Tiramisú

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El auto estaba lleno de gente que Jisung amaba... y Hyunjin. Pero Hyunjin amaba a Felix y eso era suficiente para que Jisung lo aceptara en su vida.

— ¿Qué sigue? —preguntó Minho a su lado, con una mano sobre el volante, las mangas de su camisa blanca dobladas hasta los codos, desviando la mirada de la ruta por un segundo para mirarlo.

Las cosas habían cambiado mucho desde que Jisung y Minho habían estabilizado su relación unas cuantas semanas atrás. Jisung había ido corriendo a contarle las noticias a Felix, que le dijo que debería invitar a Minho a cenar para conocerlo formalmente, lo que llevó de alguna manera a establecer la costumbre de almorzar todos juntos los domingos. Minho, porque valoraba la rutina, todos los sábados le escribía a Hyunjin para confirmar los planes del día siguiente.

La otra razón, la que Minho no iba a admitir, era que los cuatro se habían hecho amigos.

—Hmm... —Jisung acomodó la revista de crucigramas sobre su regazo—. "Sabor de la comida."

— ¡Dulce! —Felix gritó desde el asiento de atrás, mirando con cariño la fuente de tiramisú que llevaba a upa. Hyunjin rió a su lado.

— ¿Cuántas letras? —quiso saber Minho, porque se tomaba el juego muy en serio.

—Cinco.

— ¡Dulce!

—Realmente podría ser dulce —opinó Hyunjin, acariciando la rodilla de Felix por encima de la pollera de su vestido rosa.

Era Minho el que se había ofrecido a llevarlos a la casa del padre de Felix a pesar de que eso supuso cancelar sus propios planes con la gente de la editorial. Jisung se alegraba de pasar una fecha importante con las personas que más quería. Estaba aprendiendo a interpretar la tensión en los labios de Minho y las arruguitas en las esquinas de sus ojos y la forma en la que desviaba la mirada o apretaba los dedos alrededor del volante como emociones, y por eso sabía que Minho también estaba feliz de haber venido.

—Pasemos a otra —Jisung decidió—. Oh, esta es para Minho: "estás en ella a partir de los treinta" —leyó. Minho hizo un sonido de pensar mientras miraba por el espejito retrovisor para confirmar que podía cambiarse de carril, y la parejita de atrás estaba en su mundo. Jisung se contestó a sí mismo—: Vejez.

—Eu. —Minho lo retó con un golpecito en el hombro y lo miró mal antes de volver a enfocarse en el camino—. Debe ser treintena.

Jisung contó los espacios. Necesitaban algo con lo que entretenerse porque no había en el paisaje mucho más que filas de árboles y algún que otro pájaro más grande de lo normal. Todo el mundo debía estar ya instalado en casa para pasar la noche con su familia, así que la ruta estaba bastante tranquila. De vez en cuando, se cruzaban algún auto al que Minho adelantaba como hacía todo: eficientemente y con un aire experto, como si fuera algo que aprendió veinte años atrás, y... algunas cosas probablemente lo eran.

La palabra era treintena, pero Jisung lo dejó pasar.

—La siguiente. "Que causa terror". —Esa era fácil—. Ah, Minho cuando está enojado —dijo, y dio golpecitos en su mentón con la lapicera, fingiendo confusión—: ¿Por qué faltan espacios?

—Terrorífico —Minho resopló, pero estaba sonriendo.

Minho acarició su pelo. Jisung le devolvió la sonrisa.

Dirigió una mirada al asiento de atrás, donde Felix ponía cara de sorpresa por algo que Hyunjin le estaba contando, y se preguntó si Felix se sentía igual que él: como si hubiera perdido una parte de sí mismo cuando le entregó las manitos de Felix a alguien más. Supuso que quebrarse en pedazos y perderlos en el camino era parte de crecer.

Bubblegum [Hyunlix] 🧁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora