cambió un día y empezaron a convertirse en dos completos desconocidos hasta el punto de detestarse...