Gomitas 2

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—Perdón... —dijo Hyunjin, recostándose sobre su estómago, acariciando sus costillas con ternura— Perdón por no sacarte de ahí antes.

—Está bien... Me salvaste.

Felix acarició su espalda y Hyunjin levantó la vista para mirarlo a los ojos. Las sábanas filtraban la luz del velador, pero era suficiente para que Felix pudiera ver sus ojitos apenados, el arrepentimiento en los dientes redonditos que mordían su labio, el enojo en la línea de sus hombros.

— ¿Siempre fue así?

Felix asintió contra la almohada, ositos de gomita deslizándose sobre la funda blanca. Sostuvo la mano de Hyunjin en la suya y besó sus dedos antes de apoyarlas sobre su pecho.

—No entiendo por qué sigue llamándome una vez al año cuando podría... olvidarse de mí.

—Nadie podría olvidarse de vos.

Hyunjin estaba mintiendo; su mamá se había olvidado de él y Felix había pasado años convenciéndose a sí mismo de que lo habían creado en un laboratorio.

—Azúcar, flores y muchos colores —murmuró.

— ¿Qué? —Hyunjin rió. Frotó su pierna calentita entre las de Felix, haciéndolo estremecer.

— ¿De verdad querés tener una galería de arte?

—No lo había pensado —Hyunjin confesó, girando la cara para besar su pancita—. Se me ocurrió en el momento.

—Es una buena idea.

Felix se sobresaltó cuando Hyunjin pegó un mordisquito en su ombligo. Cuando Hyunjin volvió a levantar la vista, estaba sosteniendo un osito de gomita entre los dientes. Se inclinó para besarlo y Felix separó los labios, recibió la gomita que Hyunjin empujó con la lengua dentro de su boca.

— ¿De verdad besaste a Sungie? —Hyunjin preguntó, viendo a Felix masticar. Felix asintió con timidez.

—Sungie fue mi primer beso —susurró.

— ¿Solo el primero? —Hyunjin sonrió de lado como si sospechara que Felix no estaba contando la historia completa.

—Sungie fue todos mis besos... —Felix desvió la mirada, el calor subiendo por su rostro.

— ¿Eran pareja?

—Todo el mundo piensa eso, pero siempre fuimos amigos. —Felix acarició el pelo cortito en la nuca de Hyunjin, que cerró los ojitos y suspiró como si lo estuviera disfrutando—. Ya no lo hacemos, pero antes sí, todo el tiempo. Era una forma de demostrarnos amor.

Hyunjin miró su boca. Le dió un beso y sonrió de lado, pero esta vez Felix no pudo adivinar qué estaba pensando. Tal vez lo afortunado que era de no tener que compartir a Felix con nadie más. En su lugar, Felix habría pensado eso.

Hyunjin le dió otro besito antes de presionar un osito contra sus labios, y Felix le arrancó la cabecita con los dientes para que Hyunjin comiera la otra mitad.

—Ya no lo hacen... ¿por mí? —Hyunjin preguntó. Felix negó con la cabeza.

—No lo hacemos desde que se enamoró de Minho, pero...

Hyunjin atrapó sus muñecas contra la cama. Felix dejó caer la cabeza hacia atrás sobre la almohada. Las estrellas brillando en el techo del castillito, la humedad de la lluvia envolviéndolos. Su respiración se aceleró, su corazón latiendo con fuerza bajo los labios de Hyunjin, devolviendo los besitos que Hyunjin dejaba en su cuello y en su pecho.

— ...ahora entiendo cómo se siente. No quiero besar a nadie más que a vos.

Atrapó a Hyunjin rodeando su cintura con las piernas y tiró de él para volver a besarlo. El cuerpo de Hyunjin sobre ella, otro castillito en el que podría vivir para siempre. Arqueó la espalda tratando de sentirlo más cerca, persiguiendo la piel suavecita de Hyunjin con todo su cuerpo.

Bubblegum [Hyunlix] 🧁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora