Banana

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—No estás escribiendo una carta hoy —notó Changbin.

Hyunjin clavó las uñas en sus propios bíceps. Negó con la cabeza.

—Creo que envié la última esta mañana —dijo.

Apretó los ojos, pero no logró relajar la tensión entre sus cejas.

— ¿Pasó algo con el chico de los muffins?

Hyunjin separó los labios para hablar y confirmarlo, pero volvió a cerrarlos. Clavó las uñas en su piel con más fuerza.

¿Chico? —preguntó.

La pintura sobre el atril frente a él estaba mal; demasiado desprolija, demasiado afectada por sentimientos que no debían haber salido a la superficie. Todos los demás estaban trabajando en las suyas pero Hyunjin no lograba concentrarse.

—Hyunjin... —Changbin tocó el hombro de Hyunjin con más delicadeza de la que sus brazos grandes parecían capaces—. ¿No sos gay? —susurró, su voz tan amable como su caricia.

— ¿Gay? —Hyunjin habló con un hilo de voz—. N-no.

— ¿No?

—No.

—Hyunjin... —Changbin insistió, hasta que Hyunjin finalmente volteó a mirarlo. Preguntó algo que dio el último golpe en la grieta que Hyunjin tenía en el pecho, para terminar de abrirlo al medio y hacerlo sangrar—. ¿Estás seguro?

Hyunjin miró sus propios pies; sus zapatillas gastadas, sus cordones rotos, la fila de estrellas que había dibujado con lapicera en el interior de la suela. No podía sostener la mirada de los ojos sinceros de Changbin, ni podía mirar la pintura que había empezado porque reflejaba partes de sí mismo que prefería seguir ignorando.

—Nunca lo había pensado —susurró.

—No te preocupes —dijo Changbin, presionando donde todavía tenía sus dedos apoyados sobre el hombro de Hyunjin—. No tenés que hacerlo.

— ¿Podés guardar un secreto? —Hyunjin preguntó, esperando poder confiar en la única persona aparte de Felix con la que hablaba últimamente.

—Vamos afuera.

Hyunjin no se molestó en levantar sus cosas ni en avisarle a la profesora que iban a salir. Siguió a Changbin hasta el comedor donde compró una bolsita de chips de banana, y caminaron lentamente por el patio.

Cuando Changbin le ofreció chips y le preguntó por su secreto, Hyunjin confesó que era bailarín y agarró un puñado. Comió uno detrás del otro hasta que volvió a tener las manos vacías.

— ¿Parezco gay? —preguntó, aunque no estaba seguro de querer saber la respuesta. Changbin se encogió de hombros.

—Siempre pensé que lo eras —contestó—. Incluso antes de saber que bailabas el caño.

—Eso no tiene nada que ver con ser gay —Hyunjin discutió—. Veo chicas desnudas todo el tiempo.

— ¿Y tenés sexo con ellas?

—No. Pero eso tampoco tiene nada que ver con ser gay.

Hyunjin se robó otro chip de banana y lo comió a mordisquitos. Changbin no intentó hacerlo cambiar de opinión.

— ¿Qué pasó con Felix? —quiso saber Changbin cuando dieron la vuelta para regresar al edificio.

—Felix no es un chico.

—Si me decís que es una chica no te voy a creer —Changbin se burló, sacándole una sonrisa.

—No es una chica, tampoco.

—Es... ¿Existe? —Changbin fingió preocuparse por la cordura de Hyunjin, que sonrió de nuevo.

—Sí. Es Felix.

—Solo Felix.

—Sí —dijo Hyunjin, entrando al edificio detrás de Changbin y volviéndose a ubicar a su lado para tomar uno de los últimos chips de la bolsa—. Pero no entiendo.

— ¿Qué es lo que no entendés?

—No entiendo. —Hyunjin habló con la boca llena y la terquedad se filtró en su tono—. No es ni un chico ni una chica. Pero... tiene que ser algo. Tiene que ser algo, ¿no?

Changbin sacudió la cabeza.

—No. Y no es tu trabajo definirlo. —Echó la cabeza hacia atrás y sacudió la bolsa de chips vacía sobre su boca para que cayeran los últimos trocitos.

— ¿Y qué hago?

— ¿Por qué no le preguntás? —Changbin miró a Hyunjin con lástima—. Felix es el único que puede decirte lo que esas categorías significan para él. Además... —Dio mordisquitos en su labio, pensando—. Oh. Mirá.

Changbin señaló al frente con un movimiento discreto de la cabeza. Una pareja de chicos venía caminando por el pasillo en la dirección contraria. Uno de ellos apretaba el puño alrededor de la remera del otro y susurraba algo en su oído, y el otro rodeaba sus hombros con un brazo y lo acariciaba, escuchándolo.

Eran lindos, y se veían cómodos el uno con el otro, como si compartieran algo que nadie más tenía derecho a tocar, alguna clase de amor que habían inventado solo para ellos. Un refugio.

Luego ambos levantaron la vista al mismo tiempo y notaron que Hyunjin y Changbin se habían quedado mirándolos, y rompieron el abrazo. Ninguno de los cuatro habló cuando se cruzaron.

— ¿Viste? —Changbin susurró cuando se alejaron lo suficiente— Se pusieron super tensos cuando se dieron cuenta de que estábamos en frente.

—No entiendo qué me estás queriendo decir —se quejó Hyunjin, frotándose los ojos con los nudillos y acomodando dos mechones de pelo detrás de las orejas. Se cruzó de brazos.

—Quiero decir... La vida se pone incómoda cuando la gente alrededor tuyo no deja de juzgarte. Creen que deberías ser algo y si no lo sos... —Changbin suspiró. No necesitaba terminar de explicarlo; Hyunjin lo entendía—. Hyunjin... Podés complicar todo tratando de entender a Felix... o podés elegir amar.

Bubblegum [Hyunlix] 🧁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora