Después de leer esto, no se querrá enojar nunca más

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Cuando usted se enoja, su cuerpo y su mente sufren mucho más de lo que cree. El lóbulo frontal derecho se activa y eleva los niveles de dopamina lo cual causa inhibición. Por eso se anima a decir y hacer cosas que generalmente no haría sin medir las consecuencias. Cuando se enoja, el cerebro necesita más oxígeno, por eso la respiración llega a veces a parecer el bufido de un toro. Todas las terminaciones nerviosas se activan y le avisan a nuestro cuerpo que estamos en peligro. Nuestra frecuencia cardíaca se acelera -podríamos hasta sufrir un infarto- y libera una descarga de adrenalina que nos servirían, hipotéticamente para escapar o pelear por nuestra vida. Por último, las células del cuerpo se aceleran tres mil veces más rápido de lo normal envejeciéndonos de manera casi automática. Respire profundamente cuantas veces sea necesario, cuide su cuerpo, no se enoje.

¿Qué relación existe entre sentirse enojado y sentirse ofendido? El mecanismo de la ofensa opera en su mente, el mecanismo del enojo opera en su cuerpo. No están disociados. Al ofenderse, usted debe lidiar con algo que lo hace sentir en peligro. Cuando su cuerpo entiende que está en peligro, pone en marcha distintos procesos para protegerlo, como lo vimos arriba.

El problema es que a usted se le pude pasar el enojo, su frecuencia cardíaca puede volver a su ritmo natural y su cuerpo en general también se normalizará. Pero cuando se siente ofendido, ese sentimiento lo acompañará largo tiempo. Reaparecerá cuando quiera conciliar el sueño, hará su aparición en la conversación con sus allegados, causará problemas con su pareja, y finalmente, si no lo controla, lo enfermará a largo plazo. Mi madre siempre decía, "nunca debemos tomar decisiones estando enojado".

Quizá usted haya escuchado sobre la famosa fórmula de contar hasta 10. Es un fraude. Además, imagine que un estudiante le dice "Me importa una m#&%a su materia y usted es un idiota" y entonces usted comienza a contar "1, 2, 3, 4..." Pensarlo da gracia, imagine si suceda. Sin embargo, contar no es tan mala idea, solo que debe hacerlo mentalmente, mientras inspira y exhala. Así de simple. Inspira lentamente y cuenta 1...2...3, exhala lentamente y cuenta en su mente, siempre en su mente, 1...2...3. El cerebro se oxigena y entiende que no está en peligro, sus músculos dejarán de estar tensos. Mientras tanto, por fuera, usted mantiene su expresión, no se ría... una falta de respeto no es un chiste. Lo que hará será decir la frase "estoy decepcionado". Eso confundirá mucho a su estudiante y, en el mejor de los casos, le hará tomar conciencia de su desacierto ¡Atención! Esto no significa que dejará sin castigar el insulto o la falta. Lo que está haciendo es reafirmar su posición, recomponer su autoridad y dar a entender que además de haber faltado a la norma de la institución, también le ha fallado a usted. Haga que el enojo trabaje para usted. Controle sus emociones, no es fácil, pero la recompensa realmente vale el esfuerzo.

Podríamos seguir páginas y páginas sobre este tema, con técnicas, consejos, etc., pero la idea que debe usted entender se resume a esto: si usted se enoja, enferma su cuerpo y contamina su mente, debe preguntarse, ¿quiero enfermar mi cuerpo?, ¿quiero contaminar mi mente?, ¿quiero dejar que este enojo no me permita disfrutar de mi vida? Es tan sencillo como aquel viejo dicho, el que se enoja, pierde. Y si usted llegó a este libro, de seguro no es un perdedor. Si usted llegó a este libro, es porque quiere aprender y desarrollarse, y esa, mi estimado, es la actitud de un ganador.

El libro de oro del Docente ¡Conviértase en un docente extraordinario!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora