A los 16 años un muchacho con una gran altura (1,80) soñaba con jugar al basketball. Entrenó día y noche para lograr quedar en el equipo de su escuela que contaba con 15 vacantes. Después de haber dado lo mejor de sí y demostrar grandes aptitudes, solo esperaba encontrarse entre la lista de los 15 seleccionados en una papeleta que habían adherido con cinta en el transparente de la escuela. Comenzó a leerla y luego recordó que los nombres estaban en orden alfabético. Comprobó la lista de nuevo y sintió que el corazón se le apretaba en un puño. Se alejó lo más rápido que pudo y llegó a su casa donde sus padres lo vieron compungido y le preguntaron qué le sucedía. El muchacho no contestó y cuando por fin pudo encerrase en su cuarto, mientras se sacaba las zapatillas comenzó a llorar. Su nombre no figuraba en aquella lista. Quizá pensó en renunciar, eso nunca lo sabremos, sí sabemos que al siguiente día comenzó a entrenar por su propia cuenta, también asistía a los entrenamientos del equipo junior de la escuela donde sí podía jugar. Desarrolló el hábito de ser el primero en llegar y el último en irse. Entrenó hasta el cansancio y cuando pensaba que su cuerpo se iba a quebrar, pensaba en esa lista y seguía entrenando. La historia de sus fracasos fue para él, siempre la historia de su éxito. Logró convertirse en el mejor jugador de la historia en su deporte y también fue elegido como el mejor atleta del siglo XX por ESPN. Se entregó de lleno a su pasión y acumuló poco más de 90 millones de dólares jugando al basketball. Quizá usted haya oído hablar de Michael Jordan. Una vez se le preguntó a Jordan cuál era la clave de su éxito y él contestó "fallé más de 9.000 tiros en toda mi carrera. Perdí casi 300 partidos. 26 veces tuve la oportunidad de hacer un tiro que nos haga ganar el partido... y fallé. Fallé sin parar una y otra vez a lo largo de toda mi vida y esa es la clave de mi éxito". Nuestra vida como docentes, como personas, pareja, amigo, hijo, hermano, madre o padre, está llena de frustraciones y lo estará toda nuestra vida. Podemos elegir hundirnos en esa frustración y permitir que nos paralice, nos ocupe toda la mente e intervenga en nuestro trabajo, en nuestra familia o en nuestra salud... o podemos usar la frustración como combustible para cambiar las cosas que podemos cambiar y aceptar aquellas que no podemos cambiar. Recuerde que usted no existe para complacer a nadie, no se haga cargo de las expectativas de los demás, el único al que rendirá cuentas será a usted mismo y sabrá si da el 100% o solo está dejando pasar el tiempo. Steve Jobs tenía una técnica muy interesante para saber si estaba haciendo lo que quería hacer. Todos los días a la mañana antes de comenzar el día se miraba al espejo y se preguntaba "¿Si hoy fuese el día que voy a morir, haría lo que estoy haciendo de mi vida?" Si su respuesta era "no" durante varios días, se decidía a cambiar algo.
Muchas veces aplazamos proyectos personales por motivos que con el tiempo se nos escapan. En una cena contamos que queríamos hacer tal o cual cosa y cuando nos preguntan por qué no la hicimos, nos quedamos pensando, recordando cuál era el motivo por el que no seguimos ese sueño o proyecto, ¿no le parece raro que olvidemos por qué no lo hicimos, pero nunca olvidemos ese proyecto o sueño? Eso es porque vive en usted, y debe realizarlo cuanto antes, recuerde que debe vivir y disfrutar de su vida como si cada día fuese el último porque un día, sin que usted lo sospeche, lo será. Walt Disney dijo una vez "Pregúntate siempre si lo que estás haciendo hoy te lleva a donde quieres estar mañana". Espero que la lectura, el análisis y la práctica que derive de este libro, lo acerque hoy a donde quiere llegar mañana.
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El libro de oro del Docente ¡Conviértase en un docente extraordinario!
No Ficción¿Te has preguntado alguna vez cómo mantener la atención de tus alumnos o qué hacer cuando parece que nadie valora tu esfuerzo como docente? Usted no está solo. En este libro, lo invito a un viaje donde no solo encontrará respuestas a esas preguntas...