Detengámonos en esto: ¿Qué significa trabajar para usted? Cuando Milena exhorta a un estudiante a que no le manche el pantalón, ¿está trabajando? Estrictamente no. Lo lamento, pero no es así y no puedo mentirle. Trabajo será toda actividad o acción que se perfile para conseguir un objetivo laboral. Y toda actividad o acción que no se perfile para conseguir un objetivo laboral, aunque se realice durante el horario laboral y dentro de su lugar de trabajo, no es trabajo, es tiempo muerto. Y aquí es cuando usted se va a comprometer conmigo y con sus estudiantes, pero sobre todo con usted mismo: usted se compromete a activar, siempre que se pueda, los tiempos muertos. Un tiempo muerto es un momento improductivo de un proceso productivo ¿Cuánto tiempo se demoran algunos docentes en empezar la clase, en extenderse en la explicación, en entrar al salón cuando toca el timbre... inclusive en hablar de cosas que no tienen que ver con el espacio? Tenía una profesora en la facultad que parecía que en el final nos iba a tomar examen de lo que ella hacía el fin de semana. No me interesa eso como estudiante o mejor, aunque me llegare a interesar, es algo que produce un doble daño. Por un lado, desvía el sentido de la tarea y por otro lado agrega información que no necesito saber y que me hacen perder el tiempo. No haga perder el tiempo a sus estudiantes.
Vivimos en un mundo que perpetúa la ilusión de un tiempo que se extiende, de una juventud que se extiende, de una formación que se extiende antes de ingresar al mercado laboral... Lo cierto es que la vida humana sigue siendo de la misma duración que hace muchos años atrás y los grandes mecanismos de entretenimiento son eso ¡entretenimiento!, no deje que lo entretengan, tome control de su propio tiempo, ¿escuchó hablar a los alumnos de tal o cual profesor que "nunca para, siempre está haciendo algo, con él no podés descansar un minuto"? Usted debe ser ese profesor. Cuando usted active todos los tiempos muertos de la clase, sus estudiantes tomarán ese ritmo y no solo les estará brindando una educación de calidad, sino que les estará enseñando a aprovechar el tiempo. Les hará un doble bien, organizando sus prioridades y su tiempo, así de sencillo. El principio de Parkinson, estudiado en las más conspicuas y renombradas escuelas de negocios, dice que "el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine". Cuando a usted le dicen que debe entregar un trabajo en una fecha cercana, ¿qué hace para llegar? Descarta muchas actividades que le quitan tiempo porque la presión de entregar ese trabajo lo lleva a tomar decisiones drásticas. Si debe entregar por ejemplo un trabajo práctico para un postítulo y sabe que hacerlo le demandará por lo menos dos horas, es muy probable que no vea ese capítulo de su serie favorita, o no visite la plaza para tomar unos mates. Usted sin saberlo prioriza las actividades que son urgentes y necesarias, y pone en segundo o tercer lugar las menos urgentes y en consecuencia menos importantes o necesarias. Usted dejará de mirar ese capítulo, pero no dejará de ir al baño, ¿verdad? Por eso dice Parkinson que el trabajo se extenderá o expandirá en ese tiempo. El problema radica en que una vez que entregamos ese trabajo, muchas veces volvemos a ese viejo y mal hábito: perder el tiempo. No pierda el tiempo. Recuerda lo que le dije sobre el reloj de arena. Se me ocurre que puede llevarlo al aula y explicarlo. Y cuando esté poniendo ese reloj de arena en su mochila o bolso, ¿entonces usted estará trabajando? Si respondió que sí, creo que usted y yo ya nos estamos entendiendo a la perfección.
Ahora le voy a dar algunas ideas para activar los tiempos muertos en su jornada diaria. Cuando conduzca hacia el trabajo usted no puede decidir que ver, porque no puede apartar los ojos del camino. Tampoco puede decidir qué hacer con las manos o los pies ya que normalmente están involucrados en la conducción. Con las manos se ocupará del volante y la palanca de cambios y con los pies de los pedales del freno, acelerador y embrague ¿Qué nos falta? El oído. A sabiendas de esto, la industria del entretenimiento se inmiscuyó por esa arista y le brindó en el dial un repertorio de programas de radio banales con locutores que tratan temas cuya trivialidad le hará agradable el viaje. El conductor radial dirá "¿Las mujeres deben encargarse siempre de comprar los alimentos o es algo que es indistinto? Ustedes qué opinan del otro lado". Y usted del otro lado opina, o piensa que opina mientras escucha que gente llama a la radio y dicen lo que opinan sobre ese tema. Haga algo por su bien y el de la humanidad: apague eso. No lo escuche. Emplee ese tiempo en resolver esas cosas en su mente con las que se va a enfrentar en el trabajo. O mejor aún, conecte su celular al automóvil y escuche algún audiolibro que lo ayude a desarrollarse personalmente o profesionalmente... o ambos. Para esperar en la fila para pagar, en la fila para sacar plata del cajero, en la sala de espera para que lo atienda su médico, mientras viaja en el colectivo, o tren o lo que fuera piense que ese tiempo no tiene por qué estar perdido. Siempre tenga a mano un cuaderno, algo para escribir y un libro. En caso de que no quiera leer en ese momento, escriba... Escriba qué piensa hacer, cuáles son sus objetivos, qué cumplió, qué le falta hacer... y si está leyendo el libro, apunte qué cosas le parecen interesantes, qué cosas de ese material pueden servir para su clase, etc....
En el aula hay muchos tiempos muertos. Por ejemplo, mientras la preceptora toma asistencia usted puede completar el libro de temas. Mientras los estudiantes realizan una actividad usted puede corregir carpetas. Mientras corrige carpetas puede dispensar actividades a sus alumnos con los libros de texto que estén empleando. Cuando los alumnos aplicados terminen mucho antes que el resto, asígnelos a distintos grupos u otros alumnos para que los ayuden. Usted los estará haciendo sentir importantes y además podrá alcanzar a más personas con sus contenidos. Podríamos seguir muchas páginas, pero para resumirlo es así: usted debe identificar el tiempo muerto, luego pensar qué cosa puede hacer durante ese tiempo y como último paso, hacerlo. Un carácter dinámico le ganarán la admiración de sus estudiantes y no solo eso, los más, tratarán de imitarlo, los menos, tratarán de no quedarse atrás. Sea firme como una roca. Su carácter determina el grado de éxito para influir en los demás. Recuerde, liderar es influir. Y educar es liderar. No cabe dudas a esta altura, de que usted va por el camino de los campeones.
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El libro de oro del Docente ¡Conviértase en un docente extraordinario!
Non-Fiction¿Te has preguntado alguna vez cómo mantener la atención de tus alumnos o qué hacer cuando parece que nadie valora tu esfuerzo como docente? Usted no está solo. En este libro, lo invito a un viaje donde no solo encontrará respuestas a esas preguntas...