Nuestro primer beso.

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Aquí el siguiente capítulo de la semana.

Espero que disfruten en leerlo como yo al escribirlo.


Capítulo 27.

Seto estaba en su oficina terminando todo lo que necesitaba para no tener que volver hasta la siguiente semana a la empresa, quería trabajar lo más posible en la mansión aprovechando que el cachorro había actuado de manera tan impulsiva, sonrió al recordar como le había valido que Pegasus estuviera presente y corrió a saltar sobre él, al recordar esa escena sintió que de nuevo le ardía el estómago, recordando que tal vez debería ir al médico pronto si seguía así.

Recordó los días en Kaiba Land cuando la noticia del embarazo de Joey y su infidelidad corrió como fuego por todos lados, como el cachorro aun estaba enfermo le dijo que durmiera en la cama que había en la habitación mientras él dormía en el sofá, pero Joey le dijo que no lo iba a mandar al sofá ya que él estaba trabajando y necesitaba descansar bien, así que le dijo que compartieran la cama y cada quien se quedaría en su propio rinconcito.

Esa noche en algún momento se empezaron a buscar mutuamente y despertaron con los saltos de Mokuba, pero también dándose cuenta que estaban abrazados, al día siguiente Seto volvió a ceder la cama, pero le dijo que si debía de dormir en la sala, pero Joey volvió a insistir que a él no le molestaba compartir el espacio al menos en lo que duraba su estancia, así que de nuevo volvieron a dormir juntos y a la mañana siguiente de nuevo se dieron a dar cuenta que amanecían abrazados.

El tercer día Joey le dijo que no se fijara en como amanecían y simplemente descansaran, así que se acostaron y sin que aun terminaran dormidos Joey se recostó sobre su pecho y se quedó dormido, Seto casi muere de un infarto al sentir al cachorro sobre él, pero el aroma a manzanilla y el calor del rubio lo durmieron de inmediato.

Para el cuarto día Seto se dedicó a trabajar como poseído para poder llegar temprano a su habitación, quería volver a dormir cómodo como la vez pasada y a pesar de que hizo lo imposible por hacerlo cuando llegó el cachorro ya estaba dormido, así que rápidamente se cambio y se acostó en la cama, tratando de no despertar al rubio empezó a acomodarlo sobre él y lo abrazó por los hombros, sintiendo de nuevo como todo el cansancio y el estrés se iban muy lejos.

Sonrió de nuevo al recordar esas noches y pensó de inmediato en que hoy le pediría al cachorro que se quedara con él, necesitaba recobrar toda la energía de no dormir bien desde el lunes, así que más decidido que antes trabajó lo más rápido posible, el hecho de quedarse hasta tarde en la cama dependía de eso.

 




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Joey estaba en la mansión con Mokuba, aun no le contaba lo que había pasado en la oficina de su hermano y solamente estaba picando su comida esperando a que el CEO llegara a la mansión, le había prometido que llegaría temprano, así que no quería cenar sin él, justo cuando Mokuba iba a hablar se escuchó la puerta y el rubio no esperó ni medio segundo cuando salió corriendo a la puerta y le saltó encima al castaño que también iba caminando a gran velocidad a al comedor.

Mokuba no entendió que había pasado, ya que si bien si eran “cariñosos” nunca había pasado eso, sonrojado no supo si irse y dejarlos solos o quedarse a molestarlos, no terminó de decidir cuando su hermano entró con Joey en brazos y lo dejó en su silla.

Los vio comiendo y conviviendo normalmente en la mesa como si la reciente escena fuera de lo más normal del mundo, pero Mokuba podía ver la alegría de su cuñado, casi podía verlo mover su cola de perro detrás de él y su hermano tenía una mirada que jamás le había visto, era una combinación entre felicidad, desesperación y cariño, él se quedó callado y observó la escena en silencio sin querer interrumpir.

Venganza con V mayúscula. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora