Olor a manzanilla.

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Segundo capítulo del día.

Notas: Loción = Perfume =

Espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo.

Capítulo 21.

 
Jueves por la mañana, Joey sentía que se iba a desmayar, no llevaba ni un día sin el clan Kaiba y sentía que se ahogaba en tanto espacio, como rayos le hacía Mokuba para sobrevivir ahí sin sentir que las paredes podían colapsar en cualquier momento. Se sentó a desayunar y vio tentado su teléfono para marcarle a Seto y ver si ya había llegado, pero al ver la hora supo que ya estaba en su reunión, así que suspiró derrotado y pensó que después le marcaría.

Salió de la mansión a la misma hora que cuando el empresario lo llevaba a la escuela, subió al auto del lado del conductor y notó que el olor a la loción de Kaiba seguía ahí, así que se sintió menos solitario y disfrutó el viaje de ida a su trabajo. Por la tarde cuando llegó a la mansión volvió a sentir que era demasiado grande, comió con mucho esfuerzo, ya que la comida no le entraba y se fue a acostar a su cama, necesitaba relajarse, tampoco habían pasado mil años, solo llevaba un día sin ellos.

Volteó a ver el reloj y vio que apenas eran las 5 de la tarde, sintió de nuevo el vació, pero pensó en hacer algo productivo, tal vez así no sería tan largo el tiempo, después de todo mañana se iría en un vuelo detrás de Seto y Mokuba así que sólo debía resistir ese día, empezó a explorar la mansión y encontró la cocina, ahí el cocinero le informó que había helado de pistache por orden de Mokuba, siempre listo para que comiera cada que lo necesitara. Joey quiso llorar, Duke siempre le prohibía comer dulces bajo la excusa de que se pondría gordo o que se saldrían imperfecciones en la cara, pero su lindo cuñadito velaba que siempre tuviera helado para él así que sonrió y se lo comió con más gusto.

A los cocineros les pidió que le prepararan la cena para comerla ahí, ya que el comedor era demasiado grande para su gusto, además no quería estar solo, aceptaron de buena manera y cachorro cenó lo mejor que pudo para irse a dormir, la noche no fue un problema, ya que una vez dormido se le olvidaba el tiempo, pero ese día por primera vez soñó con Seto, soñó con las vacaciones que habían tenido y en como se habían divertido juntos.










Al despertar sintió sus mejillas mojadas y se recriminó a si mismo, solo era un día por dios, no era posible que lo extrañara por un simple y mugroso día, se apuró a hacer todo lo que tenía que hacer antes de irse y decidió ir en autobús al trabajo, de ahí iría al hangar privado de Kaiba, así que llevar el auto no era necesario. Dio su clase como siempre, salió a la misma hora de siempre, pero a diferencia de otros días sus compañeros de trabajo no le vieron ni el polvo, corrió a toda la velocidad que daban sus piernas, tomó un taxi en la avenida y fue directo al aeropuerto.

En la entrada un hombre lo recibió y le informó que Seto lo había contratado para guiarlo, así que lo llevó hasta el avión y lo acompañó durante todo el vuelo, lo ayudó a llegar a la salida donde lo estaba esperando un carro que lo llevaría con la familia, Joey le agradeció y el hombre confirmó que también lo llevaría de regreso el domingo.

Cuando llegó a Kaiba Land el chofer le informó que Seto estaba en las oficinas centrales, pero le había dicho que si quería podía pasear por el parque, pero a Joey en esos momentos no le importaba el parque, él quería ver a Seto así que agradeció el pase preferencial y solamente entró a buscarlo, literalmente corrió hasta llegar a las oficinas mostró la identificación que le había dado el chofer, la señorita le informó que Seto estaba en una junta, pero saldría pronto.

Ella lo veía con emoción, ya que sabía quien era, era el prometido de su jefe, así que le ofreció agua o comida para hacerlo sentir cómodo, pero Joey declinó todo, sentía que si comía iba a vomitar, mandó un mensaje al celular de Seto y le avisó que había llegado que estaba en recepción, no esperó ni 5 minutos cuando el empresario salió a buscarlo, una vez el cachorro lo tuvo a la vista corrió a abrazarlo, para ambos fue el mejor momento del día, Joey respiró tranquilo el aroma de la ropa de Kaiba y el empresario olfateo la cabeza del cachorro, sintiendo el olor a manzanilla que lo caracterizaba.

La secretaria que había recibido al rubio estaba súper sonrojada porque jamás imaginó que su jefe se portaría tan romántico con su pareja lejos de las cámaras, debía de confesar que ella era de las que creían que era un matrimonio por conveniencia, pero ahora al verlo ahí supo de inmediato que si se amaban.

 
-       ¿Cómo te fue en el vuelo? – le preguntó sin separarse, quería más tiempo así.

-       Fue corto… ¿Por qué rayos construiste esta porquería en una isla lejana en lugar de hacerlo en Domino? – Kaiba se preguntó lo mismo cada segundo después de salir de casa a su viaje de negocios.

-       No lo sé… estupidez del momento – Joey se rio y se quedó abrazado al empresario – no marcaste – le recriminó por no haber recibido ninguna llamada y tampoco ningún mensaje, pensó que lo haría una vez se levantara, pero por más que esperó no recibió nada.

-       Ah es verdad – se medio separó, pero seguían abrazados – es que cuando vi, ya estabas en junta, me puse a trabajar y después decidí dormir para que se pasara más rápido el tiempo, pero la siguiente semana juro marcar… serán 5 días… no solo 1 y medio – ambos sintieron como el estómago se les relajaba.

-       A mi también me ha ido bien, gracias por preguntar – Mokuba fue ignorado olímpicamente por los dos una vez se vieron, no le molestaba incluso estuvo tentado a irse, pero molestarlos era más divertido, ambos se separaron sonrojados y fue cuando Joey también abrazó a Mokuba, no con la misma intensidad que a Seto, pero si lo suficiente para que no se sintiera mal.

 










Ese día Mokuba se zafó del trabajo y llevó a Joey al hotel donde dormiría, como la vez pasada que salieron de vacaciones el menor planeó todo para que durmieran en la misma habitación, Joey no se preocupó como al inicio, de hecho parecía no importarle con quien compartía la alcoba, lo primero que hizo fue cambiarse por algo más cómodo y después tomó una almohada de la cama, la olfateo y sonriendo reconoció el aroma del empresario.

Así que se llevó la almohada a todos lados, al sofá donde veía televisión, al mini bar donde tomó un refresco, en el baño mientras se bañaba, etc. Cuando llegó Seto a la habitación y lo vio sintió un peso enorme en el estómago, de nuevo Mokuba insinuaba que durmieran juntos, iba a matar a su hermano.

 
-       Llegaste – Joey se paró de nuevo y lo abrazó, Seto no se cansaba de esa efusividad y tampoco de la sensación que le provocaba.

-       Sí, mañana procurare terminar temprano para al menos comer juntos o pasear por el parque – sonrió, pero hizo una cara rara al olfatearlo – ¿por qué hueles a rosas?

-       Ah es el shampoo del hotel, como sabía que aquí abría no traje el mío – Seto hizo nota mental para que cambiaran ese asqueroso shampoo, ese olor le quedaba horrible al cachorro y él amaba que oliera a vainilla.

 




Pidieron la cena en el cuarto y Joey veía una película mientras sostenía la almohada con la nariz pegada a ella, Seto veía el objeto con cierto odio, por qué le gustaba tanto esa maldita almohada, no la había soltado en ningún momento desde que había llegado a la habitación, decidió no ponerle atención a la situación y concentrarse en la película, pero era imposible.

 
-       ¿Dónde voy a dormir? – el CEO despertó de su sueño donde destripaba a la almohada y volteó a ver al cachorro.

-       Ah, donde quieras – dijo sin pensar, ya que había olvidado que en el cuarto solo había una cama.

-       Quiero el sofá esta muy cómodo y suavecito, más que la cama – Seto asintió y él se metió al baño para prepararse, olió el baño y estaba ese nefasto olor a rosas, en cualquier otro momento le hubiera dado lo mismo, hasta él se había bañando con esa botellita en varias ocasiones, pero su cachorro no podía oler a eso, no le quedaba y además lo hacía sentir incómodo, como si abrazara a otra persona.

Continuara…

Venganza con V mayúscula. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora