Chupetines

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Hyunjin se sentó en el piso de su aula, debajo del cuadro que él mismo había pintado. Escondió el rostro en las rodillas y respiró un instante.

Se preguntó si a Felix le gustaría su pintura. De cerca no parecían más que manchas desordenadas, pero cuando uno se paraba a mirarla de lejos podía ver la ventana abierta de una casa tomando forma entre los colores. Tal vez Felix le preguntaría de qué casa se trataba, qué clase de paisaje se podía ver en el horizonte o a qué hora del día le pegaba de lleno el sol.

Felix lo estaba esperando.

Hyunjin se preguntó por qué no podía ir a buscarlo. Por qué tenía tanto miedo.

Un grupo de estudiantes que parecía de primer año entró al salón y se puso a observar las obras en exposición, y Hyunjin se preguntó qué haría si fuera Felix quien cruzara la puerta. En este estado, no podía hacer nada; esa era la única respuesta que tenía.

Hyunjin se puso de pie y se limpió las manos en la tela gastada de su pantalón. Se sentiría mucho más seguro de sí mismo si hubiera hecho un esfuerzo arreglándose antes de venir. Debería haberse atrasado con el alquiler un par de semanas más para comprar algo de ropa nueva.

Se inclinó sobre la pared y suspiró, intentando relajar la tensión en sus hombros.

Felix no lo había tratado distinto después de verlo bailar. Lo había visto exhibir su cuerpo y sacudir la cola contra el caño y lamer su propio sudor, y lo había aceptado. Felix lo iba a querer aunque estuviera feo, ¿no?

—Sonreí. —Changbin levantó la cámara de fotos e hizo foco en Hyunjin. Hyunjin lo miró mal, estirando una mano frente a su rostro en un intento por cubrirse de la cámara—. Eh, si no vas a salir lindo, no salgas.

Hyunjin se hizo a un costado para que Changbin pudiera sacarle una foto a los cuadros expuestos en la pared.

— ¿Y el chico de los muffins? —Changbin preguntó, mirando las fotos en la pantallita.

—Todavía no fui a buscarlo —Hyunjin murmuró, avergonzado de su propia actitud.

— ¡Ah, no! —Changbin se llevó las manos a las caderas y lo miró con el ceño fruncido—. No podés ser más ridículo. ¿Qué estás haciendo, encerrado acá, esperando a qué? ¿A que venga ella a buscarte porque vos no te animás? Por favor, Hyunjin. —Changbin sacudió la cabeza. Hyunjin metió las manos en los bolsillos y se hizo chiquito—. Recapacitá.

—Es que... —Hyunjin intentó discutir.

—Una hora. —Changbin lo interrumpió, agitando un dedo frente a Hyunjin—. Queda una hora para que empecemos a desarmar y cerremos todo. ¿Cuánto tiempo más querés perder?

— ¡Chupetines! —alguien gritó afuera.

Hyunjin se acercó a la puerta a mirar de dónde venía el ruido. Felix se alejaba caminando por el pasillo, levantando las manos en el aire.

— ¿Cuál vas a querer? —le preguntaba el amigo.

— ¡Uno de cada color! —Felix contestaba.

—No, tenés que elegir uno.

Changbin lo empujó para sacarlo del aula y Hyunjin se tropezó en el medio del pasillo. Felix siguió caminando en dirección a la salida, sin darse cuenta. Hyunjin miró a Changbin aterrado, pidiéndole con la mirada que lo rescatara, pero Changbin se acercó para empujarlo de nuevo.

—No seas cagón, Hwang Hyunjin —dijo, y tuvo que empujarlo una tercera vez para que Hyunjin recordara cómo caminar.

Hyunjin siguió a Felix manteniendo la distancia, fuera del edificio y a través del patio. Felix prácticamente pegaba saltitos para avanzar y su pelo de pollito se balanceaba con cada paso que daba, su falda bailando por encima de sus rodillas.

Bubblegum [Hyunlix] 🧁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora