Sin vergüenza.

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Dios me castiga por no haber hecho la confirmación, pero ya ni modo....

Espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo.

Capítulo 37.

 
Joey aprovechó el comentario que había hecho el empresario y lo jaló para acostarlo en el sofá, le empezó a abrir los pantalones, mientras sonreía de manera coqueta, una vez le quitó el cinturón y bajó el cierre no aguantó y empezó a chupar el pene de su novio por encima de la ropa, Seto soltó un gemido de sorpresa, a veces olvidaba que su novio era muy intenso cuando le dabas suficientemente cuerda.

Joey continuó chupando mientras le bajaba mejor el pantalón a Seto, una vez logró dejarlo más destapado se separó y empezó a bajar los interiores, haciendo que saltara el gran falo del empresario, el cachorro sonrió, amaba lo grande que era y a pesar de que aun no se acostumbraba al 100% no podía dejar de estar sobre él. Comenzó a chupar el falo desnudo y Seto sintió otra corriente eléctrica que lo volvió a hacer gemir, sintió como su novio succionaba sus bolas de manera insistente y movía su mano de arriba abajo el castaño tomó la cabeza del rubio y quería separarlo, pero era prácticamente imposible parecía que el rubio estaba pegado a su pene totalmente.

Joey sonrió al ver como el empresario iba a llegar al orgasmo, así que fingiendo que se iba a separar levantó la cabeza y abrió la boca para meter todo en su boca y Seto volvió a gemir al sentir como la boca del cachorro lamía y succionaba todo a su paso además de que bajaba y subía como si su vida dependiera de eso, no aguantó el movimiento y acabó en la boca de su cachorro sacando un sonoro gemido en el proceso, en ese momento pensó que tal vez decirle al cachorro que la puerta era insonora no había sido buena idea.

En lo que se recuperaba, Joey empezó a bajarse el pantalón y sonrió mostrando su lindo cuerpo, su miembro también estaba duro y sacaba mucho líquido pre seminal, así que el rubio lo tomó con sus dedos y lo usó para empezar a preparar su entrada, si no lo hacía bien el enorme miembro de su prometido lo iba a partir a la mitad, Seto vio eso y sonrió de malévolamente, así que tomó la mano del cachorro y no lo dejó prepararse solo, invirtió los papeles en el sofá y chupó sus dedos para empezar a preparar al cachorro, introdujo dedo por dedo poco a poco y mientras los movía en el interior también masturbaba a su pareja y le lamía y chupaba los pezones, Joey apenas y podía controlarse sus gemidos salían como desesperados por su boca y trataba de sujetarse de cualquier lado para soportar las miles de oleadas de electricidad que corría por su cuerpo por todas las sensaciones.

Seto aprovechó que el rubio no sabía ni por donde lo atacaba y sacó sus dedos para entrar en él, Joey sintió el enorme miembro entrar y decidió sostenerse de la espalda de su prometido empezando a arañar la espalda dejando marcas de uñas en todos lados, una vez estuvo a la mitad del camino entró de una sola estocada y el cachorro llegó al orgasmo por la sensación interior y también por que no había dejado de masturbarlo hasta el momento.

Cuando vio al cachorro arquear la espalda por el placer aprovechó y lo tomó de la cintura para sentarlo sobre sus muslos y empezar a impulsarlo hacia arriba y seguir estimulando su punto interior, Joey no supo como controlar tremendo placer que no lo dejaba pensar claro, sintió como de nuevo se vaciaba y que su cuerpo le fallaba, pero Seto lo volvió a sujetar y lo pegaba a su pecho, así que sintió los dientes de Joey sobre su cuello mordiéndolo por el placer que no había permitido que dejara de sentir, así que aprovecho para apretar su cintura para pegarlo más a su cintura y empujar más rápido y más profundo, Joey entonces notó que iba a llegar al orgasmo, pero era diferente a cualquier otro que hubiera sentido.

-       Espera… Seto – dijo mientras trataba de controlarse – no, si sigues así yo… - ya no pudo decir más, ya que el empresario empezó a masturbarlo y sus palabras se volvieron gemidos, que después lo convirtieron en un squirt que hizo que el cachorro soltara un sonoro gemido que hizo que también Seto se corriera en el interior del cachorro.

 
Ambos acabaron recostados en el sofá tratando de recuperarse por la reciente actividad, ese encuentro había sido mejor de lo que esperaban, Joey no había dejado de temblar desde que había llegado al orgasmo y sentía sus piernas como gelatina, al abrir los ojos solo veía estrellitas en el techo y en su cabeza solo se repetía el nombre de su prometido una y otra vez, era como si se quedara grabado para siempre ahí.

 











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-       ¿Cómo que no puedo pasar? – Mokuba estaba afuera de la oficina de su hermano, había tratado por dos horas de localizarlo y siempre lo mandaba a buzón, sus asistentes le decían que seguía ocupado y no le contestaba el número privado que usaban entre ellos.

-       El señor Kaiba esta ocupado – decía nerviosa una de ellas.

-       Dijo que no dejáramos entrar a nadie – mencionó la otra mientras ambas tapaban la puerta con mucha exageración a palabras de Mokuba.

-       No hay nadie más importante que yo – dijo muy seguro de si mismo y las asistentes seguían pensando en como decirle que su jefe no había salido por estar con su prometido.

-       Joven Mokuba, por favor no lo haga difícil – decían las chicas, entonces sin esperarlo, se abrieron las puertas de la oficina del empresario el cual salía con su cachorro en brazos mientras lo había tapado con su propia gabardina sin dejarlo a la vista de nadie.

-       ¿Se puede saber que es este escandalo? – vio a su hermano y a sus secretarias peleando en la entrada y pensó que seguramente por andar distraído con el cachorro había ignorado a su hermano – lo siento Mokuba, subiré en un momento, debo ayudar a Joey a llegar al estacionamiento – dijo mientras le ordenaba a la inteligencia artificial que mantenía vigilada su empresa que le abriera el elevador y lo llevara directo al estacionamiento.

-       ¿Qué le pasó? – preguntó preocupado, pero su hermano no lo dejó seguirlo, ver a Joey en esos momentos no era apropiado para un niño de su edad, el pobre ni en pie podía mantenerse, le temblaban las piernas y sus ojos parecían perdidos en el limbo.

-       Nada, te explico después – cerró la puerta del elevador y el pelinegro quedó impactado, las secretarias se imaginaban que había pasado ahí dentro, pero jamás pensaron que el pobre rubio no pudiera caminar después. Ahora entendían que su jefe no solo no tenía empatía por otro ser humano que no fuera de su familia, sino tampoco tenía vergüenza de hacer tremenda escena en su propia compañía, eso era tener poder absoluto.

Continuara…

Venganza con V mayúscula. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora