Jengibre 2

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— ¿Te gusta tu trabajo? —Felix preguntó, porque Hyunjin no iba a decir nada más.

—Sí... Me gusta bailar, pero me pagan muy poco. —Hyunjin se llevó las manos de ambos a la boca de nuevo, pero no las besó, presionó sus propios labios con la punta de sus dedos en el gesto que hacía cuando estaba pensando—. A veces... —Felix sintió su aliento cálido sobre los nudillos cuando Hyunjin siguió hablando—. A veces tengo que elegir entre comer y comprar materiales para las clases... y elijo comprar materiales.

Felix dejó las tazas de ambos en el piso del baño y se acomodó para abrazarlo. Quería regalarle el mundo. Quería comprar un castillo, llenarlo de todas las cosas que ambos amaban y guardar a Hyunjin ahí. Quería decorar su pelo con una corona de estrellas y ver a Hyunjin pintar flores y frutas sobre las paredes; saturar la heladera de postre y dormir todas las noches sobre un colchón de jazmines, calentitos.

Besó el cuello de Hyunjin dejando un suspiro sobre su piel húmeda. Hyunjin se estremeció; se hundió un poco más en el agua, su espalda resbalando sobre el pecho de Felix.

—Cuando recién empezábamos a mandarnos cartas... —Hyunjin bajó aún más la voz—. Unas mujeres vinieron al bar y me ofrecieron pagarme por... por mi cuerpo, supongo. —Acarició las rodillas de Felix debajo del agua, pensando—. Una hora. Era suficiente plata para ponerme al día con la deuda.

— ¿No aceptaste? —Felix susurró. Hyunjin negó con la cabeza.

—No, porque... no podía dejar de pensar en vos.

Felix se incorporó. Sostuvo los hombros de Hyunjin tratando de mirarlo a la cara.

—No, Hyunjin. —Sacudió la cabeza—. Yo no te pediría que rechaces algo así.

Hyunjin se acomodó de costado, su rostro en el cuello de Felix, su cadera entre sus piernas, y respiró.

—No era una cuestión de compromiso... —dijo. El movimiento nervioso de sus manos bajo el agua creaba ondas que sacudían las burbujas hasta hacerlas desaparecer.

Felix pensó en sus piernas sobre las de Hyunjin debajo del agua, sus manos sobre su cintura, sus brazos rodeando su torso como si Hyunjin le perteneciera. Sus labios húmedos sobre la frente de Hyunjin, el vapor de lavanda que respiraban juntos, el sabor del jengibre en los labios de ambos.

—No podía dejar que me toque nadie más —Hyunjin susurró.

Felix podía sentir la mirada de Hyunjin sobre su rostro, pero no se animaba a devolverla. Las lágrimas cayeron abriéndose lugar entre la espuma; de Hyunjin o Felix, eran las mismas lágrimas.

El cuerpo de Hyunjin solo podía ser tocado con amor.

— ¿Querés seguir yendo? —preguntó. Hyunjin negó con la cabeza.

—No, quiero dejarlo —contestó. La piel de Felix se erizó cuando Hyunjin acarició su brazo. La temperatura del agua había bajado y el vapor en el aire empezaba a despejarse—. Estaba esperando a terminar la universidad para buscar algo mejor.

— ¿Me dejás ayudarte? —Felix cargó espuma en una mano y la esparció sobre el pecho de Hyunjin, lavándolo. Hyunjin asintió con la cabeza.

Se quedaron en la bañera hasta que las yemas de sus dedos se arrugaron. Hyunjin apenas podía mantener los ojos abiertos. Felix lavó su pelo y lo ayudó a secarse cuando salieron del agua.

Le prestó un nuevo bóxer y otra de sus remeras y se encargó de ponerlo cómodo en la cama, cubriéndolo hasta los cachetes con las mantas y cerrando la ventana para que no le diera el sol. No tenía sueño, pero Hyunjin le pidió que se acostara con él y Felix no pudo negarse.

Bubblegum [Hyunlix] 🧁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora