Tira todo lo que quieras.

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Aquí el segundo capítulo.

Espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo.

Capítulo 33.

Duke estaba en su oficina echando pestes durante horas, su compañía apenas y podía mantenerse en pie, desde que Kaiba había ido a amenazarlo todos sus inversionistas habían empezado a quitar su dinero poco a poco, él había logrado invertir de manera prudente en la bolsa y con eso había podido sacar su negocio adelante, pero si seguía así acabaría en la ruina, volvió a golpear el escritorio y maldijo a Kaiba, el muy bastardo lo había jodido de muchas maneras, le había quitado a Joey, lo había vuelto invisible desde que habían anunciado su compromiso y ahora que lo había amenazado no había nadie que quisiera invertir en su empresa, así que pronto lo llevaría a la bancarrota, pero lo que más ardor le daba es que no había movido ni un solo hilo, simplemente con una amenaza lo había jodido hasta la medula.

Empezó a destruir todo lo que estaba en su escritorio y pensó que lo único que lo podía salvar era lograr la empatía del publico, si lograba que empezaran a verlo como algo más que un simple empresario podría lograr que empezaran a comprar acciones de su juego y de esa mantener su empresa a flote en lo que pensaba en como salir de ese problema, pero para eso tendría que salir en los periódicos o redes sociales y en esos momentos Joey era dueño de todo eso, su gentileza, sus acciones y su gran carisma había logrado que todos los medios de comunicación lo amaran y que por el simple hecho de que respirara él fuera el centro de atención de todo.

Volvió a bufar y vio la fotografía de su novia que tenía en su escritorio y sintió rabia, de haber sabido que ella sería solo una carga la hubiera desechado desde el inicio, pero tontamente pensó que al tener una mujer en su vida le haría ver más humano y se llevaría la amabilidad de las personas, pero ahora veía que había cometido un error, debió haberse quedado con Joey desde el inicio, tal vez no era un hombre refinado que pudiera presumir, pero al parecer a las personas amaban las historias de fantasía donde todo terminaba bien. Literalmente Joey era el perro que Kaiba había recogido de la calle y ahora vivían una fantasía de amor perfecto que todo el mundo quería saber el desenlace, lo peor él no podía difamarlos porque Joey se había encargado de que ahora los medios dieran la vida por él, así que a cualquier atentado en su contra estaba seguro que sería descartado de inmediato.

Revisó la bolsa de valores y observó como varios periódicos que habían hablado mal de Joey o de su compromiso con Seto se habían ido a la ruina y ahora no quedaban ni cenizas de lo que habían sido y los periódicos amarillistas que al inicio habían abucheado la relación ahora solo publicaban maravillas sobre la pareja, pero sus finanzas dependían exponencialmente de que siguieran publicando cosas buenas sobre la pareja.

Cerró su computadora y trató de pensar en que más hacer, no podía simplemente rendirse y dejar que esos dos fueran felices, él debía de intervenir y lograr que fueran miserables de alguna manera… pero no había nada que él pudiera decir o hacer que alcanzara a Kaiba o a Joey lo suficiente, como siempre esos dos estaban en la cumbre donde nadie podía tocarlos, nadie podía desafiarlos… como odio siempre eso.

-       Buenas tardes joven Devlin – Pegasus apareció en su oficina y sonrió con amargura, seguramente venía a decirle que no se iba a enemistar con su socio principal y que lo dejaría a la deriva… como había dicho Kaiba “devolverlo al bote de la basura de donde jamás debió de haber salido”.

-       Hola Sr. Pegasus… debo decir que su visita me hace feliz, pero siento que solo me trae malas noticias – se sentó y el peli plateado vio todo lo que estaba roto en el piso, supuso que era parte de enojo por la caída tan épica que estaba sufriendo en la bolsa de valores.

Venganza con V mayúscula. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora