Las pasiones son los viajes del corazón

1 0 0
                                    

El título de este apartado es una frase de Paul Morand, un escritor francés cuyo padre se codeaba con grandes exponentes culturales de su época como Mallarmé o el escultor Rodin. Se cuenta que cierta vez en una reunión con gente de alcurnia le preguntaron qué quería hacer de su hijo (Paul) y la respuesta fue "Un hombre feliz". La pasión y la felicidad están muy conectadas. Usted estará satisfecho de hacer bien lo que le piden, pero estará realmente feliz de hacer aquello que lo apasiona, aquello que ama hacer. Cuando Steve Jobs se enteró de que moriría inevitablemente debido al cáncer no se encerró a llorar ni dejó de hacer lo que quería hacer. En el año 2005 dio un discurso en la Universidad de Standford y a propósito de su enfermedad dijo "lo que me hizo seguir adelante fue que yo amaba lo que hacía". Amar la profesión docente no tiene nada que ver con la vocación y toda esa parafernalia que se vende hace siglos para mantener ocupados a los que opinan por opinar. La investigación en ese campo no ha ido más allá de desentrañar la posible vinculación entre las acepciones "vocación docente" y "vocación religiosa" dado que la educación estaba antes en manos de la iglesia para pasar luego a manos del estado. Si eso es de su interés, Juan Tedesco tiene un libro muy corto, en el que resume esas cuestiones, Educación popular hoy. Acá no hablamos de eso. Hablamos de verdaderamente amar lo que se hace. En este momento son las 3 de la mañana, mi esposa duerme, mi bebé duerme y yo estoy frente a una computadora cuya tecla z se perdió y toco directamente la placa del teclado -voy a sacarle ya una foto para mostrársela algún día. Los mosquitos se están haciendo un festín conmigo, aunque la tableta está enchufada, pero, ¿sabe una cosa? Amo escribir, amo hacer esto, amo compartir humildemente aquello que recopilé e investigué para escribir este libro para usted. Ese amor me lleva a apasionarme por lo que hago, esa pasión es la que me hace seguir tipeando como un poseso.

Alejandro Dolina, el conductor del excelente programa radial La venganza será terrible ("para tu hermana", nombre completo del programa según dijo el susodicho en varias oportunidades) dijo una vez que la televisión aburre porque la estupidez aburre. Pensemos la genialidad de esta frase. La estupidez aburre. La palabra estúpido proviene del latín stupidus, del verbo stupere que significa "quedar paralizado", de allí que esté familiarizada con la palabra estupefacto, estupor, etc. Quedar paralizado aburre, claro que sí. Lo único que se opone a esto es la pasión, porque la pasión moviliza, motoriza, brinda el combustible que necesita para que no se estanque en las cosas que no quiere hacer y preste atención a las cosas que sí quiere hacer. Y tampoco es necesario que haga un giro de 180°, recuerde el principio de Pareto. El 20% de sus acciones producen el 80% de los resultados.

Le voy a contar la historia de una pasión. Un pibe muy pobre, hijo de un carpintero, a los 4 ó 5 años de edad dictaminó frente a su madre que quería ser doctor. Luego de terminar su residencia, fue por tres meses a un pueblito de La Pampa a cubrir la ausencia del médico rural. Los 3 meses se convirtieron en 12 años y la suplencia de un médico rural se transformó en un proyecto que llevó a este joven doctor de 27 años a llevar a cabo en una vieja casona, una clínica con 23 camas y 1 sala de cirugía. Organizó charlas y talleres de divulgación de pautas para el cuidado personal y la prevención de enfermedades gracias a lo cual en ese pueblo bajó la tasa de mortalidad infantil, bajaron los casos de desnutrición y también bajo la tasa de infecciones durante el parto. Luego constituyó un banco de sangre de una manera muy peculiar. Como no contaba con las instalaciones para refrigerar y mantener sangre colectada, lo que hizo fue clasificar la sangre de todas las personas del pueblo a los efectos de saber a quién recurrir en caso de alguna emergencia.

Viajó a EEUU para perfeccionarse y en poco tiempo era uno de los hombres notables del Departamento de cirugía torácica de la Cleveland Clinic, en Ohio. En 1967 operó a una mujer empleando una técnica jamás practicada y revolucionó la cardiología para siempre. Esto es porque debido a su éxito, esta técnica salvaría y sigue salvando millones de vidas en todo el mundo y mejorando la calidad de vida de muchos pacientes coronarios. En 1971 decide volver al país para cumplir un sueño y en 1975 crea la Fundación Favaloro, en 1992 crea el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular y luego, en 1998 adquiere el nombre la Universidad Favaloro ¿Y todo esto porque René Favaloro quería hacerse de dinero?, ¿...porque quería ser recordado como un gran hombre de la medicina? Nada más alejado del verdadero motivo del doctor Favaloro. Veamos lo que dice en una carta de renuncia que en 1971 le entregara al doctor Effler, de la Cleveland Clinic, antes de volver a Argentina: "Créame, yo seré el hombre más feliz del mundo si puedo ver en los años por venir una nueva generación de argentinos que trabajen en distintos centros del país resolviendo los problemas a nivel comunitario y dotados de conocimientos médicos de excelencia".

Ahí lo tiene, esa pasión y ese arrojo se debieron a que el excelentísimo doctor Favaloro hacía lo que amaba y su visión era clara. Su felicidad constaba de lograr ese objetivo: vivir esa pasión por poner la medicina al servicio de la humanidad y contagiar esa pasión a otros doctores que lo sobrevivirán. Todavía no llegamos a entender lo gigante que fue este argentino, pero sí cabe resaltar que cuando usted ama lo que hace, solo le espera el mayor de los éxitos. No solo ponga la mente y el cuerpo, y haga como Favaloro, ponga el corazón.

El libro de oro del Docente ¡Conviértase en un docente extraordinario!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora