Conócete a ti mismo, decía Sócrates. Para lograr un mejor nivel de compromiso, lo primero que debe hacer es conocer cuál es la medida del mismo. Para lograrlo hay varias maneras, una de ellas, que suele ser muy efectiva, es trazar 3 columnas en una hoja. En la primera columna, elaborar una lista de todas las actividades que realiza durante el día. En la segunda columna escriba cuáles son sus verdaderos objetivos, aquellos con los que está comprometido. En la tercera columna filtre cuáles de las actividades de la primera columna realmente están orientadas a conseguir sus objetivos consignados en la segunda columna. Le voy a dar un ejemplo. Le pedí a un amigo que realice este ejercicio y sin decir su nombre se lo transcribiré para demostrarle algo.
Estas son las actividades que listó en la primera columna: Desayunar -Mirar las noticias-Ir al trabajo (en auto)-Realizar mi trabajo-Volver del trabajo-Cargar combustible (si es necesario)-Pasar por mercado para comprar alimentos- Almorzar- Ver televisión- Dormir la siesta -Merendar- Ir a entrenar (Tae Kwon Do)- Vuelvo del gimnasio -Ceno- Mirar televisión -Dormir
Este es el objetivo que escribió: Participar del torneo de Tae Kwon Do en categoría Lucha y ganar
Finalmente esta es la única actividad del día orientada a cumplir el objetivo: Ir a entrenar (Tae Kwon Do)
¿Se dio cuenta? ¿Está comprometido mi amigo con su objetivo? Cuando usted tiene un objetivo, tiene que preguntarse ¿Qué estoy haciendo para cumplirlo? Realice este ejercicio y recuérdelo a diario, tome la hoja y trate de tener por lo menos un 20% de actividades orientadas a cumplir con su objetivo. Mi amigo listó 16 actividades. Solo 1 de esas actividades está orientada a su objetivo. Solo dedique el 20% de sus actividades. Recuerde a Pareto, el 20% de sus acciones darán el 80% de los resultados.
Anthony Trollope fue un escritor británico del siglo XIX que escribió cerca de 69 libros entre novelas, no ficción, libro de cuentos y obras de teatro de seiscientas o más páginas con una regularidad sorprendente. Tenía un sistema. Se despertaba 3 horas antes de ir a trabajar -era empleado postal-, se lavaba la cara y los dientes, rumiaba un café durante media hora y luego escribía durante dos horas y media. Todos los días. Otras fuentes, como el experto Mason Currey, alegan que Trollope se obligaba a escribir 250 palabras cada 15 minutos. Stephen King declara que escribe 2000 palabras por día, lo que en 90 días le da 180000 palabras, un libro de seiscientas páginas aproximadamente. Él mismo recuerda el caso de John Casey quien escribió cerca de 5000 novelas y en 1935 abandonó su empleo para dedicarse a escribir y ese año publicó 29 libros. Ninguno de estos logros hubiera sido posible sin el compromiso. Aunque no debe olvidar que no puede comprometerse con algo que no le gusta hacer. Ya se sabe la regla, pero no está de más repetirla: busca algo que te guste hacer, luego busca que te paguen por hacerlo. Este libro lo invita a usted a disfrutar de ser docente. Si aplica lo que viene en este libro, será querido por sus alumnos, respetado por sus colegas y sobre todo se sentirá satisfecho consigo mismo, solo dando clases... ¡y le pagarán por hacerlo! No necesito pedirle que se comprometa con la tarea docente, la lectura de este libro para mí ya es prueba suficiente, pero ahora le queda demostrárselo a usted mismo. A partir de mañana u hoy si tiene que dar clases, vaya con algo de lo que se menciona en este libro y haga la prueba, se quedará fascinado con los resultados.
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El libro de oro del Docente ¡Conviértase en un docente extraordinario!
Non-Fiction¿Te has preguntado alguna vez cómo mantener la atención de tus alumnos o qué hacer cuando parece que nadie valora tu esfuerzo como docente? Usted no está solo. En este libro, lo invito a un viaje donde no solo encontrará respuestas a esas preguntas...