Nuestro Destino Es Estar Juntos (Sesshomaru x Kagome)

Capitulo 34: Sentarse Con Nuestro Pasado

INUYASHA

Por fin lo he encontrado, llevo más de una hora buscando a está criatura en especifico, un ciervo de pelaje dorado, su carne es muy deliciosa, es una criatura qué sabe mantenerse oculto, sus instintos son agudos y muy bueno cómo para evitar a los depredadores, no fue nada fácil aun asi valio la pena si es un regalo para mi Kikyo, llevo un tiempo sin darle regalos, Hiro nos a mantenido ocupado a los dos, Hiro es un pequeño cachorro muy activo y está a unos meses de cumplir el año, Sango y Miroku qué tener un hijo era un gran cambio en nuestras vidas, sin embargo nunca me dijeron qué era un cambio más qué bueno, no se ni cómo explicarlo, ser padre de un pequeño cachorro no tiene con qué compararse, es lo mejor qué me a pasado y estoy muy agradecida con la mujer qué me dio a mi cachorro.

Estoy corriendo por el bosque, sobre mi espalda estoy cargando al ciervo dorado, me estoy dando prisa, está por anochecer quiero llegar con mi familia antes de qué caiga la... Noche... Me detengo en seco, giro la cabeza hacia una dirección especifica, en esa dirección se encuentra el pozo devorador de huesos, me he detenido porque mi nariz a detectado un aroma, un aroma qué llevo tantos años sin poder sentir.
¿No puede ser posible?, debe ser un juego de mi mente, ¿no?, me concentro en el aroma qué está soplando el aire, quiero saber si es realidad o solo una ilusión, mi corazón se está acelerando, algo en mi interior me está diciendo a gritos qué no es una ilusión, sin qué me diera cuenta mis piernas se mueve por su propia cuenta, ya estoy corriendo directamente hacia el pozo devorador de huesos, quiero comprobar con mis propios ojos si es verdad lo qué mi nariz está detectando.

Salgo de entre los árboles, me detengo en seco a pocos metros del pozo devorador de huesos, mis ojos se abren en par en par, por la impresión dejo caer el ciervo dorado al suelo, por un momento siento qué mis piernas se están debilitando, creo qué me están fallando, frente a mi puedo ver el pozo devorador de huesos, sobre el borde está sentada una mujer con un kimono blanco con mariposas amarillas y diseños de lazos rojos, la mujer me está dando la espalda pero el color... Y el largo de su cabello, lo reconozco, intento muevo mis labios para pronunciar su nombre, las palabras no me salen de la boca, se me han quedado atorradas en la garganta, siento un nudo en el estómago y mucha presión sobre mi pecho mientras me voy acercando hacia ella, por accidente termino pisando una pequeña rama, se rompe por la mitad haciendo un pequeño ruido, es ahi cuando aquella mujer se volvea para verme, siento cómo todo mi mundo se sacude por un segundo al ver su rostro.

Kagome: (Sonriendo) Hola Inuyasha a pasado mucho tiempo.

KAGOME

El está aquí, ya no ahi marcha atrás, ya no se puede huir de mi pasado, debo enfrentarlo y sentarme con el por un rato para liberar la carga qué ahi sobre mis hombros y sobre mi corazón, no me levanto, permanezco sentada en la orilla del pozo devorador de huesos, no creo qué sea capaz de estar de pie, tengo la mirada puesta en Inuyasha, puedo ver las pupilas de sus ojos temblando, no me sorprende después de todo el nunca pensé qué nuestros caminos algún día se volverian a cruzar, le dedico una sonrisa mientras el se va acercando, sus pasos son lentos y parece cómo si sus piernas estuvieran pesadas, agacho la mirada por unos segundo para observar la flor roja en mi mano, la coloco detrás de mi oreja para lucirla en mi cabello, luego vuelvo a posar la mirada en el.

Kagome: No soy capaz de leer tu expresión Inuyasha, estás feliz, emocionado, triste... No se, no comprendo el impacto qué a tenido en ti volver a verme.

Inuyasha: (Sin aliento) Kagome... En verdad, ¿eres tú?.

Kagome: Abajo.

El collar alrededor del cuello de Inuyasha resplandece mientras tira del cuello de Inuyasha hacia abajo, su rostro impacta con mucha fuerza contra el suelo, dejando su pequeño hoyo en el suelo, ahora qué lo pienso, ya no vale la pena qué el siga teniendo ese collar alrededor de su cuello, ya no tengo ninguna razón para castigarlo ni derecho para hacerlo, extiendo mi mano y de mi palma aparece una luz sagrada, el collar empieza a resplandecer mientras las perlas del rosario se van desprendiendo, las perlas vuelan directamente hacia mi palma abierta, el rosario se vuelve a formar en mi mano.